Estudio publicado en "The New England Journal of Medicine"

Aumento de malformaciones congénitas con tratamientos de fertilidad

"Necesitamos con urgencia información contemporánea para conocer si el riesgo se repite en la forma en que actualmente se realiza la técnica ICSI".

Por Gene Emery

NUEVA YORK, 9 mayo (Reuters Health) - La inyección intracitoplasmática de espermatozoide (ICSI) fue asociada con un aumento del riesgo de malformaciones congénitas en un nuevo estudio publicado en New England Journal of Medicine.

El pequeño riesgo de tener un bebé con algún defecto congénito aumentó un 57 por ciento con el ICSI, un método en el que se inyecta un único espermatozoide en un óvulo. En cambio, con la técnica más antigua de fertilización in vitro (FIV), en la que los espermatozoides se mezclan con los óvulos, no pareció aumentar ese riesgo.

El autor principal, doctor Michael Davies, de la Universidad de Adelaida, Australia, advirtió que ese peligro no reflejaría los avances de la técnica de ICSI a partir del 2002, año en el que fue concebido el último niño incluido en el estudio.

"Necesitamos con urgencia información contemporánea para conocer si el riesgo se repite en la forma en que actualmente se realiza la técnica ICSI", afirmó. En algunos centros, dijo, el 70 por ciento de los tratamientos se realiza con ICSI.

Los resultados demuestran también que otras técnicas son seguras. Aun cuando se utilizaron embriones descongelados, el riesgo de que desarrollen malformaciones no aumentó.

Y aunque los datos crudos demostraron que los bebés concebidos por FIV eran más propensos a desarrollar malformaciones congénitas, ese riesgo desapareció cuando los autores consideraron la edad, el tabaquismo, el peso y otros factores maternos. "En el caso de la FIV, lo que influirían son los factores de riesgo de la paciente", dijo Davies.

"En general, esto respalda la noción cada vez más generalizada de que gran parte del aumento de los defectos congénitos está asociado con la causa de la infertilidad y no con el proceso necesario para lograr el embarazo", indicó por correo electrónico el doctor Richard Reindollar, vicepresidente de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva.

El estudio "destaca la necesidad de continuar la vigilancia, quizás especialmente cuando se utiliza ICSI", declaró a través de un comunicado Joel Leigh Simpson, presidente electo de la Federación Internacional de Sociedades de Fertilidad. "El asesoramiento de cada pareja debe ser personalizado, aunque también necesitamos mantener todo en perspectiva; la gran mayoría de los embarazos con técnicas de fertilización no tiene complicaciones", agregó.

Los resultados, presentados el sábado en el Congreso Mundial para Elaborar Consensos en Ginecología, Infertilidad y Perinatología, realizado en Barcelona, aparecen cuando en el mundo nacen cada año 3,7 millones de bebés mediante las distintas técnicas de reproducción asistida.

El equipo de Davies comparó tres bases de datos de Australia del Sur con información de partos, partos de mortinatos, abortos, malformaciones congénitas sin detectar en el útero, defectos identificados antes de los cinco años y embarazos mediante tratamientos de fertilidad. Estos últimos eran 6.613.

El riesgo de que los bebés nacieran con alguna malformación congénita fue del 8,3 por ciento con técnicas de reproducción asistida y del 5,8 por ciento sin esas técnicas. Sólo con la FIV, la tasa fue del 7,2 por ciento, mientras que con ICSI fue del 9,9 por ciento.

Las tasas de malformaciones congénitas también fueron elevadas en los bebés de las mujeres que habían concebido sin asistencia, pero que habían tenido un embarazo previo con alguna de esas técnicas. Este es otro indicio de que el origen del problema estaría en los padres y no en las técnicas.

Davies dijo que la técnica de ICSI aumentaría el riesgo de que los bebés desarrollen defectos congénitos porque la inyección directa de un espermatozoide en un óvulo pasaría por alto mecanismos naturales que impedirían que el esperma defectuoso o un espermatozoide sin posibilidades penetre el óvulo.

El equipo también obtuvo pruebas de que el uso no supervisado de citrato de clomifeno (Clomid), que se usa para inducir la ovulación, triplica el riesgo de que los bebés desarrollen defectos congénitos. Esto, para Davies, podría ser porque las mujeres siguen tomando el fármaco un segundo mes, cuando estarían embarazadas sin saberlo.

El producto también puede provocar malformación fetal, pero Davis consideró que se necesitan más estudios para confirmar esa sospecha.

FUENTE: N Engl J Med, 2012.