Ciencia a lo loco, por Diego Golombek

¿Mujeres y niños primero?

Todo indica que la adrenalina no fomenta la caballerosidad: hay estudios que demuestran que, contra lo que dice la tradición, en la mayoría de los naufragios los que sobreviven son ellos.

Fuente: La Nación

Por Diego Golombek

Todo el mundo lo sabe: se hunde el barco y Leo DiCaprio se sacrifica para que Kate Winslet quede sana y salva, así puede tirar la joya al mar en la última escena. Es lógico, cuando hay una catástrofe primero hay que salvar a los niños y a las mujeres, después, con suerte, algunos hombres y, por último, la tripulación (salvo el capitán que se hunde con su barco).

¿Y de dónde viene este mito de la caballerosidad marítima? Y, sobre todo, ¿es cierto? Hay ciencia para todo, y un reciente trabajo publicado por el economista Mikael Elinder (de la Universidad de Uppsala, en Suecia) en la pomposa revista de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, se dedica al tema. Al parecer todo empezó con el hundimiento del Birkenhead frente a Sudáfrica, pero, claro, el Titanic en 1912 arrasó con todo: hubo órdenes explícitas de aquello de que las mujeres y los niños., y, como resultado, la tasa de supervivencia de mujeres fue 3 veces mayor que la de los hombres. Los fríos números indican que sobrevivieron 3 de cada 4 mujeres, y más o menos la mitad de los niños en comparación con un 20% de los hombres (incluyendo a los marineros). Claro que habría razones más allá de la moral y las buenas costumbres: se dice que el capitán Smith amenazaba con disparar a los hombres que no cedieran sus lugares a las pasajeras. De ahí a la película hay sólo un paso, pero esto podría ser una excepción: la investigación de Elinder, que abarcó unos cuantos naufragios a lo largo de tres siglos, con unos 15.000 pasajeros afectados, demostró que la supervivencia de los muchachos fue del doble que la de ellas. Y de los niños mejor ni hablar (es cierto que había pocos datos, pero la tasa de sobrevida era de alrededor del 15%). Peor aún: la tripulación tenía mejores chances de sobrevivir que los pasajeros (¡un 18% más!). Ni siquiera se salvan los barcos de su majestad la reina: en barcos británicos en peligro la supervivencia de las pasajeras resultó más baja que bajo otras banderas. Tal vez el mito de las mujeres primero haya sido fogoneado por los opositores del voto femenino: miren que los buenos de los hombres siempre van a salvaguardar al sexo débil, así que, ¿para qué quieren votar, eh? A lavar los platos y a remar a los botes.

Pero hay más en juego: las probabilidades parecen depender de cuánto tiempo tarda el barco en hundirse. Un estudio comparativo entre el Titanic (1517 muertos entre 2207 pasajeros) y el Lusitania (1198 muertos de los 1949 que llevaba) indica que la principal diferencia es que el barco favorito de James Cameron tardó unas dos horas y media en irse a pique, mientras que el Lusitania estaba en el fondo en sólo 18 minutos. En este último barco la supervivencia fue mayor para los hombres en buen estado físico de entre 16 y 25 años. Este mismo grupo fue el menos favorecido en el Titanic (donde también hubo mayor proporción de niños salvados). ¿Qué pasó? Según un trabajo de científicos australianos, si todo pasa rápido no hay tiempo de pensar, y el instinto y la adrenalina obligan a salvarse como sea. Pero si la cosa va más lenta, entra en juego el sacrificio y el altruismo en bien de la especie (o de Kate, en todo caso). Por esto mismo es que el caso es de interés para los economistas que estudian el comportamiento, que quieren saber en qué condiciones la gente es más egoísta y en cuáles se juega por sus semejantes, sean amigotes o perfectos desconocidos (o, más bien, desconocidas o desconociditos). Pero más allá de Hollywood donde el amor es más fuerte, parece ser que en la mayoría de los casos gobierna la ley del más fuerte.

Así que más que las mujeres y los niños primero, debería ser: sálvese quien pueda..