► Introducción
El aumento de la presión arterial (PA) es una de las principales causas de mortalidad e incapacidad a nivel mundial. De hecho, esta afección es considerara como uno de los factores de riesgo más importantes para enfermedad cardiovascular. Las normativas actuales consideran que una persona adulta es hipertensa cuando tiene una PA sistólica (PAS) de 140 mm Hg o más, o una PA diastólica (PAD) de 90 mm Hg o más, en dos mediciones sucesivas con un intervalo de tiempo promedio de dos semanas.
La hipertensión arterial supone un importante gasto económico para la mayoría de los países. En Estados Unidos, el gasto anual total generado por esta enfermedad ha sido calculado en 14.8 mil millones de dólares. En el año 2000 se estimó que más del 26% de la población mundial presentaba aumento de la PA. Sin embargo, el nivel de conciencia sobre la enfermedad y la tasa de éxito en su control y prevención aún no alcanzan un nivel aceptable a pesar de la introducción de terapias médicas innovadoras, por lo que sería importante hallar nuevas opciones terapéuticas para esta afección.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado una asociación entre la deficiencia de vitamina D y distintas enfermedades crónicas, entre ellas, la hipertensión arterial. En términos generales, la información disponible, derivada fundamentalmente de estudios transversales de casos y controles, indica una relación inversa entre la concentración de 25-hidroxivitamina D sérica y la PA. Asimismo, estudios en animales han sugerido la eficacia de los suplementos de vitamina D en la reducción de la PA en ratas hipertensas.
Se ha postulado una relación inversa entre el estado de vitamina D y la actividad del sistema renina-angiotensina; la vitamina D funcionaría como un inhibidor endógeno de dicho sistema, lo que reduciría la PA. No obstante, hasta el momento los ensayos clínicos llevados a cabo acerca del efecto que ejercen los suplementos de vitamina D sobre la reducción de la PA han arrojado resultados contradictorios.
El presente trabajo se llevó a cabo con el fin de determinar el efecto de la vitamina D como terapia complementaria a las drogas antihipertensivas en pacientes con PA elevada y deficiencia de vitamina D.
► Materiales y métodos
Se diseñó un estudio clínico aleatorizado, a doble ciego y controlado con placebo, que tuvo lugar entre septiembre de 2012 y abril de 2013 en Yazd, Irán. El ensayo incluyó pacientes de entre 25 y 50 años, con diagnóstico de hipertensión arterial y deficiencia de vitamina D. Los participantes fueron distribuidos de manera aleatoria para recibir suplementos de vitamina D o placebo. El grupo medicado con la vitamina recibió 50 000 UI de vitamina D3 (colecalciferol), una vez por semana. La duración de la intervención fue de 8 semanas. Se llevó a cabo un seguimiento vía telefónica de cada participante para asegurarse de que estuvieran tomando la medicación y para evitar la aparición de complicaciones imprevistas. Al finalizar el período en estudio, se controló el cumplimiento terapéutico en todos los casos.
Se midió la PAS y la PAD de cada participante con un esfigmomanómetro de mercurio, en posición sentada y luego de 5 minutos de reposo, dos veces consecutivas con un intervalo de 30 segundos sin cambiar de posición. El promedio de estas dos mediciones fue utilizado para el análisis de la información. Asimismo, se calculó la PA media (PAM) y la presión del pulso.
Se instruyó a los pacientes para evitar, en lo posible, la actividad física extenuante, la ingesta de bebidas y alimentos (salvo agua) y el consumo de drogas que pudieran afectar la PA, al menos una hora antes de la medición. Al comienzo y al final del estudio, se extrajo una muestra de sangre venosa de cada participante luego de 8 horas de ayuno. En las muestras se midió la concentración sérica de 25-hidroxivitamina D y la concentración de parathormona sérica, así como los niveles de calcio, fósforo, magnesio, sodio y potasio séricos.
Además, al comienzo del estudio se indagó acerca de las características demográficas de cada caso mediante una entrevista y un cuestionario; de esta manera, se registró edad, sexo, nivel de educación, duración de la exposición a la luz diurna, uso de pantallas solares, actividad física regular, antecedentes familiares positivos para hipertensión arterial, uso de drogas antihipertensivas y duración de su consumo.
Por último, se midió el peso y la talla y se calculó el índice de masa corporal (IMC). Al comienzo del estudio se midieron la cintura y la cadera, y se calculó el índice cintura/cadera con el fin de determinar la presencia de obesidad abdominal. Finalmente, se registró la ingesta dietaria de los pacientes al comienzo y al final del período en estudio.
► Resultados
De los 42 pacientes incluidos en el estudio, un total de 39 (19 del grupo medicado con vitamina D y 20 del grupo placebo) completaron las 8 semanas de tratamiento. Catorce (35.9%) eran hombres y 25 (64.1%), mujeres. La edad promedio de los participantes fue de 43.05 + 6.03 años. No se hallaron diferencias significativas en cuanto a los datos demográficos entre ambos grupos al comienzo del estudio.
Luego de 8 semanas de tratamiento, no se hallaron diferencias significativas en relación con los cambios del IMC entre ambos grupos. El promedio de 25-hidroxivitamina D sérica de todos los participantes que completaron el estudio fue de 18.07 + 7.26 ng/ml. Asimismo, el promedio de calcio y 25-hidroxivitamina D sérica fue significativamente más elevado en el grupo que recibió la medicación que en el grupo placebo, a diferencia del nivel de parathormona, el cual fue significativamente más bajo en el primer grupo.
El cambio promedio que se produjo en la concentración de 25-hidroxivitamina D durante la intervención fue significativamente mayor en el grupo que recibió la medicación que en el grupo placebo (34.06 + 13.46 ng/ml y 2.52 + 8.78 ng/ml, respectivamente). También se halló una diferencia estadísticamente significativa entre los dos grupos en cuanto al cambio promedio en la concentración sérica de parathormona. Al finalizar el estudio, casi todos los pacientes (94.7%) del grupo tratado tenían niveles normales de vitamina D, mientras que esta situación se observó sólo en el 5% del grupo placebo.
Por su parte, los promedios de la PAS, la PAD y la PAM eran significativamente más bajas al final del estudio en el grupo que recibió los suplementos de vitamina D que en el grupo placebo. Al finalizar el tratamiento, el 42.1% de los pacientes del grupo tratado aún tenía una PAS superior a 140 mm Hg, y el 68.4% contaba con una PAD superior a 90 mm Hg; no obstante, en el grupo placebo, el 95% de los pacientes mostraban estos resultados.
En ambos grupos se obtuvo una tasa de observación del protocolo completa, es decir que todos los participantes tomaron al menos 6 de las 8 cápsulas prescriptas durante las 8 semanas de tratamiento. Finalmente, ningún participante informó complicaciones asociadas con los fármacos.
► Discusión
Los hallazgos del presente trabajo han demostrado la eficacia del consumo semanal de 50 000 UI de vitamina D por vía oral durante 8 semanas como tratamiento complementario a las drogas antihipertensivas en el tratamiento de la deficiencia de vitamina D y en el control de la PAS, la PAD y la PAM, en pacientes con hipertensión arterial y déficit de vitamina D.
No se informaron complicaciones derivadas del tratamiento, y la tasa de abandono del estudio fue inesperadamente baja, lo que indica que los pacientes toleraron aceptablemente bien los suplementos administrados.
En este estudio, la ingesta semanal de 50 000 UI de suplementos de vitamina D por 8 semanas logró revertir la deficiencia de dicha vitamina en la mayoría de los pacientes del grupo que recibió la medicación (94.7%). Esto indica que la dosis y la duración del tratamiento resultó ser suficiente y eficiente para resolver el déficit de vitamina D. Tal como se esperaba, en el grupo que recibió la medicación se produjo un incremento significativo en las concentraciones de calcio y de 25-hidroxivitamina D, así como una disminución significativa en la concentración de parathormona.
En términos generales, los hallazgos del estudio sobre la eficacia de los suplementos de vitamina D en la disminución de la PA coinciden con numerosos ensayos clínicos que han investigado este tema. No obstante, también se han publicado trabajos que no han logrado demostrar dicha eficacia, aunque la discrepancia de resultados podría atribuirse a problemas metodológicos específicos. Más allá de estas diferencias, la información disponible en la mayoría de los ensayos observacionales indica una correlación inversa entre el estado de vitamina D y la PA, lo que estaría avalando los hallazgos del presente trabajo. Además, los datos aportados por algunos estudios llevados a cabo en animales de experimentación coinciden con los de la presente investigación, dado que señalan la eficacia de los suplementos de vitamina D en la disminución de la PA en ratas con PA elevada.
Si bien aún se desconoce el mecanismo por el cual la vitamina D podría regular la PA, los datos disponibles indican una relación inversa entre el estado de vitamina D y la actividad del sistema renina-angiotensina, lo que sugiere que la vitamina D actuaría como un inhibidor endógeno de dicho sistema y, por lo tanto, llevaría a la disminución de la PA. También se ha postulado que la vitamina D afectaría la regulación de la PA por acción directa sobre el endotelio y el músculo liso de los vasos sanguíneos. No obstante, otros autores sostienen que los probables efectos de la vitamina D sobre la PA tendrían que ver con la disminución de la concentración de parathormona que genera esta vitamina.
► Conclusión
El presente estudio ha demostrado que, en pacientes con deficiencia de vitamina D e hipertensión arterial, la administración semanal de 50 000 UI de vitamina D por vía oral durante 8 semanas como terapia complementaria a los fármacos antihipertensivos puede ser útil tanto en el tratamiento de la deficiencia de vitamina D como en el control de la PAS, la PAD y la PAM.
♦ SIIC- Sociedad Iberoamericana de Información Científica