Entrevista al Prof. Dr. Gabriel Rabinovich

Linfocitos T en Covid-19: la respuesta inmune que podría perdurar a largo plazo

Se conoce que los anticuerpos declinan con el tiempo. Pero la respuesta T es la que podría crear la “memoria inmunológica” a largo plazo. La plataforma Covid-T la monitoreará al menos por un año.

Autor/a: Celina Abud

La pandemia de Covid-19 llevó a que no sólo  científicos y  médicos, sino también la población en general quisiera saber más sobre inmunidad. El investigador superior del Conicet Gabriel Rabinovich, quien es también profesor titular de Inmunología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, ya seguía esta línea de trabajo en cáncer y enfermedades autoinmunes. Pero la irrupción del coronavirus y sus urgencias lo llevaron a él y a las becarias Montana Manselle Cocco y Florencia Veigas a realizar un paréntesis de sus actividades para lanzar la plataforma Covid-T, desarrollada por un equipo del Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME, Conicet).

Plataforma COVID-T

El objetivo es realizar al menos por un año un monitoreo de la respuesta generada por los linfocitos T, que son los que conforman la “memoria inmunológica” y actúan en conjunto con los anticuerpos generados por los linfocitos B. Las muestras de sangre de pacientes fueron aportadas por el Biobanco de Enfermedades Infecciosas (BBEI) del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y SIDA (INBIRS, CONICET) y el Hospital General de Agudos “Dr. Ignacio Pirovano”, pero más tarde se sumaron otras de distintos ministerios, entre ellos el de Provincia y Ciudad de Buenos Aires, así como también de individuos vacunados.

“¿Qué es lo que pretendemos de la plataforma? En principio hacer un estudio que permita determinar la eficiencia de la memoria inmunológica en torno a la vacunación o la recuperación de un paciente tanto en naturaleza como en magnitud. Es decir, medir no solo la cantidad de respuesta sino la calidad. Eso permite saber que el valor que tiene la respuesta en un determinado tiempo no es tan importante como el valor que tiene a lo largo del tiempo”, indicó Rabinovich. Y agregó: “Lo fundamental es ver cómo esta respuesta cambia para comprobar si en algún momento se requiere una tercera dosis y así tomar importantes decisiones de salud pública”

Este monitoreo permitirá responder diversas preguntas, entre ellas conocer si la memoria inmunológica T es eficiente a largo plazo en pacientes recuperados y/o vacunados, qué pasa con aquellos individuos que no se han infectado en toda la pandemia, comparar cómo actúan los linfocitos T con esquemas de vacunación homólogos y heterólogos, así como también la respuesta entre vacunas de distintas plataformas.

Rabinovich, quien en 2013 obtuvo el Premio Konex Platino, en 2016 fue designado miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU y durante 2021 fue distinguido como una de las 200 personalidades ilustres de la UBA, entre otros reconocimientos, opinó: “Pensar en que todo lo que hicimos le llegue a los pacientes es un enorme premio. De hecho, las distinciones pierden completamente el sentido si uno no las puede compartir con la gente que quiere”.

También llamó a reconocer todos los esfuerzos que realizó la comunidad científica para brindar soluciones frente a la pandemia (desde los ‘barbijos del Conicet y los kits diagnósticos hasta los grupos anti fake news) y reconoció que para vencer al SARS-Cov-2 hará falta “seguir cuidándonos, vacunarnos, el desarrollo de nuevos agentes antiinflamatorios y que la investigación básica, más allá de que la pandemia se atenúe, no decline”.

El paso a paso en la respuesta inmunitaria, en palabras de Rabinovich

Si solo mido anticuerpos mido una parte de la respuesta

 • Para el tiempo en que comenzaba nuestra cuarentena, empezaron a salir trabajos en revistas como Nature, Science y Cell que revalorizaban la importancia de los linfocitos T CD4 y T CD8 frente a la Covid-19 y la necesidad de monitorearlos en caso de infección y eventual vacunación. Esto parecía vital porque para el SARS-CoV1, aparecido en 2003, los anticuerpos declinaban con el tiempo, pero la memoria inmunológica se mantuvo muy aumentada durante 11 años.

•Los anticuerpos son solo una parte de la inmunidad. También están los linfocitos T, que son “el cerebro de la inmunidad celular” y su papel es importante frente al SARS-CoV-2. Para comprender por qué, hay que entender la dinámica de la respuesta inmune. Cuando ingresa el virus SARS CoV-2, por ejemplo, al pulmón, un conjunto de células dendríticas “patrullan” y “censan” el peligro del organismo, toman un fragmento de ese coronavirus y viajan hacia el ganglio linfático para poder encontrarse con los linfocitos T. Al linfocito T le gusta ver el antígeno “cortadito”, mientras el linfocito B, que es el que produce los anticuerpos, tiene la ventaja de ver todo el antígeno y reconocerlo. Siempre que se gesta una respuesta inmunológica, se genera ese “encuentro cercano del tercer tipo” entre la célula dendrítica y el linfocito T virgen que, si tiene un receptor para reconocer el antígeno en el contexto del complejo mayor de histocompatibilidad y hay además moléculas co-estimulatorias que afiancen esa sinapsis, ese linfocito T empieza a activarse y a producir millones exactamente iguales (expansión clonal), que constituyen ese “ejército” que nos va a defender.

•Puede que se active un linfocito T CD4 o un T CD8. Los T CD4 son cooperadores y son capaces de cooperar con dos respuestas. Una es la T CD8 que es citotóxica, es decir coopera para que el T CD8 pueda viajar al pulmón y eliminar la célula infectada con SARS-CoV-2. A su vez el T CD4 colabora con el linfocito B, que es el que ve al antígeno completo para que esos linfocitos B se diferencien de las células plasmáticas productoras de anticuerpos.

La “memoria inmunológica” es la base y el fundamento de la vacunación

• ¿Qué significa esto? Que si solo mido anticuerpos mido una parte de la respuesta.  Y puede ser que esa parte de la respuesta no se manifieste, que los anticuerpos declinen (porque declinan con el tiempo) y que la persona que haya sido infectada o vacunada tenga la sensación de que no tiene inmunidad, pero esa misma persona puede tener linfocitos T CD4 o T CD8 que van a matar a la célula infectada. Los anticuerpos, como son proteínas, neutralizan al virus cuando está afuera de la célula. En cambio los linfocitos T matan a la célula que está infectada cuando el virus está adentro de la célula y de ese modo permiten que erradiquemos completamente la infección. Cuando esto último sucede, se constituye la “memoria inmunológica”, que es la base y el fundamento de la vacunación, porque los linfocitos T CD8 de memoria van a circular por sangre y tejidos esperando que ingrese el antígeno nuevamente.

• ¿Cuándo podremos saber si los linfocitos T y la memoria celular que generan las vacunas persisten con el paso del tiempo? Se debe hacer un seguimiento cada tres meses y llegar al año. Tal vez para comienzos de 2022 tendremos novedades, porque contaremos con dos a tres mediciones para hacer un estudio no solo cuantitativo sino cualitativo. Cuando hablo de inmunología y respuesta frente a un determinado virus o bacteria, lo importante no es solo cuanta respuesta inmunológica tengo, sino también la calidad, que es la diversidad. Cuánto más diversificada es la respuesta, mayores son las posibilidades de reconocer nuevas variantes del virus.


*Prof. Dr. Gabriel Rabinovich. Investigador Superior del Conicet. Profesor Titular de Inmunología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).