Al igual que la extinción real, la extinción IMAGINADA compromete la corteza prefrontal, amígdala y cortezas perceptivas.
La simulación interna de una experiencia del mundo real puede alterar la forma en que uno responde a esa situación en el futuro
ITRODUCCION
Las posibilidades de amenazas se adquieren rápidamente en entornos diversos y dinámicos. Sin embargo, la disminución de la amenaza aprendida es un proceso más lento y mutable (LeDoux, 2000). El miedo, por lo tanto, a menudo persiste en tiempos de seguridad (Vervliet et al., 2013).
Las reacciones defensivas desadaptativas afectan negativamente la calidad de vida y subyacen a los trastornos emocionales, como el trastorno por estrés postraumático (TEPT), las fobias y la ansiedad.
El aprendizaje de la extinción, la presentación repetida de un estímulo condicionado sin su consecuencia aversiva, es una de las formas más efectivas de reducir la amenaza aprendida en el laboratorio (Graham y Milad, 2011). La extinción es teóricamente un proceso central de la terapia de exposición, el tratamiento más recetado para enfermedades relacionadas con el miedo.
La terapia de exposición no es práctica en algunos casos porque la reconstrucción de las señales asociadas con un evento traumático puede ser difícil o poco ética de reconstruir (por ejemplo, una zona de guerra), o porque la intensidad de la reexposición es abrumadora para el paciente.
La imaginación crea una oportunidad única para simular la reexposición de una manera controlada para que el paciente pueda sumergirse a su propio ritmo. La simulación, en teoría, proporciona un método por
cuyas memorias de amenazas persistentes y inadaptadas pueden dirigirse al tratamiento, independientemente de los estímulos externos.
Existe una creciente evidencia de que la imaginación induce plasticidad neural
Esta investigación demuestra la utilidad de la imaginación como herramienta de extinción de amenazas y propone un mecanismo neuronal para la extinción imaginada que incluye una red de regiones cerebrales conocidas por apoyar el verdadero aprendizaje de la extinción.
Estos hallazgos amplían nuestra comprensión de cómo el cerebro humano modifica las representaciones de amenaza y, a su vez, nuestra capacidad para tratar los trastornos relacionados con la amenaza mediante la acción mental.
La imaginación, también llamada imagen mental o práctica mental, es una simulación consciente de un estímulo o evento que puede impactar la percepción, la cognición y la emoción. Existe una creciente evidencia de que la imaginación induce plasticidad neural.
Aactiva las cortezas perceptivas y motoras, mejora el rendimiento en el mundo real y apoya la predicción de eventos futuros, pero su papel en la regulación de la emoción sigue sin estar claro. Cuando es efectiva, la imaginación tiene una ventaja única como herramienta de regulación de la emoción porque es cambiante, está dirigida internamente y se disocia de la información sensorial inmediata.
RESUMEN
La extinción imaginada y real son igualmente efectivas en la reducción de patrones neuronales relacionados con amenazas
La imaginación es una simulación interna de eventos de la vida real y una herramienta de tratamiento común para los trastornos de ansiedad; sin embargo, los procesos neuronales mediante los cuales la imaginación ejerce el control del comportamiento no están claros.
Esta investigación pone a prueba si y cómo se imaginó las exposiciones a un estímulo amenazador, condicionado en el mundo real, influyen en las manifestaciones neuronales y fisiológicas de la amenaza.
Descubrimos que la extinción imaginada y real son igualmente efectivas en la reducción de patrones neuronales relacionados con amenazas y respuestas fisiológicas provocadas por la reexposición a señales amenazantes del mundo real.
Metodología Para probar la efectividad de la imaginación en el aprendizaje de la extinción y sus mecanismos neuronales, los investigadores del Mount Sinai expusieron a 68 participantes del estudio al condicionamiento auditivo de amenazas, lo que implicaba exponerlos a dos sonidos diferentes, uno de los cuales se combinó con una incómoda descarga eléctrica. A continuación, los participantes fueron aleatorizados en tres grupos.
El recuerdo de amenazas se restableció en todos los participantes a través de cuatro descargas sin señal, después de lo cual todos los participantes fueron luego expuestos nuevamente a los estímulos auditivos condicionados. Se recogieron imágenes funcionales de MRI para cada fase y se registraron continuamente las respuestas de conductancia de la piel. |
La conectividad de la red durante la fase de extinción mostró que, como lo imaginado, la extinción involucró a la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC) como un vmPFC central del centro, la corteza auditiva primaria y la activación de la amígdala durante la extinción imaginada y real fueron predictivas de las diferencias individuales en el éxito de la extinción. Sin embargo, el núcleo accumbens predijo el éxito de la extinción solo en el grupo de extinción imaginada.
Concluimos que la imaginación deliberada puede atenuar las reacciones a la amenaza a través de mecanismos de aprendizaje perceptivo y asociativo.
Regiones del cerebro que predicen el éxito de una extinción imaginada y real
Implicancias clínicas
Esta investigación tiene fuertes implicaciones para el tratamiento de la ansiedad y los trastornos relacionados con la amenaza. Si bien la integración de la imaginación con la terapia de exposición no es nueva, nuestro enfoque para la simulación de amenazas sí lo es.
Las aplicaciones clínicas de la imaginación no son herramientas de exposición pura: los pacientes tienen expectativas de recuperación, a veces están entrenados para controlar su respiración, y la imaginación se puede combinar con técnicas de reestructuración cognitiva u otras terapias basadas en la conversación.
En este experimento, la única diferencia entre el procedimiento de extinción real e imaginado es la existencia del estímulo externo. Esto nos permitió probar directamente si la reexposición del estímulo es crítica para el aprendizaje por extinción o si puede simularse internamente.
Concluimos que una simulación interna de una experiencia del mundo real puede alterar la forma en que uno responde a esa situación en el futuro.
De hecho, las exposiciones imaginarias a estímulos amenazadores son efectivas en la reducción de las respuestas de amenazas aprendidas y evocan una red de activación cerebral similar a la extinción real. Estos nuevos hallazgos cierran una brecha entre la práctica clínica y la neurociencia cognitiva.
Un tema estaba reservado solo para poetas y filósofos, los psicólogos ahora consideran a la imaginación como una herramienta cognitiva importante para la toma de decisiones y la regulación de las emociones.
"Nuestros datos indican que una simulación interna de una experiencia del mundo real puede alterar la forma en que uno responde a esa situación en el futuro", dice el Dr. Schiller. "Estos hallazgos novedosos cierran una brecha entre la práctica clínica y la neurociencia cognitiva al validar la efectividad de las terapias basadas en la imaginación dirigidas a los trastornos de ansiedad y ampliar nuestro conocimiento de cómo las acciones mentales pueden influir en los circuitos neuronales básicos". |