El envejecimiento, el estrés (especialmente los traumas infantiles) y la depresión están asociados con un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular, pero ¿cómo?
El envejecimiento y el estrés psicosocial se asocian con un aumento de la inflamación y el riesgo de enfermedad, pero los mecanismos moleculares subyacentes no están claros. Debido a que tanto el envejecimiento como el estrés también están asociados con cambios epigenéticos duraderos, una hipótesis plausible es que el estrés a lo largo de la vida podría conferir un riesgo de enfermedad a través de efectos epigenéticos en las moléculas involucradas en los procesos inflamatorios.
Un consorcio internacional estudió cuatro grandes cohortes que involucraron a más de 3000 personas e identificó un mecanismo potencialmente importante.
El envejecimiento, el estrés y la depresión se correlacionaron, no solo con la incidencia de enfermedad cardiovascular, sino también con el aumento de la producción (expresión) de una proteína llamada FKBP5.
Los experimentos in vitro en células humanas mostraron que el aumento de la proteína FKBP5 conduce a un aumento de la producción de NF-κB (una molécula maestra que activa la inflamación).
La disminución de la producción de FKBP5 mediante la edición de genes y el bloqueo de la acción de FKBP5 por inhibidores farmacológicos, disminuyeron en gran medida la respuesta inflamatoria.
En conclusión, nuestros hallazgos sugieren que el envejecimiento y el estrés disminuyen la metilación del ADN en los sitios seleccionados de FKBP5 relacionados con el potenciador, lo que contribuye a la regulación epigenética de FKBP5 en las células inmunes, el aumento de la inflamación periférica impulsada por NF-κB y un mayor riesgo cardiovascular.
Si bien el riesgo de enfermedad sin duda está determinado por múltiples efectores y mecanismos moleculares, el presente estudio ofrece información al descubrir un mecanismo a través del cual el envejecimiento y el estrés confieren riesgo de enfermedad a nivel molecular.
Estos conocimientos moleculares pueden ayudar a identificar biomarcadores y nuevos candidatos para el tratamiento de enfermedades relacionadas con el estrés y requerirán esfuerzos orquestados de investigación traslacional.
A pesar de estas posibilidades intrigantes, las políticas sociales siempre deben esforzarse por mejorar o, cuando sea posible, prevenir el estrés psicosocial excesivo en primer lugar.
Comentario
Ciertas alteraciones hereditarias en la estructura del gen (por ejemplo, mutaciones en el gen para el receptor del colesterol LDL) afectan el riesgo cardiovascular. Sin embargo, este estudio sugiere que cambiar la expresión (no la estructura) de los genes es una forma en que el envejecimiento, el estilo de vida y los eventos de la vida pueden afectar el riesgo.
Al mostrar que el aumento de la expresión del gen FKBP5 promueve la inflamación, lo que confiere riesgo de enfermedad vascular, los investigadores también han identificado la proteína FKBP5 como un objetivo potencial para la intervención terapéutica.