El abordaje y las intervenciones

Cuidado de padres adolescentes y sus hijos

Rol del pediatra en el manejo médico de los padres adolescentes y su descendencia

Autor/a: Makia E. Powers, Jennifer Takagishi

Fuente: Pediatrics. 2021; 147(5)

Indice
1. Texto principal
2. Referencias bibliográficas
Introducción

Los padres adolescentes y sus hijos representan poblaciones con riesgo aumentado de problemas médicos, psicológicos, de desarrollo y sociales.

Los pediatras pueden desempeñar un rol integral como proveedores de atención primaria tanto para los padres adolescentes como sus hijos.

Este informe actualiza un reporte clínico de la Academia Americana de Pediatría (AAP) publicado en 2012.1

Aunque los datos de natalidad más recientes de 2017 indican históricamente bajas tasas de natalidad para adolescentes y mujeres jóvenes de 15 a 19 años en los Estados Unidos, la tasa sigue siendo más alta que en muchos otros países de abundantes recursos.2-5

Información de contexto

> Epidemiología

Las tasas de natalidad entre adolescentes y mujeres jóvenes de 15 a 19 años han disminuido en general y para cada raza y grupo étnico en 2017, el año de los datos disponibles más recientes.3,4

Las tasas generales de natalidad entre adolescentes fueron de 18,8 por 1000 nacidos vivos y han disminuido un 51% desde 2007 y un 67% desde 1991, con el mayor descenso entre jóvenes de 15 a 17 años. Las adolescentes nativas de India o Alaska tenían las tasas de natalidad más altas (32,9 por 1000), seguidas por las adolescentes hispanas (28,9 por 1000), negras (27,5 por 1000) y blancas (13,2 por 1000).4

Las tasas de natalidad repetidas en madres adolescentes también han disminuido del 20% en 2004 al 17% en 2016.6 Es probable que este descenso sea atribuible al aumento de la educación sexual y/o aumento del uso de anticonceptivos entre esta población durante los últimos 20 años.7

A pesar de las percepciones de que las madres adolescentes tienen un alto número de partos prematuros (10,3%), las tasas más altas de prematurez ocurren en mujeres de ≥ 40 años (14,6%). Sin embargo, entre los partos de adolescentes, las madres ≤ 17 años tienen un mayor riesgo de parto prematuro, de neonatos con bajo peso y de mortalidad neonatal, en comparación con las madres adolescentes de mayor edad.8,9

> El rol del pediatra

Los pediatras pueden moldear la salud de los padres adolescentes y sus hijos porque están óptimamente capacitados para brindar atención integral a lactantes, niños y adolescentes y entienden la importancia de crear un hogar médico para todos los pacientes, incluidos los padres adolescentes.

El padre adolescente puede presentarse primero al pediatra o al especialista en adolescencia para buscar una prueba de embarazo y asesoramiento sobre opciones.

La declaración de política de la AAP sobre asesoramiento de opciones proporciona recomendaciones más detalladas para las mejores prácticas cuando se habla de un resultado positivo con adolescentes recién embarazadas.10

Una vez que la adolescente decide continuar con un embarazo, el pediatra puede aconsejarle que inicie la atención prenatal con un obstetra, médico de familia u otro profesional calificado.11 También es óptimo para las embarazadas adolescentes reanudar su atención pediátrica o adolescente de rutina e iniciar el cuidado de su futuro hijo con el pediatra con quien  ha construido una relación duradera.

El pediatra puede jugar un papel importante en la evaluación de los apoyos sociales de los padres adolescentes y en la vinculación con los recursos adecuados, incluyendo transporte, seguro médico, vivienda y accesibilidad a alimentos.12 También es importante para el pediatra entender los derechos legales que tienen los padres adolescentes con respecto a sus hijos.

Algunos estados no permiten que los padres adolescentes tomen decisiones por sus niños; los pediatras deben investigar cuál es el mandato de las leyes estatales con respecto a esta situación. También pueden proporcionar información sobre opciones de apoyo social basadas en la comunidad para padres adolescentes, como programas escolares, comunitarios y de visitas domiciliarias.

Existe una asociación entre los programas de visitas domiciliarias prenatales y de primera infancia y la reducción en el número de embarazos posteriores, el uso de asistencia gubernamental, el abuso y la negligencia infantil, y las conductas criminales en madres adolescentes.13,14 A partir de la etapa prenatal, los programas de visitas domiciliarias pueden reducir el riesgo de comportamiento antisocial y uso de sustancias por niños nacidos de adolescentes durante los primeros 15 años de vida.13,14

La Asociación Enfermera-Familia es un programa basado en evidencia que acopla madres primerizas jóvenes con enfermeras entrenadas comenzando en el embarazo temprano y continuando hasta los dos años del niño. Está disponible en muchas comunidades y es uno de los muchos programas comunitarios que puede ayudar a las madres jóvenes. Programas como Head Start y Early Head Start están diseñados para abordar las necesidades de padres de bajos ingresos y sus hijos.15

Algunas  compañías de seguros de salud ofrecen servicios de coordinación durante el período prenatal, y el profesional puede alentar a las adolescentes embarazadas para acceder a estos servicios de apoyo. Por último, se sugiere a los pediatras comenzar temprano a discutir con los padres adolescentes el plan para continuar y completar su educación después del nacimiento y brindar opciones anticonceptivas para prevenir embarazos posteriores precoces.

> Percepciones de los padres adolescentes

Los estereotipos negativos generalizados tanto de madres como de padres adolescentes persisten, con la sociedad a menudo viendo a las madres adolescentes como irresponsables, sexualmente promiscuas y ambivalentes sobre su futuro educativo y metas profesionales y a los padres adolescentes como ausentes de la vida de sus hijos y ambivalentes hacia los mismos.16

Aunque gran parte de la literatura se centra en los aspectos negativos, la participación de los padres adolescentes en la vida de las madres adolescentes y sus hijos puede tener efectos beneficiosos, como mejora de la autoestima de la madre, disminución de la depresión materna posparto y disminución del estrés del lactante en el período neonatal, además de efectos positivos en los padres.17,18

En los casos en los que el embarazo puede ser el resultado de una coacción o violación, el pediatra puede identificar a padres o compañeros contenedores durante el período prenatal y el posparto. En otros casos, los adolescentes pueden haber elegido ser padres porque viven en culturas en las que es un comportamiento normativo tener niños entre los 16 y 18 años de edad. A pesar de las percepciones negativas que puedan persistir respecto a los padres adolescentes, es importante destacar los aspectos positivos y las soluciones.

La paternidad adolescente puede presentarse en sí misma de diferentes maneras, como una madre adolescente con una pareja del mismo sexo, con el padre del lactante, con un compañero masculino que no es el padre biológico del niño, con abuelos maternos o paternos, o bien la adolescente sola.

Es importante reconocer que no todas las personas que quedarán embarazadas se identifican como mujeres (como los hombres transgénero) y no todas las personas que aportan espermatozoides que conducen al embarazo se identifican como hombres (como las mujeres transgénero).

Además, no todos los padres adolescentes son heterosexuales y los embarazos pueden ocurrir como resultado de un contacto sexual consensuado, coaccionado, relacionado con trabajo sexual, o en el contexto de una agresión sexual. Sin embargo, hasta la fecha, la mayor parte de la literatura se ha centrado en padres adolescentes cisgénero y en relaciones heterosexuales.

Aunque es fundamental continuar explorando los diferentes paisajes de la paternidad adolescente, para simplificar todo este informe, se utilizó el término "madre adolescente" para describir a una persona joven que experimentó un embarazo y eligió criar a un hijo, y el término "padre adolescente" para describir a una persona joven que  contribuyó a un embarazo como resultado del contacto sexual heterosexual. Además, el término "pareja" se utilizó para referirse a la pareja masculina o femenina de la madre adolescente.

Dado que este informe clínico tiene como objetivo proporcionar a los pediatras una guía de manejo sólida para el cuidado de los padres adolescentes, es importante disputar estos estereotipos negativos, concentrarse en las influencias positivas que puede ayudar a disminuir la repetición del embarazo adolescente y promover conductas saludables, apoyos sociales y objetivos educativos y profesionales longitudinales para mejorar la calidad de vida de los padres adolescentes.

Manejo médico de los padres adolescentes y sus hijos

> Manejo prenatal

Una vez que el pediatra diagnostica un embarazo, es importante proporcionar una derivación oportuna para atención prenatal, idealmente dentro del primer trimestre. Muchos obstetras tienen experiencia en embarazo adolescente y en el uso del modelo de hogar médico. El ingreso oportuno en la atención prenatal puede ayudar a reducir complicaciones médicas del embarazo adolescente.

A medida que la madre se acerca al final del tercer trimestre, el profesional puede enfatizar la importancia de la visita posparto y brindar orientación anticipatoria sobre las opciones de seguro médico para la madre y el niño. La adolescente puede luego ser derivada de nuevo a su hogar médico primario después del embarazo (a su pediatra o a un médico de adultos o de familia).

Las complicaciones médicas asociadas con el embarazo adolescente incluyen escaso aumento de peso materno, anemia, e hipertensión gestacional, y estas complicaciones son mayores en las adolescentes más jóvenes.19

La pobreza, el menor nivel educativo y el apoyo familiar inadecuado pueden contribuir a la falta de una adecuada atención prenatal, lo que puede explicar los resultados de salud más negativos tanto para la madre adolescente como para el niño, incluyendo anemia, preeclampsia, mala nutrición, parto prematuro y bajo peso al nacer.20

> La visita prenatal: conociendo al Pediatra

Es óptimo para las adolescentes embarazadas, sus parejas y los familiares de confianza programar un consulta prenatal con el pediatra durante el último trimestre. Futuros Brillantes: Directrices para la  Supervisión de la Salud de Lactantes, Niños y Adolescentes, cuarta edición, de la AAP bosqueja los objetivos de esta visita para incluir la evaluación de los recursos familiares, los recursos comunitarios y el bienestar de los padres y discutir decisiones sobre la lactancia materna.12

La  declaración de política sobre visitas prenatales de la AAP sugiere que los pediatras se reúnan con las madres durante el tercer trimestre de embarazo para establecer y/o restablecer la atención.21 La madre adolescente puede no haber visto a su pediatra mientras estaba recibiendo cuidado prenatal; por lo tanto, es importante para ella volver a conectarse con su pediatra y cuidar de ella y de su hijo. Esta declaración de política analiza la importancia de esta consulta, especialmente para padres primerizos, padres solteros y/o mujeres con embarazos de alto riesgo.21

La intención de amamantar puede impulsar el inicio de la lactancia materna22 y dar tiempo para asistir a clases y buscar apoyo.  La visita prenatal también es una oportunidad para conocer a los miembros de la familia extendida que pueden ayudar en el cuidado del niño. El pediatra puede determinar la necesidad de recursos, como atención del lactante, transporte, apoyo financiero, vivienda y alimentación.

Los sistemas de apoyo adicionales, que incluyen la implicación de la pareja y otros miembros de la familia que pueden actuar como asistentes (ej. abuelos maternos o paternos), son importantes en el cuidado de ambos padres adolescentes y sus hijos.12,21 Aunque esta consulta es ideal, se reconocen barreras potenciales para su programación (ej. restricciones de tiempo, pago de seguro para la consulta, etc.). Cuando es posible, esta visita puede ayudar a la transición de la madre en su vuelta al pediatra.

> Evaluación del recién nacido y controles de salud de rutina

La consulta neonatal y los controles de salud subsiguientes son oportunidades para que el pediatra evalúe las necesidades de la madre adolescente y de otros cuidadores cercanos.21 Las directrices de Futuros Brillantes recomiendan que los pediatras aborden la preparación familiar, la vida hogareña del neonato, y el cuidado infantil de rutina.12

Además de obtener una historia prenatal completa y evaluar el curso neonatal, el pediatra puede obtener una historia social completa, incluyendo el bienestar materno, la adaptación a la nueva paternidad, y los  recursos familiares.12

Durante estas visitas, los abuelos pueden estar presentes para brindar apoyo. Es importante que el pediatra refuerce el concepto de que el padre adolescente es el principal responsable del cuidado del lactante. La madre adolescente puede dar permiso explícito para que el pediatra hable con los abuelos sobre el cuidado de la salud del bebé.

El pediatra puede utilizar la consulta prenatal, la consulta neonatal y los controles de salud subsiguientes para discutir planes anticonceptivos y prácticas de sueño seguro, detectar depresión y/o trastornos psicológicos, y preguntar sobre los planes educativos de la madre adolescente. Los turnos dobles pueden ayudar en las limitaciones de tiempo para abordar todas estas cuestiones.

Las clínicas para "adolescentes", en las que los padres y sus niños son vistos por el mismo profesional en la misma cita, han cuidado con éxito a estas familias en un enfoque centrado en el paciente.23,24 Las intervenciones breves de crianza y/o habilidades para la vida cotidiana, junto con estas citas médicas, mejoraron la autoestima materna y disminuyeron la repetición del embarazo durante un estudio de 36 meses.25

Manejo de la anticoncepción

Aproximadamente el 17% de los nacimientos entre adolescentes son nacimientos repetidos.5,26 Hay una relación significativa entre los nacimientos repetidos en la adolescencia y la disminución del rendimiento educativo, la mayor dependencia del apoyo gubernamental de la  madre adolescente, la mayor mortalidad neonatal y el bajo peso al nacer.27

En contraste con las mujeres adultas que experimentan un segundo embarazo, las adolescentes con un nuevo embarazo tienden a retrasar la atención prenatal.28 Un segundo nacimiento puede tener efectos negativos en la madre adolescente y su descendencia por los efectos socioeconómicos negativos agravados y la influencia del corto intervalo entre embarazos.

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos publicó recientemente recomendaciones para la atención entre embarazos, incluyendo las siguientes: evitar intervalos entre embarazos ≤ a 6 meses; alentar el asesoramiento sobre planificación familiar durante los controles prenatales, con conversaciones sobre el interés en una futura maternidad; evaluar a las mujeres de alto riesgo (incluyendo adolescentes) para infecciones de transmisión sexual; y asesorar a la madre sobre prácticas sexuales seguras.29

La investigación ha revelado que la provisión de dispositivos intrauterinos (DIU) e implantes inmediatamente después del parto es aceptable para las adolescentes y reduce los embarazos repetidos a corto plazo.30 Los anticonceptivos reversibles de acción prolongada  (ARAP) se pueden colocar inmediatamente después del alumbramiento de la placenta (DIU) o antes del alta hospitalaria (implantes).30 Las madres adolescentes que reciben un DIU tienen más probabilidades de continuar con esta forma de anticoncepción, con bajo riesgo de expulsión.30,31

Además, hay una reducción en las tasas de embarazo repetido entre las madres adolescentes que reciben implantes anticonceptivos en el posparto inmediato (trabajo de parto o unidad de parto)  en comparación con las que no lo hacen.32 Cualquier implementación de ARAP antes de las 8 semanas posparto se asocia con una disminución de las tasas de repetición de embarazos dentro de los 2 años,33 lo que demuestra la importancia de estos métodos para reducir la posibilidad de un nuevo embarazo en un corto intervalo de tiempo.

Las declaraciones de política sobre anticoncepción y ARAP para adolescentes de la AAP34,35 recomiendan que los pediatras tengan un conocimiento práctico de los diversos tipos de anticoncepción y puedan aconsejar a las pacientes adolescentes sobre todos los métodos disponibles, incluidos implantes y DIU, que son los métodos reversibles más eficaces.

Después de la visita obstétrica posparto, la madre adolescente puede elegir regresar al pediatra para su cuidado primario. Si ella no está bajo alguna forma de control de natalidad en ese momento, el pediatra puede proporcionarle asesoramiento anticonceptivo.

También puede ser derivada a un ginecólogo o médico de adolescentes si el pediatra no se siente cómodo manejando las necesidades de anticoncepción. Los pediatras, en conjunto con obstetras y ginecólogos, pueden ayudar a  mejorar el uso de la ARAP mediante el asesoramiento de las madres adolescentes en beneficio de estos métodos anticonceptivos.

Lactancia materna por madres adolescentes

La AAP y los Centros para Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que las madres amamanten exclusivamente a sus bebés durante los primeros 6 meses de vida, siguiendo con una lactancia continua, después de introducir alimentos complementarios, hasta que el lactante tenga 1 año o más, como ideal.36,37

Las madres adolescentes que carecen de apoyo social y que están en un nivel socioeconómico más bajo son menos tendientes a amamantar en comparación con las madres mayores.38 Las madres adolescentes que están en un nivel socioeconómico más alto y que asisten a clases prenatales tienen tasas más altas de lactancia materna exclusiva al momento del alta hospitalaria.22

La preparación antes del nacimiento y el apoyo temprano son cruciales para una lactancia exitosa entre padres adolescentes.22 Los estudios han demostrado que ciertos comportamientos maternos tempranos, como el contacto piel a piel, se asocian con decisiones positivas e iniciación de la lactancia materna antes del alta hospitalaria.39 La educación de las madres sobre la lactancia extiende la duración de la misma.40,41

Las intervenciones relacionadas con la lactancia materna, incluyendo programas escolares, visitas domiciliarias y apoyo telefónico, demuestran que combinar educación y consejería produce mejores resultados en el inicio, la duración o la exclusividad de la lactancia materna.42,43 Los programas de apoyo de profesionales y pares han demostrado aumentar tanto la iniciación como la duración de la lactancia materna, pero pueden consumir muchos recursos.44

El uso regular de un extractor de leche también ayuda a continuar con la lactancia materna exclusiva.45 También deben alentarse las políticas para colaborar con la lactancia, como contar con el espacio y los tiempos de descanso apropiados en la escuela y el trabajo,

El cese de la lactancia se ha relacionado con la falta de conocimiento y el dolor asociado con la lactancia materna, a menudo como resultado de un posicionamiento inadecuado y apego al pecho.45 El rol de la pareja de la adolescente es importante porque su participación  en la vida de la madre se asocia con un aumento de la lactancia materna.46

El pediatra puede preguntar sobre desafíos relacionados con la lactancia y brindar asesoramiento de apoyo para promover una lactancia materna exitosa. También puede alentar a las madres adolescentes a amamantar sus bebés para mejorar la vinculación así como el desarrollo cognitivo de sus niños.

Adaptación a la maternidad

La transición a la maternidad para los adolescentes puede ser difícil, y suelen surgir temas y barreras comunes en las madres adolescentes de todas las etnias.47-51 Un tema frecuente es la coparentalidad, en la que la abuela materna u otra figura paterna ayuda en la crianza del niño.

Los estudios han demostrado que una coparentalidad más prevalente, específicamente con abuelas maternas, puede tener efectos positivos en la eficacia parental adolescente, en la competencia social, y en el logro académico de los niños.51 Estos resultados pueden ser fuertemente influenciados cuando la familia de origen otorga alta prioridad a valores familiares positivos.47

Además de que las madres adolescentes aprendan técnicas parentales exitosas, como una fuerte comunicación y un mínimo conflicto de coparentalidad, es importante que los profesionales identifiquen la preparación de los adolescentes para la paternidad. Algunas madres adolescentes no anticipan las nuevas responsabilidades, y esto se refleja en su disposición emocional para maternar.50 Existen herramientas de detección para identificar a las madres en alto riesgo de crianza no óptima y síntomas depresivos, como la herramienta de cribado Preparación Emocional y Responsabilidad Parental (PERP).50

Las madres adolescentes también pueden experimentar una baja autoestima durante el embarazo y pueden beneficiarse de apoyos sociales para mejorar la eficacia de crianza de sus hijos.52 Los cambios durante el embarazo pueden llevar a una imagen corporal más pobre, que puede conducir a actitudes maternas deficientes y afectar la capacidad para adaptarse a la maternidad durante el embarazo y posteriormente.48

Las madres adolescentes pueden tener dificultad para aceptar su embarazo, lo que las lleva a evitar pensar en su rol de maternidad durante el embarazo y solo incorporar pensamientos  de identidad materna intermitentes durante

el mismo.50 A pesar de diversos factores de riesgo, las madres adolescentes pueden demostrar resiliencia y capacidad para manejar su hogar sin riesgo de  maltrato infantil u otros efectos adversos en sus hijos.53 Estos hallazgos subrayan la importancia del apoyo de la familia y el pediatra para ayudar a las adolescentes en su transición a la maternidad y el autodescubrimiento de su identidad como madres.

• Paternidad

Al hablar del embarazo en la adolescencia, los pediatras pueden inadvertidamente pasar por alto el rol de la pareja de la madre adolescente. De todos los embarazos de madres adolescentes, se estima que del 18% al 35% involucran a padres menores de 20 años al momento del nacimiento.54

Existe un sesgo de género de larga data relacionado con las perspectivas y actitudes de los adolescentes varones hacia el embarazo y sus resultados, ya que la mayoría de la investigación se ha centrado en las perspectivas de las adolescentes con respecto a la visión de sus pares masculinos. Pocos estudios han explorado específicamente las opiniones de los adolescentes varones de forma directa.55

Aunque gran parte de la atención sobre la paternidad adolescente se centra en la madre, la participación y el compromiso del padre o pareja adolescente en la vida de su hijo es importante para el desarrollo psicosocial del niño.56 La literatura define la participación paterna en términos de compromiso, accesibilidad, y responsabilidad hacia el niño, en otras palabras, la cantidad de apoyo del padre a su pareja y a su hijo.57

Varios factores influyen en la dinámica padre-hijo, incluyendo la naturaleza de la relación romántica con la madre adolescente durante el embarazo y después del nacimiento, la capacidad paterna para proporcionar y apoyar a la familia, el nivel educativo y socioeconómico paterno, la relación del adolescente con su familia de origen, y el origen étnico, los valores culturales, y las creencias del mismo.58 La evidencia apoya que los padres que permanecen en una relación romántica con las madres adolescentes están más involucrados con sus hijos.58

La relación paternal entre el varón adolescente y su hijo o hijos está relacionada con el tipo de relación que él tiene con su propio padre. Los padres adolescentes que tuvieron grandes conflictos con sus propios padres son más propensos a tener signos y síntomas de depresión y menor compromiso con sus hijos.59

Es importante fomentar relaciones positivas entre los padres adolescentes y sus niños. Los trabajadores sociales, las clases de crianza y la educación formal paterna pueden ser grandes recursos para el padre adolescente.60 Se necesita más investigación sobre la paternidad adolescente porque la mayor parte de la literatura sobre embarazo adolescente incluye solo a las madres.

Además, los programas de prevención del embarazo adolescente a menudo están dirigidos a las mujeres.61–63 Las  contribuciones positivas de los padres adolescentes no han sido bien estudiadas. Es importante entender el contexto social y demográfico de los padres adolescentes para proporcionar soporte integral a la pareja.

Los padres adolescentes son más propensos a vivir en la pobreza, que a menudo se repite de una generación a la siguiente. Los hijos de padres adolescentes son más propensos a convertirse en padres adolescentes en comparación con los hijos de padres mayores.64

Además, el uso de sustancias, las citas tempranas, la delincuencia escolar y el medio ambiente con alto riesgo físico son importantes predictores de paternidad adolescente.64 Las investigaciones han demostrado que los comportamientos sexuales de riesgo, el bajo logro educativo y la falta de auto-eficacia del control de la natalidad se asocian con paternidad futura en adolescentes varones.57

Los hombres adultos jóvenes que engendran hijos con madres adolescentes también son más propensos a tener un bajo nivel socioeconómico y carecer de conocimiento anticonceptivo.65 Es importante que los padres adolescentes conozcan los métodos anticonceptivos y entablen conversaciones con sus parejas para ayudar a disminuir la repetición de embarazos y el potencial de mayor estrés económico.

Los pediatras pueden alentar a los padres adolescentes a jugar un papel central en la vida de sus hijos. Si los padres adolescentes sienten que su rol parental es periférico o insignificante, probablemente no buscarán futuros consejos o educación sobre temas de paternidad.66 Por lo tanto, es importante que los pediatras promuevan la paternidad equitativa y proporcionen recursos comunitarios para ayudarlos en el desarrollo de su rol como padres.

Los hijos de madres adolescentes que siguen teniendo estrecho vínculo con su padre biológico tiene mejores resultados laborales y educativos, se deprimen menos y tienen menor riesgo de convertirse ellos mismos en padres adolescentes.67 El compromiso paterno afecta positivamente los resultados psicosociales, cognitivos y conductuales de los niños, con evidencia de que la convivencia de ambos padres se asocia con menor externalización de problemas de conducta en los hijos.67

Los padres adolescentes o adultos que mantienen una participación activa en los períodos prenatal, postparto inmediato y neonatal con las madres adolescentes tienen una mayor probabilidad de participación continua en la vida de sus hijos.68 Estas interacciones incluyen jugar con sus hijos, darles regalos, o alimentarlos, pero es menos probable que impliquen cambiar pañales, bañar al niño y cuidarlo.

En cambio, los padres adolescentes que exhiben síntomas depresivos dentro del primer año de vida del niño son más tendientes a tener síntomas depresivos dentro los próximos 3 a 5 años y tienen menos participación paterna.69

Los padres deprimidos le leen con menos frecuencia a sus hijos y son 4 veces más propensos a azotarlos.70 Las intervenciones para padres pueden ayudar a enseñar tales habilidades a los padres y madres adolescentes. Hay varios programas exitosos para padres adolescentes que se centran en la paternidad, pero es importante que involucren al adolescente en su tarea de convertirse en un padre exitoso.71

La educación adicional debe centrarse en la prevención del abuso infantil porque los factores de riesgo de abuso incluyen edad joven de los padres, bajos ingresos y problemas de salud mental,72 los cuales se pueden observar en los embarazos adolescentes. Dado que el supuesto autor del abuso infantil suele ser un hombre en la mayoría de los casos,73,74 esta educación debe tener como objetivo la inclusión de los padres.

Gestión y apoyo familiar

Los factores familiares asociados con mejores resultados para la madre adolescente y su hijo incluyen el cuidado infantil temprano proporcionado por la familia de origen del bebé, lo que permite que la madre adolescente se concentre en perspectivas positivas durante su viaje a través de la maternidad.75

Las madres adolescentes que experimentan resultados de salud positivos son más tendientes a tener una perspectiva positiva, establecer metas educativas y tener fuertes apoyos sociales. También es importante que la madre adolescente desarrolle autonomía de su figura materna para adaptarse completamente a su propia maternidad.76

Manejo de la salud mental

Los padres adolescentes enfrentan múltiples desafíos de competencias, incluyendo la transición a la paternidad, situaciones de vida complejas y dinámicas de relación variadas con los abuelos maternos y/o paternos.77

Varios estudios sugieren que ser una madre adolescente puede relacionarse con peores resultados de salud mental, como trastornos del estado de ánimo.78 El Sistema de Monitoreo de Evaluación de Riesgos del Embarazo (SMERE) informó que aproximadamente 12% de las mujeres posparto de todas las edades auto-informaron síntomas depresivos en 2012-2013.79

La menor edad de los padres  (15-24 años) al momento del nacimiento del niño se asoció con un mayor riesgo de depresión materna.79 Además, el 3% de los padres experimentaron depresión posparto durante el primer año.80

Los padres jóvenes (de 15 a 24 años) sin historial previo de trastornos del estado de ánimo fueron más propensos a experimentar depresión en comparación con padres mayores.80 El estrés parental durante el embarazo y el posparto aumenta el riesgo de desarrollar depresión posparto, y las madres adolescentes con mayores puntuaciones de estrés parental y disfunción padre-hijo tienen tasas más altas de depresión.81

Es importante que los pediatras sean conscientes de los padres adolescentes que tienen diagnósticos previos de enfermedad mental y que los deriven para atención durante el período de posparto si no han continuado un seguimiento. La investigación subraya la importancia de detectar depresión en los padres, particularmente en los más jóvenes, ya que se asocia con resultados adversos en los niños.78–81

La AAP recomienda integrar la detección y la vigilancia de la depresión posparto en la visita pediátrica prenatal y en los controles de salud del niño al mes y a los 2, 4 y 6 meses.21 Tanto el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos como la AAP recomiendan utilizar una herramienta validada, pero la AAP prioriza la Prueba de Detección de Depresión Posparto de Edimburgo (PDDPE) o una prueba de 2 preguntas, como el Cuestionario de Salud del Paciente 2 (CSP-2) o PDDPE-2. Estudios recientes han demostrado que la PDDPE y sus subescalas (PDDPE-7 y PDDPE-2), son herramientas de detección precisas para madres adolescentes.21,82

Una vez que el adolescente demuestra síntomas de depresión, el pediatra puede consultar o proporcionar tratamiento. La prevención y el tratamiento de la depresión posparto son importantes en el manejo de los padres adolescentes; sin embargo, pocos estudios han demostrado una mejora constante en los síntomas depresivos.83

Algunos estudios han mostrado mejoría en los síntomas depresivos con el aumento de la terapia y el uso de una variedad de modelos de gestión de la atención.83 Es primordial más investigación en el ámbito de la prevención y el tratamiento de la depresión perinatal en madres adolescentes para que los profesionales de atención médica puedan ayudar a la salud mental de esta población.84

Los pediatras también pueden evaluar a los padres o parejas adolescentes en busca de síntomas depresivos. El informe clínico de la AAP “Incorporando el Reconocimiento y el Manejo de la  Depresión Perinatal y Posparto en la Práctica Pediátrica” de 2018 recomienda examinar al padre adolescente o pareja masculina con la PDDPE en el control de salud de los 6 meses del niño o bien online.85

Los pediatras pueden encontrar otras herramientas útiles para la evaluación de la salud mental en entornos de atención primaria en las herramientas de evaluación y cribado de salud mental de la AAP para la red de atención primaria (disponible en https://downloads.aap.org/AAP/PDF/Mental_Health_Tools_mental_for_Pediatrics.pdf).

Además de la depresión, la exposición al estrés tanto para la madre adolescente como para su pareja puede llevar a riesgos conductuales y de salud, como el consumo de sustancias, y tiene implicaciones tanto para la adolescente embarazada como para su feto. Como ocurre con todos los adolescentes, la detección del consumo de sustancias, una breve intervención y la derivación para tratamiento serán cuestiones aún más críticas para las embarazadas.86,87

Durante los controles de salud, los pediatras pueden obtener información sobre el historial de consumo de sustancias (incluyendo cigarrillos electrónicos y dispositivos similares) del adolescente y sobre cualquier riesgo mayor de abuso infantil.10,12,88 La AAP proporciona orientación adicional sobre uso de alcohol, tabaco y marihuana durante el embarazo.89-91 El embarazo proporciona oportunidades para ayudar a los padres adolescentes a reducir la exposición al estrés y cambiar o establecer hábitos más saludables.92

Violencia de género

La prevalencia de la violencia de pareja íntima (VPI) específicamente entre madres adolescentes es el 7%, en comparación con el 2% en madres mayores de 30 años.93 La detección formal de la VPI entre padres adolescentes durante el embarazo y en el posparto es importante. La violencia durante el embarazo es reconocida como un serio problema de salud pública, en particular para aquellos de edad más joven (12-24 años).

En los Estados Unidos, aproximadamente el 27% de las mujeres y el 11% de los hombres han experimentado VPI durante sus vidas.94 La Encuesta Nacional sobre Violencia Sexual y de Pareja Íntima define 5 tipos de VPI, que incluyen violencia sexual, acecho, violencia física, agresión psicológica, y control de la salud sexual y reproductiva.

La VPI, que puede incluir abuso verbal, agresión por parte de una pareja o miembro de la familia, participar en una pelea o ser herido, o presenciar violencia, puede aumentar durante el embarazo, con un 3% a 19% de las mujeres embarazadas siendo identificadas como víctimas de VPI.95

Otra forma de VPI puede ser el "sabotaje anticonceptivo", en el que la pareja se niega a permitir que la mujer use anticoncepción para la prevención del embarazo.96 La propia exposición de una madre adolescente a la violencia cuando era niña complica y, a veces, normaliza su visión de la violencia de género.92 Específicamente, hay una relación directa entre la VPI y las experiencias de violencia en la infancia de las madres adolescentes.97

Las madres adolescentes pueden ser reacias a revelar la VPI a sus médicos y es más probable que se queden con la pareja abusiva para que el padre pueda permanecer en la vida del niño.97 Los niños que presencian VPI son más tendientes a experimentar abuso o maltrato infantil, especialmente los nacidos de madres menores de 21 años.98,99

Los pediatras pueden utilizar múltiples herramientas de detección para evaluar la VPI. Se sugiere el uso de métodos de cribado universales, preferiblemente el uso de encuestas autoadministradas más que herramientas de evaluación verbal.94,100,101

Determinantes sociales de la salud

Investigaciones más recientes sugieren que los determinantes de la salud influyen fuertemente en el embarazo adolescente. El CDC define los determinantes sociales de la salud como "condiciones en los lugares donde la gente vive, aprende, trabaja y juega que afectan a una amplia gama de resultados y riesgos para la salud y la calidad de vida".102

La pobreza, un determinante social clave de la salud, afecta en gran medida a las madres adolescentes, a los padres y a sus hijos.103

Dentro del primer año de vida de un niño, el 63% de las madres adolescentes recibirán los beneficios de la asistencia pública, y el 52% de las madres que reciben asistencia social habrán tenido su primer hijo en sus años de adolescencia.104

La pobreza también influye en la repetición precoz del embarazo. Por lo tanto, es ideal que los esfuerzos de prevención se amplíen desde el nivel individual al nivel de la comunidad, incluyendo a los entornos sociales, políticos y económicos en los que viven, trabajan y juegan los adolescentes. Estos esfuerzos involucran forjar alianzas entre los programas de cuidado de la salud y grupos no tradicionales, como programas de tutoría masculina y servicios de transporte.105

Un enfoque más amplio en las comunidades donde los adolescentes y sus hijos viven, en lugar de solo un enfoque en las personas, también puede ayudar en la disminución de otras desventajas sociales de los adolescentes.61

Para muchos padres adolescentes y sus hijos, la pobreza juega un papel clave en las difíciles circunstancias en las que los niños son criados. Por lo tanto, centrarse en un enfoque bi-generacional para reducir la pobreza puede mejorar los resultados para las familias de bajos ingresos.103

Esta estrategia está dirigida a ayudar simultáneamente tanto a niños de bajos ingresos como a sus padres a través de intervenciones como la formación laboral de los padres mientras sus hijos asisten a programas de cuidado infantil de alta calidad103 o abordar los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de que las hijas de madres adolescentes queden embarazadas,62 lo que puede disminuir la continuación de este ciclo.

Otros determinantes sociales de salud en madres adolescentes incluyen altas tasas de movilidad residencial, disminución de los niveles de apoyo financiero, y recursos limitados para el cuidado infantil durante los períodos prenatal y posnatal.63 El embarazo adolescente es un período de alto riesgo para las personas sin hogar como resultado de que los padres echen a la adolescente embarazada o por conflicto o violencia de pareja.106

Los pediatras pueden preguntar sobre el estado de la vivienda o refugio seguro y derivar a la embarazada adolescente a servicios sociales y/o comunitarios si es necesario. Los adolescentes pueden auto informar la necesidad de apoyo financiero y capacitación laboral en el período de posparto inmediato pero pueden tener un uso relativamente bajo de los recursos comunitarios para satisfacer sus necesidades.63 Se necesita más investigación para determinar las barreras potenciales que alejan a los padres adolescentes de los recursos de la comunidad.

Abordaje de los factores estresantes tóxicos

Las experiencias adversas de la infancia pueden aumentar los riesgos de por vida para enfermedades médicas y psicológicas, como obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes y tendencias suicidas.107

Para prevenir los efectos de las adversidades de la niñez, se pueden utilizar modelos que aborden tanto a los padres adolescentes como a sus niños (es decir, un enfoque bigeneracional).108 Este enfoque incluye aumentar los recursos disponibles para los padres adolescentes y sus hijos, apoyando el desarrollo de la fuerza laboral y aumentando la conciencia sobre las experiencias adversas de la infancia.109

El direccionamiento de recursos hacia las escuelas y los programas de primera infancia puede ayudar a mitigar el riesgo.109 Identificar la exposición a la adversidad en la niñez, centrándose en las prácticas de  paternidad, y alentar el regreso a la escuela pueden reducir los efectos de las adversidades y promover el desarrollo de la salud.109 Se ha demostrado que dos tipos de programas mejoran la finalización de la escuela: los paquetes multiservicio con apoyo académico y vocacional, manejo de casos y provisión de cuidado infantil, y los programas de control de asistencia con apoyo financiero.110

La evaluación de los efectos de las desventajas sociales, como vivienda insegura, violencia barrial, y discriminación racial, es muy importante. Capitalizar las fortalezas de las madres adolescentes y sus familias puede facilitar la reparación intergeneracional de los efectos de las adversidades infantiles tanto en la madre como en su hijo.111

El escaso ingreso familiar, el bajo peso al nacer del lactante, el tabaquismo materno, la historia materna de negligencia infantil, la VPI perpetrada por la madre o su pareja, y el uso materno de los servicios de salud mental se asocian con negligencia infantil.112 Identificar a las familias de alto riesgo e intervenir durante los primeros meses de vida puede ayudar a prevenir la negligencia y sus efectos consiguientes sobre el niño.112 Estas intervenciones incluyen la provisión de asesoramiento sobre disciplinas no físicas eficaces para disminuir el potencial daño físico y emocional del niño.

Desarrollo cognitivo de los niños nacidos de padres adolescentes

El apoyo materno puede afectar directamente el desarrollo cognitivo de los niños. Los niños nacidos de madres adolescentes que tienen bajos niveles de respuesta emocional y no muestran interés durante el tiempo de juego con sus bebés tienen un mayor riesgo de tener peores habilidades cognitivas y lingüísticas en comparación con los hijos nacidos de madres adultas.15

Por el contrario, los mayores niveles de apoyo materno durante el juego infantil pueden conducir a mayores ganancias en las habilidades cognitivas y lingüísticas desde la infancia hasta los 3 años de edad.15 Los mayores recursos dentro del entorno familiar y los niveles más bajos de conflicto familiar pueden mejorar los avances en el desarrollo a lo largo del tiempo.

Aunque los hijos de madres adolescentes pueden tener un rendimiento escolar inferior, hay factores modificables relacionados con una mayor preparación escolar, incluyendo los logros maternos en educación, la edad materna de al menos 18 años, las menores tasas de síntomas depresivos posparto y la recepción de cuidado infantil no parental en la infancia.113

Los siguientes cambios de política pueden mejorar el rendimiento escolar: asistencia de los niños a la guardería en centros con personal calificado mientras sus madres asisten a la escuela, y provisión de servicios de prevención específica del embarazo para adolescentes en edad escolar que aún no han terminado la escuela secundaria.113

A pesar de que los estudios muestran preocupación por el bajo coeficiente intelectual y desarrollo académico a largo plazo de los hijos de padres adolescentes,114 hay intervenciones que pueden mejorar el desarrollo cognitivo; específicamente, las intervenciones que fueron más cortas en duración, realizadas en grupos más pequeños, o que pusieron un fuerte énfasis en la calidad de las interacciones padre-hijo condujeron a mayores ganancias en los logros cognitivos entre los  niños.115

Desarrollo social de los lactantes

Los resultados adversos del desarrollo social de los bebés nacidos de padres adolescentes se asocian con altos niveles de depresión materna y parto prematuro.116,117 El mayor apoyo social, que incluye participación de trabajo social, programas de visitas hogareñas y programas de intervención temprana, influyen positivamente en el desarrollo de los bebés de madres adolescentes.117

Los programas Head Start y Early Head Start apoyan el aprendizaje temprano, incluyendo los ámbitos de la salud social y emocional, la salud física y el bienestar familiar para familias de bajos ingresos.118 El seguimiento integral coordinado para los lactantes extremadamente prematuros y sus madres adolescentes también es importante.117

Otras intervenciones clínicas, como las que se centran en las relaciones de coparentalidad y las habilidades de resolución de conflictos entre las madres adolescentes y sus parejas, pueden mejorar el desarrollo socioemocional de los hijos de madres adolescentes.119

Es posible que los padres adolescentes no estén preparados para manejar el desarrollo emocional y social de un niño pequeño, y los estudios sugieren que enseñar a los padres cómo jugar con sus hijos puede mejorar las habilidades de vocabulario y la regulación emocional de los niños.120

Siéntate y Juega121 y Alcanza y Lee122 son intervenciones que los pediatras pueden integrar en sus prácticas. Siéntate y Juega enseña a las familias de bajos ingresos a hacer juguetes e interactuar con sus hijos de una manera positiva. La promoción de este programa puede involucrar asociaciones con recursos comunitarios, como Padres como Maestros, para facilitar comportamientos positivos de crianza a través de actividades de juego hogareño.

El informe clínico de la AAP sobre la importancia del juego123 también proporciona consejos para alentar el juego en niños de alto riesgo. Alcanza y Lee promueve el desarrollo del niño a través del fortalecimiento de las relaciones entre padres e hijos, aconsejando a las familias sobre la importancia de la alfabetización y modelado de la lectura en conjunto, y proporciona un nuevo libro para niños de 6 meses a 5 años de edad durante los controles de niño sano.122 Se pueden encontrar recursos adicionales de alfabetización temprana en https://www.aap.org/en-us/literacy/Pages/Early-Literacy-Resources.aspx.124

Rol de la comunidad médica

La comunidad médica se compone de pediatras que pueden tener efectos positivos sobre los padres adolescentes y sus niños, particularmente durante el período prenatal. Los obstetras cuidan a la adolescente embarazada, junto con otros profesionales de apoyo como las doulas, que pueden proporcionar apoyo emocional, físico y social e información durante el embarazo, el parto y el posparto.125

El pediatra puede jugar un papel importante en la mitigación de algunos efectos del embarazo adolescente al fomentar el ingreso temprano al cuidado prenatal. Si la madre adolescente elige volver con su pediatra para atención primaria después de la consulta obstétrica posparto, el rol del médico puede incluir apoyo social y financiero, apoyo educativo y manejo de la anticoncepción además de la atención rutinaria del adolescente.

El pediatra puede proporcionar orientación anticipatoria para fortalecer el apoyo social de la familia, estímulo para la adopción de técnicas de paternidad positiva y facilitación de la emergencia de habilidades sociales, emocionales y lingüísticas del niño.126 La resiliencia se refiere a la capacidad de superar la adversidad en base a experiencias positivas y habilidades de afrontamiento aprendidas.

La prevención primaria incluye promover las 7 C de la resiliencia: competencia (saber que se puede manejar una situación de manera efectiva), confianza (creer en las propias habilidades), conectividad (desarrollar lazos estrechos con la familia y la comunidad), carácter (desarrollando un conjunto sólido de moral y valores para determinar el bien del mal y demostrar una actitud solidaria hacia los demás), contribución (entendiendo que el mundo es un lugar mejor porque la persona está en él), confrontación (afrontar eficazmente el estrés), y control (dándose cuenta de que se pueden controlar los resultados de sus decisiones).127

El pediatra también puede vincular a la familia con grupos de apoyo para ayudar a promover el optimismo así como animar a aprender temprano a través de programas y proporcionar información sobre recursos comunitarios que brinden estrategias de paternidad positivas.128,129

Conclusiones

Los padres adolescentes y sus hijos se enfrentan a múltiples barreras para un desarrollo óptimo, incluyendo estereotipos negativos, falta de recursos, depresión, pobreza, escaso apoyo, y bajos logros educativos.

Los proveedores de cuidado de la salud pediátrica pueden influir positivamente en la salud y en las trayectorias de vida a largo plazo de los padres adolescentes y sus hijos al crear un ambiente de apoyo y educación.

Orientación para el pediatra

1. Crear un hogar médico centrado en el paciente para padres adolescentes y sus niños. Las clínicas para adolescentes, en las que tanto los padres adolescentes como sus hijos completan sus consultas en la misma visita, modelan este enfoque.

2. Involucrar a las parejas y las familias en el período neonatal y la infancia, apoyando activamente a su participación en el cuidado de los niños.

3. Proporcionar un enfoque multidisciplinario e integral para el cuidado de los padres adolescentes mediante el uso de recursos comunitarios, como doulas, servicios sociales, y programas de visitas domiciliarias.

4. Promover el inicio y la continuación de la lactancia entre las madres adolescentes proporcionando recursos y alentando a la pareja y a las abuelas maternas para que sean solidarios en torno a la lactancia materna.

5. Brindar asesoramiento sobre anticoncepción durante los períodos pre y postnatal en asociación con los obstetras y en posteriores visitas de supervisión de salud. Ofrecer acceso a la gama completa de servicios anticonceptivos, incluida la ARAP. Proporcionar a los padres adolescentes asesoramiento anticonceptivo.

6. Utilizar una herramienta de detección validada para evaluar la depresión posparto en todos los padres adolescentes y derivar a salud mental cuando esté indicado.

7. Evaluar la posibilidad de VPI y proporcionar recursos comunitarios para lograr respuestas positivas de embarazadas y padres adolescentes.

8. Hacer hincapié en la importancia de completar la escuela secundaria y cursar estudios superiores o entrenamiento vocacional. Abogar por el cuidado de los niños en la escuela misma y por programas de formación que puedan facilitar este objetivo.

9. Reconocer todas las formas de crianza de los hijos, incluyendo la crianza compartida, y apoyar el rol del padre o la pareja de la adolescente.

10. Abogar por soluciones integrales, longitudinales, centradas en estrategias de prevención primaria para seguir disminuyendo las tasas de embarazo en adolescentes. Impulsar la financiación de programas que apoyen a los padres adolescentes para reducir la repetición de embarazos y optimizar la salud de los padres y el niño (es decir, atención médica, asistencia alimentaria, vivienda y programas de visitas domiciliarias).

11. Promover actividades de bajo costo con alto rendimiento para la mejora del desarrollo cognitivo y social de los niños pequeños, como jugar y leer.

12. Reconocer que los determinantes sociales de la salud, como la pobreza y la adversidad infantil, contribuyen a los resultados de salud de los padres adolescentes y sus niños. Proporcionar derivaciones a recursos comunitarios para abordar estas necesidades.

13. Conocer los programas comunitarios que apoyan a adolescentes embarazadas y padres adolescentes.

14. Detectar el consumo de sustancias, realizar una breve intervención y derivar para un marco de tratamiento considerando los recursos de la comunidad.

15. Abogar por un enfoque bigeneracional para mejorar los resultados para la díada en áreas como pobreza, educación y desarrollo socio-emocional.

16. La cobertura, el acceso y la coordinación de servicios entre los proveedores médicos debe ser una prioridad para los contribuyentes a fin de asistir a los padres adolescentes.

 
Comentario

Los padres adolescentes y sus hijos representan poblaciones de alto riesgo para problemas médicos, psicológicos, de desarrollo y sociales. Ellos se enfrentan a múltiples barreras como bajos recursos, estigmatización, depresión, escaso apoyo familiar y social, y bajos logros educativos.

Los pediatras y otros profesionales vinculados al trabajo médico y social se encuentran en un lugar privilegiado para influir positivamente en la salud y la vida de los padres adolescentes y sus hijos, creando un ambiente de contención, educación, asesoramiento y vinculación.

Favorecer la participación de la pareja y de la familia de la madre adolescente en el cuidado del niño y acercarlos a los recursos comunitarios que pueden colaborar en diversos aspectos son también pilares fundamentales para lograr el bienestar de los padres adolescentes y sus hijos.


Resumen y comentario objetivo: Dra. María Eugenia Noguerol