Un libro que narra historias de niños con enfermedades raras

"Fernanda y sus mundos secretos"

Las diferencias de capacidades y de mirada tienen voz en los relatos del escritor mexicano Ricardo Chávez Castañeda.

Fernanda y los mundos secretos
De Ricardo Chávez Castañeda
Ed. Fondo de Cultura Económica

Fernanda ha descubierto que existen mundos secretos, y en este libro los cuenta, pero con una condición: que el lector se implique con ella en su aventura.

Resumen 

Este libro contiene diez cuentos que son muchos secretos que Fernanda ha ido apuntando a lo largo de los días. Casi como un diccionario, en las páginas de este libro pueden encontrarse secretos que son como pájaros, como espejos, como cicatrices, secretos que se guardan en una alcancía o que son papel. Historias pequeñas que guardan una relación esencial con los misterios más grandes de la vida.

Así empieza

Éste es un libro de secretos. Algo así como un rarísimo diccionario que una niña llamada Fernanda fue formando lentamente. Sucedió igual que cuando entierras una semilla y al principio el suelo permanece quieto. Todos los días riegas y nada... hasta que una mañana encuentras un tallito verde y delgado como el bigote verde de un gato verde, y luego aparecen ramitas diminutas y el tallo engrosa y salen hojas y las hojas se llenan de palabras, y entonces tienes un libro completo.

Así le paso a Fernanda. Ella ni siquiera sabía que estaba formando un libro. Sólo juntaba secretos y más secretos, los coleccionaba como otras niñas reúnen muñecas u otros niños...

Ficha bibliográfica
Título: Fernanda y los mundos secretos
Escritor: Ricardo Chávez Castañeda
Colección: A través del espejo
Editorial: Fondo de Cultura Económica, 2004
Nº pág.: 133
ISBN: 968-16-7055-8


Fernanda y los mundos secretos

Por Lorena Elizabeth Hernández

En esta época, tan dolorosamente de moda el acoso escolar también conocido como bullying, ¿cómo explicar a los niños que las diferencias son disfrutables y no criticables?, ¿que tener un secreto puede ser un tesoro, pero también un tormento? Porque hay secretos que construyen historias, edificios, sueños, vidas; y hay otros en cambio, que se desmoronan por dentro mientras tratan de salir a la luz, aunque tú quieras impedirlo.

El libro que quiero recomendarte hoy es una maravillosa y fantástica historia sobre los secretos y los niños especiales. Se trata de Fernanda y los mundos secretos, escrito por Ricardo Chávez Castañeda -un autor mexicano-, publicado por el Fondo de Cultura Económica en su colección A través del espejo.

Ricardo Chávez Castañeda es uno de los autores, miembro de esta famosa Generación del Crack, nacido en la Ciudad de México en 1961, y miembro de una extraordinaria imaginación que queda plasmada en cada una de sus obras.

Ha tenido innumerables premios por sus cuentos y sus novelas, y ha publicado, entre otros libros, La generación fría, un diccionario que actúa de manifiesto de los escritores de su no generación; Los encebados, El día del hurón, Estación de la vergüenza, El final (inaudible), Crack, instrucciones de uso, El fin de la pornografía y su más reciente libro es La última epidemia de risa.

En Fernanda y los mundos secretos, Ricardo -que se asocia con su hija para escribir este libro- brinda una historia que va a sorprenderte y mover por dentro. Como bien lo dice el título, el libro está hecho a partir de secretos, y por consecuencia, de revelaciones de esos secretos.

Fernanda es una niña a la que le gustan los misterios, las historias ocultas y los buenos amigos. Es una chica que tiene la fortuna de conocer a seres especiales, de niños con discapacidades diversas, discapacidades muy distintas entre sí, pero que se vuelven una especie de niños súperheroes, a los ojos de la imaginación de niños buenos como Fernanda. El libro contiene un diccionario de los secretos, que es una especie de manual que nos enseña cómo cazar esos secretos, y también tiene una guía de instrucciones para leer un libro de niñas y niños secretos.

Y es que, pues los secretos pueden ser pájaros o cicatrices que hablan. Por ejemplo, hay una niña con el mar adentro, así y tal como suena, ella lo llevaba dentro y por eso se le dificulta muchísimo mantenerse en pie. También conocerás la historia de la niña que tenía murallas y era un castillo que no encontraba la manera de comunicarse con su familia y vivía aislada y sola dentro de sí misma, por supuesto, en una referencia a quienes padecen autismo.

O esa otra de un niño que no conocía el dolor porque sus alarmas para detectarlo no funcionaban, así que debía tener un cuidado extraordinario para no lastimarse, sin notarlo, y es que por más difícil que suene de creer, hay personas que no sienten el dolor. O la chiquita que era un verdadero genio porque carecía de la posibilidad del olvido, o se aprendía de memoria todas las palabras del diccionario, los poemas y hasta las clases de los profesores; o el niño, al que le falta la pierna, y lo habita un fantasma malvado que todas las noches le hace cosquillas.

Así una (inaudible) de historias de niños extraordinarios que nos llevan de la mano a entender que la diferencia debería significar tolerancia. Fernanda y los mundos secretos tiene su obra frente al espejo en Coraline, esa fantástica novela de Neil Gaiman, que nos narra la historia de una niña que está profundamente sola y abandonada por sus propios padres en su casa, y que a partir de ahí, empieza a buscar realidades paralelas, realidades que tal vez la van a llevar a caer en una trampa de la que es difícil salir. Pero la de Coraline es otra historia que te contaré en la próxima cápsula, Frente al espejo.

Fuente: Antena Radio / México / Distrito Federal

LA NIÑA QUE TENÍA MURALLAS Y ERA CASTILLO

Así fue como mi hermana abrió una grieta en su castillo y pudo comenzar a salir al mundo. […] Aunque algunas veces, al llegar yo de la escuela, me encontraba con las tarjetas de mi juego desparramadas en el piso y, dentro de ese caos de letras, una o dos, o tres, o cuatro o hasta cinco palabras que me iban contando la historia secreta de mi hermana. Entendía que para mi hermana, el mundo era muy diferente al que yo veía todos los días. […] por eso mi hermana se volvió castillo. Eso no me lo dijo ella, pero yo entendí que tal fue la causa de sus murallas y de su puente siempre cerrado. Para que los sonidos no la dañaran. Si se encerraba dentro de su propio cuerpo, podría defenderse mejor de ese mundo como de espinas que estaba afuera de ella. […] Yo digo que se desplomaron las murallas del castillo y por primera vez en su vida, mi hermana cruzó el puente levadizo para venir a visitarnos.

"abrAZO", es una de las palabras que forma la niña que tenía murallas y era castillo, con las fichitas del juego de su hermana, "¿eNTonceS nO esToY LoCa?" –pregunta.

Esta personita distinta, especial, rara, excepcional y única, existe en un mundo donde su diferencia la hace pertenecer a la minoría de la humanidad. Ella en su universo aparte, en el cual se reconoce diferente, como el resto de los niños que conocemos en Fernanda y los mundos secretos, nos concilian desvanecer las esperanzas y las exigencias en la conducta de cada una de las personas para alcanzar nuestra propia libertad, este punto de encuentro que se halla en cada uno de nosotros y es el que nos consiente atravesar, abrir los ojos sin sentirnos extraños, tender puentes hacia nuestro alrededor. Nos trasladan a apreciar las coincidencias, las alianzas con la vida, a comprender y aceptar la imposibilidad de crear muros con respecto a los que amamos, porque nada llega jamás a su fin. Allí donde uno hunde las raíces que emanan de lo mejor y más verdadero de uno mismo, encontrará siempre un hogar. Volver es visitar algo que nos ha formado.

Fernanda y los mundos secretos son los hallazgos de la imaginación por crear puentes hacia la solidaridad y la comprensión para con las diferencias que nos habitan, y para con las de los otros, espejos nuestros. Estas historias nos devuelven el descubrir con una sorpresa feliz que la vida no es blanco y negro, que la vida está llena de coloraciones, y cada trazo en ésta es un matiz, quizá un arcoiris.

Diez historias que narran diferentes formas de pertenecer al mundo, que retratan una individualidad, una experiencia del recorrido por el mapa de la existencia. De una existencia donde lo que hacemos es importante para nosotros mismos, no porque queramos convencer a los otros de nada.

Fernanda y los mundos secretos pertenece a la colección A través del espejo de la Editorial del Fondo de Cultura Económica, en la cual se reúnen hasta ahora: El Domador del viento, de Geraldine McCaughrean, El Siglo xx, de Marcelo Birmajer, Gravedad artificial, de Matthew T. Anderson, Sinfonía de Coram, de Jamila Gavin y Voces griegas, de Beatrice Masini. Cada uno de estos libros comprende travesía y confidencia, con los que mirar alrededor es reconocer que el mundo entero es nuestro. Cada uno, valioso itinerario desde la contemplación y sabiduría de los personajes femeninos. Los autores nos ofrecen una profunda apuesta por la cultura de la paz, la generosidad, el respeto y la solidaridad. En palabras de la creadora de esta colección:

A través del espejo, de la Biblioteca Juvenil, del Fondo de Cultura Económica, es una nueva colección de narrativa, integrada por literatura de diversos estilos y temas de autores nacionales e internacionales, para todos aquellos que han dejado atrás los libros para niños y buscan otros espacios para mirar y habitar, a través del espejo de las palabras.

Este público cuya identidad está en plena transformación, en la que se definen y conforman criterios ideológicos, apreciaciones y percepciones sobre el ser y el entorno en general, en la que se constituye el conocimiento del mundo y la asimilación psicológica, cultural, social y económica. Con todo, las novelas incluidas en esta colección son también una buena opción de lectura para todas las edades, aunque los estilos y temáticas que aborda pueden ser de referencia cercana a los jóvenes, sobre todo en su condición de vía de conocimiento del mundo y conformación de la identidad. No pretende abordar asuntos tradicionalmente relacionados con la adolescencia (sexo, drogas, violencia) con objetivos pedagógicos sino más bien ampliar el panorama de reflexiones sobre la condición humana, que conforme así criterios propios de mayor conciencia con propuestas que forman un abanico de los géneros literarios.

¿Todas las historias tienen algún basamento real? ¿Existen estos problemas?

RCC:  Sí, sí, todo existe. Por eso es increíble, tengo un sobrino que lo leyó diecisiete veces, que para mí es un record.  Y me acuerdo que mi prima decía que él, lo primero que le preguntó cuando acabó el libro fue: “¿Existen estos niños?” Y es que es cierto. Si ustedes leen ese libro es como si fueran superhéroes pero antihéroes. Hay un niño que no siente el dolor. Entonces sus amigos hacen competencias a ver quién resiste más el dolor, y entonces se ponen una liga. Y entonces todos empiezan a quitarse la liga y él, no. Y entonces el dedo se le empieza a poner rojo, morado, hinchado y entonces sus amigos se empiezan a dar cuenta de que va a ganar pero que su amigo resiste todo. Y al final son cuatro cuidadores del niño, que todo el tiempo están atrás de él. De pronto van a la casa y les abre la puerta la mamá que está vestida como astronauta y está en un mundo rarísimo, donde nada tiene vértices, todo es curvo y todo es suave, acolchonado. Y entonces, la mamá les cuenta que ella también tiene el problema. Que ella tampoco siente el dolor. Entonces siempre tienen que ver con amigos. Con la amistad siempre tratando de ayudar a estos niños… no ayudar… sí proteger, entender a estos niños distintos.

El libro no lo escribiste como alegoría…

RCC: No. Son casos reales. No eran niños. Son los casos de Oliver Sacks. Una persona que se levanta y que dice: “Esta pierna no es mía”. Y se la quiere serruchar realmente. Yo cambié la manera. ”Para nosotros es tu brazo. ¿Cómo que no es tu brazo?”.  Una mujer que no veía, que solamente ve la mitad, entonces, si les pones un plato de comida, ellos solamente comen la mitad. Entonces les corren el plato y comen la otra mitad, pero no ven el plato. No ven la mitad del mundo. Es un problema cerebral. El caso del autismo no lo saqué de Oliver Sacks. Lo saqué de indagar con algunos amigos. La niña que tiene autismo, en realidad tenía una hipersensibilidad auditiva. Me acordé de la casa Usher de Edgar Allan Poe. Y lo que decían era que era tal la sensibilidad auditiva que cualquier ruido la mataba. Entonces ella no se acercaba, no se movía, no quería que nadie la tocara. Todo lo increíble de Fernanda y los mundos secretos, lo increíble de Oliver Sacks, es descubrir tantas posibilidades humanas, y cómo nuestro mundo no está hecho para esas personas. Cómo eso las hace sufrir.

No me acuerdo si lo conté aquí, pero hay un caso de una mujer, que no puede soportar el contacto humano. A pesar de ser autista, ella creó unos repertorios que le permiten estar entre nosotros. Podría estar ahora sentada ahí. Pero lo que ella cuenta es que, por ejemplo, cuando su mamá se acercaba, sentía que la iba a matar. Y que por eso lloraba, y lloraba, y lloraba y lloraba. Porque sentía que el contacto le hacía daño. Que si su mamá la apretaba la estaba asfixiando. Y cuenta que ella deseaba que su mamá la tocara. Que una vez la mamá abrió la puerta y entonces ella corrió para abrazarla y se detuvo. De ahí no pudo pasar. Pues esta mujer, hasta donde yo sé trabaja, logró vivir con los seres humanos. Dice que no entiende a los seres humanos. Somos de una complejidad asombrosa. Ella cuenta que todos los seres humanos hacen un gesto, y ese gesto tiene mil interpretaciones. Y que ella no entiende. Y que ella entiende a los animales.

Ella trabaja con animales. Y lo que ella creó es un matadero más humano. Una manera de matar a las vacas más humanamente. Porque como entiende a las vacas, y las van a matar, lo que hizo fue ayudar a las vacas. Ella es una  ingeniera que tiene que ver con las construcciones de mataderos y demás, pero lo que ella cuenta es que cuando llega a la casa no puede mantener relaciones humanas. No puede. En un lugar como este, no entendería nada. Es tal la cantidad de mensajes…  todos son mensajes. Un guiño, la manera en que te rascas, un silencio…

Todo es comunicación.  Ella no puede captar tanto lenguaje, tanta comunicación. Se cansa. Dice que le empieza a doler la cabeza. El caso es que como ella necesita el contacto, se inventó una máquina, que es como una plancha de ropa, de trajes, de sacos. Y entonces ella se mete en la plancha, la plancha se cierra, y ella controla la presión. Porque a veces necesita más presión.  Y esa es su manera de sustituir la afectividad humana que no puede recibir. Y es entonces que yo digo: “¿Cómo puede vivir esta mujer en este mundo?”  Me la imagino en el metro ahora. Pobrecita, se muere (Risas).