Autores: Lic. Amanda Galli, Dr. Ricardo Mastandueno, Dr. Diego Enríquez, Dr. Daniel Flichtentrei
INTRODUCCIÓN
La continua y vertiginosa transformación del conocimiento científico médico durante las últimas décadas hace imperativo el desarrollo de nuevas estrategias de apropiación de los saberes. La práctica médica basada en evidencias requiere como insumo fundamental la evaluación crítica y el traslado juicioso y prudente de las novedades a los escenarios de la práctica profesional. Los médicos han ido desarrollando estrategias institucionalizadas o espontáneas de tipo adaptativo para afrontar una proliferación informativa a menudo inabordable para una persona.
La formación médica continua no se limita a la educación formal sino que comprende experiencias de muy diversa índole -formales e informales- tales como los encuentros con colegas, el autoaprendizaje y la educación a distancia. La educación médica continua puede ser definida como el conjunto de acciones y recursos dirigidos a cambiar la conducta de los profesionales para mejorar los resultados de su actuar con los pacientes; también se define como toda actividad que realiza el médico para seguir aprendiendo una vez finalizada su formación universitaria1.
El desarrollo científico y tecnológico así como las demandas de la nueva ética y los desarrollos socioeconómicos afectan de forma continua a la profesión médica; el profesional debe mantener un espíritu permanentemente inquisitivo y sostener una actividad de actualización continua para prevenir su propia obsolescencia.
La educación continua dista de ser una novedad. Sócrates y Platón consideraban a la educación como un proceso de toda la vida; Osler2 en 1900 publicaba una nota sobre la importancia de la educación continua y en 1961 el tema de la Segunda Conferencia Mundial de Educación Médica fue “Medicina, un estudio de toda la vida”. Todavía hoy la educación continua constituye el único tratamiento conocido para prevenir la obsolescencia progresiva de la competencia profesional.
Alfonso Mejía3 afirma que la educación inicial, independientemente de su duración, no garantiza un ejercicio profesional idóneo indefinidamente. Capacita solo para comenzar una carrera o empleo y aporta los cimientos para continuar la educación durante toda la vida profesional de un individuo. Sin educación continua la competencia decrece progresiva e inexorablemente.
RESUMEN Objetivo: Material y métodos: Resultados: Conclusiones: • Resulta evidente la necesidad de actualización percibida por los médicos es algo permanente, la requieren “con mucha frecuencia”. |
* Agradecemos a todos los usuarios de IntraMed que, una vez más, participaron activamente respondiendo la encuesta.
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