Datos de “Bullying Sin Fronteras”

Acoso escolar: México ocupa un triste segundo lugar en el mundo

Un estudio reporta que hubo 280.000 casos en 2024. Según el mismo trabajo, España encabeza la lista, con 8 casos cada 10 estudiantes.

Fuente: IntraMed

Niñas, niños y adolescentes que sufren acoso escolar sufren muchísimo psicológicamente. De acuerdo con datos de “Bullying Sin Fronteras” ONG Internacional, esas prácticas "son causantes directas de más de 200 mil muertes al año por homicidio o inducción al suicidio" en el mundo.

Concretamente en México, 7 de cada 10 niños, niñas y adolescente lo sufren a diario, ya “en directo”, dentro y/o en los alrededores de la escuela, ya vía redes sociales, agrega el informe. Así y todo, la situación está mejor que hace cuatro años: cifras recogidas por la misma ONG entre enero de 2020 y diciembre de 2021 indicaban que en México se vivía la peor situación del mundo: eran 180.000 casos graves de bullying y ciberbullying. Lo seguían Estados Unidos y China.

Con estos últimos datos una experta de la Universidad Autónoma de México (UNAM) señalaba: “El acoso escolar tiene raíces en este ambiente que vivimos, en una sociedad violenta en donde la muerte, el balazo y los jalones de cabello se presentan a diario”. “En el pasado, esta práctica concluía junto con las clases, pero ahora, debido a las redes sociodigitales, prosigue, se hace grande y llena de angustia la vida de la víctima. El anonimato, las redes, la rapidez con que ocurre, ayudan a su crecimiento”, añadía. Se trata de Nelia Tello Peón, profesora titular de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, y coordinadora del Seminario Universitario Interdisciplinario sobre Violencia Escolar de esa universidad; las cifras eran las de los años más duros del sacudión mundial por Covid-19, y proponía ese dato como hipótesis sobre la causa del crecimiento “explosivo” de este fenómeno: “Tengo el supuesto de que los dos años de socialización que nos ‘comió’ la pandemia han agudizado el bullying, porque en ese tiempo no se desarrollaron habilidades sociales y emocionales, las que nos permiten interrelacionarnos con el otro de manera más igualitaria y solidaria”, señalaba en una nota publicada en el portal del UNAM.

Hablaba desde su praxis y desde sus publicaciones. Ya en 2016, señalaba: “Hablaremos de la violencia escolar, principalmente de la que protagonizan los estudiantes, pero relacionándola con la violencia estructural, institucional y familiar. Nos referiremos a la desigualdad y a la impunidad como dos situaciones macro que, desde nuestro punto de vista, inciden en la violencia escolar en México. El sello más longevo, permanente y fundamental que marca a la sociedad mexicana y le da su textura es el de la desigualdad”, plantea en su artículo “La violencia escolar como forma de convivencia de una sociedad”, y agrega: “En cualquier nivel la desigualdad, como estructura social, nos determina, nos constituimos en ella, nos acostumbramos tanto a ella que incluso nos pasa inadvertida, como si no tuviera nada que ver con nosotros. (…) Al ser impuesta, la desigualdad es una violencia no reconocida, reproducida en nuestra cotidianidad y que genera una dinámica relacional de dominio y sumisión aceptada culturalmente como algo dado. La desigualdad opera a través de la exclusión y en ella reproducimos el mundo en el que vivimos”.

Este es el panorama macro que describe para su país, y desde allí analiza el problema del acoso: “Estamos ante un problema fuerte que está en todos lados, que no es de ahora, y que debemos revertir. Para erradicarlo se necesita cambiar comportamientos, la forma como nos relacionamos con los otros”. Y no hay soluciones mágicas, señala, y advierte que es urgente aprender a construir sociedades en la convivencia. “En vez de usar mi fuerza con el fin de destruirte, debo utilizarla para construir junto contigo; pero entonces tengo que aceptar que eres diferente a mí, que tus expresiones y tu fortaleza son distintas de las mías y que se complementan. Sólo así podremos construir de verdad una sociedad más humana”.

Más datos alarmantes

Lo de la urgencia lo dejan claro las cifras, que son más elocuentes en el reporte del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. El sitio indica que, entre 2019 y 2024, los reportes de bullying aumentaron el 205 %. De la capital proviene el 74 % de los casos denunciados, y un 25 % corresponde a otros distritos, como el Estado de México, Puebla, Querétaro, Veracruz y Durango. Si desagregamos datos, tenemos que el 45 % de los casos de violencia escolar ocurren en secundaria, seguidos por los de la primaria, con un 27 %. Los del nivel medio superior (entre 15 y 18 años) llegaron a un 17 %, y los de preescolar, a un 6 %. Pero el acoso en el ambiente educativo también se da entre adultos: un 4 % de los reportes provinieron del nivel superior. Así las cosas, del total de las víctimas que reportaron el abuso (que, es necesario aclarar, no son todas las que lo sufrieron) un 49 % tiene entre 12 y 15 años, y el 55 % de las personas afectadas son niñas y adolescentes mujeres. Entre las formas de agresión más reportadas, la violencia física representa el 29 %; la verbal, el 26 %; la psicológica el 14 % y la sexual el 12 %; a esas formas se suma la exclusión social, con el 6 %. Además, el acoso a través de redes sociales es una preocupación creciente: la violencia cibernética afecta al 11 % de las niñas, niños y adolescentes.

Y si acercamos la lupa a la Secundaria, según datos de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (EAES), la prevalencia del acoso recibido en las escuelas participantes en la EAES es de 28.3 %, lo que implica unos tres millones de personas. Un 11 % de los estudiantes dijo haberlo sufrido de manera frecuente; a ellos se suman los que dijeron haberlo recibido de forma ocasional, que llegan a un 17.3 %. Esto significa que poco más de una cuarta parte de las y los estudiantes de secundaria participantes ha recibido alguna forma de agresión en los tres meses previos a la aplicación de esta encuesta. Los insultos, las burlas, los rumores y los apodos son los tipos de agresiones más comunes. Concretamente, tanto los insultos como los apodos alcanzan a 90.0 % de los encuestados; las amenazas llegan 51.8 %, y romper o estropear la ropa o pertenencias de otros(as) para causarles daño, casi al 36 %.

España, sintético pero preocupante panorama

Según datos que también proporciona la ONG Bullying sin Fronteras, el acoso escolar en España ha tenido un crecimiento exponencial desde que la organización comenzó a hacer las mediciones mundiales en 2019: “8 (ocho) de cada 10 (diez) niños, adolescentes y jóvenes sufren todos los días algún de tipo de acoso y ciberacoso”, señala el informe de 2024, y advierte que el bullying crece en España por las siguientes razones:

* Compañeros carentes de empatía y de misericordia.

* Directivos y docentes apáticos e indolentes.

* Padres de acosadores que no ven con buena cara a los extranjeros y festejan la violencia de sus hijos.

* Un Estado ausente sobre cuestiones de educación y especialmente ausente en situaciones de bullying.

"Mientras medios de comunicación y políticos consideran que la situación está bien, la realidad los golpea en la cara. No sirve mentir ni esconder. Falta información seria y confiable sobre el desastre que está causando el bullying en la Península Ibérica”, advierte.