Resultados negativos

¿Sirve la quelación en la enfermedad coronaria?

La quelación tiene poco efecto en la enfermedad cardíaca

By Genevra and Pittman

NUEVA YORK (Reuters Health) - Extraer los metales del cuerpo mediante un tratamiento controversial tiene poco efecto en el largo plazo en la salud de los pacientes que tuvieron un infarto.

Un equipo no halló diferencia en la mortalidad de los 1708 participantes durante cuatro años y medio tras recibir la terapia de chelación o infusiones de una sustancia placebo, sino sólo una pequeña disminución de la proporción que necesitaba un stent u otro procedimiento después de la quelación. Pero dado que más de uno de cada seis participantes abandonó el estudio, ese reducido benefició perdió toda relevancia.

"Lo consideraría un hallazgo básicamente poco fiable", dijo el cardiólogo Steven Nissen, de la Fundación Clínica de Cleveland y autor de un editorial publicado con el estudio. Definió a la chelación como "una forma de curanderismo" que algunos pacientes vulnerables piden cuando, por ejemplo, necesitan un bypass coronario.

"El peligro principal es que se distraen a los pacientes de las terapias con efectividad demostrada hacia este tipo de terapias que no dan resultado", agregó Nissen.

La quelación comienza con la administración por vía intravenosa de un fármaco que se une a los metales, como el calcio, el plomo y el hierro, para poder extraerlos fácilmente con la orina. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su nombre en inglés) la aprobó para tratar el envenenamiento con plomo, pero también la utilizan para varias enfermedades, hasta con el autismo infantil.

En el 2010, la FDA instó a las empresas a dejar de ofrecer la terapia para tratar el autismo, las enfermedades cardiovasculares y otras aplicaciones no autorizadas ni comprobadas.

Ante este nuevo estudio, un vocero de la FDA dijo por e-mail: "No existen productos de quelación aprobados para tratar la enfermedad cardíaca. Además, todos los productos que aprobó la FDA exigen la indicación médica porque sólo se pueden utilizar de manera segura bajo supervisión profesional".

El equipo del doctor Gervasio Lamas, del Centro Médico Mount Sinai, Miami Beach, le administró al azar a un grupo de adultos mayores con un infarto previo 40 rondas de quelación o infusiones de placebo. El estudio se realizó en 134 clínicas de Estados Unidos y Canadá. Cada infusión duró unas tres horas.

Luego, el equipo controló a los voluntarios durante cuatro años y medio para determinar quiénes desarrollaban enfermedad coronaria y no halló diferencias entre los grupos en la cantidad de participantes que tuvieron un segundo infarto (6-8 por ciento) o un accidente cerebrovascular (alrededor del 1 por ciento).

Pero al combinar los resultados de ACV, infartos, muerte, cirugías cardíacas e internaciones, el grupo tratado con quelación evolucionó algo mejor. El 26 por ciento sufrió uno de esas complicaciones (la mayoría, cirugía), comparado con el 30 por ciento del grupo tratado con placebo, según publica el equipo en JAMA.

La quelación duplicó la cantidad de pacientes con bajos niveles de calcio. Para Lamas, la quelación fue un procedimiento seguro. Señaló que si algunas clínicas se apuran demasiado en las infusiones, los niveles de calcio de los pacientes pueden caer a niveles peligrosos y provocar arritmias.

La terapia completa de quelación cuesta unos 2000-5000 dólares; los seguros de salud no la cubren. Lamas no la recomendaría a todo pacientes que se está recuperando de un infarto, pero comentó que ahora es más optimista que al inicio del estudio.

En un segundo editorial, los editores de JAMA destacan las controversias que surgieron durante el estudio, como las acusaciones contra los investigadores en algunos centros, y dicen que el beneficio posible de la quelación, si lo hubiera, sería pequeño. "Esta prueba e información debería disuadir a los médicos responsables de ofrecer o recomendar la chelación a los pacientes con enfermedad coronaria y debería desalentar a los pacientes con un infarto previo a solicitar la terapia con la esperanza de prevenir una segunda complicación cardiovascular", sostiene el equipo del editor jefe doctor Howard Bauchner.

FUENTE: Journal of American Medical Association