Imágenes cerebrales

RMN para "ver" las voces de la esquizofrenia

Definir qué áreas del cerebro reflejan las alucinaciones auditivas crónicas.

El origen y causas de la esquizofrenia siguen siendo un misterio, así como su expresión morfológica en el cerebro de los afectados. No obstante, un equipo de investigadores de Valencia ha logrado una primera aproximación en este sentido: definir qué áreas del cerebro reflejan, debido a la reducción de materia gris, las alucinaciones auditivas crónicas, uno de los síntomas más frecuentes en esta dolencia psiquiátrica.

Enrique Mezquita. Valencia

Desde hace tiempo se conoce que los pacientes esquizofrénicos presentan alteraciones morfológicas en el cerebro, pero hasta la fecha no existía ningún estudio que pudiera correlacionar áreas específicas dañadas con una sintomatología clínica. Un trabajo realizado por la Unidad de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia, bajo la dirección de María José Escartí y la supervisión de Julio Sanjuán, y los grupos de Imagen Médica de la Universidad Politécnica de Valencia y de Radiología del Hospital Quirón de Valencia, dirigidos por Montserrat Robles y Luis Martí-Bonmatí, respectivamente, ha revelado que los esquizofrénicos con alucinaciones auditivas crónicas presentan alteraciones en dos áreas cerebrales concretas, el lóbulo frontal inferior izquierdo y el poscentral derecho.

Para realizar el estudio, de más de seis meses de duración, se seleccionaron 18 sujetos con esquizofrenia y alucinaciones auditivas persistentes y 19 sujetos sanos. A los primeros se les analizó con la escala para la valoración de los síntomas psicóticos (Psyrats, por sus siglas en inglés), que mide de forma específica la gravedad, duración, extensión y frecuencia de las alucinaciones auditivas, entre otros aspectos. Posteriormente, a través de la resonancia magnética (RM), se estudió a ambos grupos con una técnica de morfometría basada en vóxel.

Reconstrucción
Según ha explicado Martí-Bonmatí, con esta técnica "reconstruimos el cerebro a través de una RM de muy alta resolución y, a partir de ahí, analizamos cada uno de sus puntos para ver en qué áreas concretas los esquizofrénicos tenían menos sustancia gris respecto al grupo de control".

Según Martí-Bonmatí, aunque el estudio se ha centrado en un grupo muy homogéneo de pacientes -varones con el mismo nivel educativo, tiempo de tratamiento y alucinaciones auditivas crónicas-, "nos ha permitido comprobar la correlación clínica, ya que cuánto más graves son las alucinaciones, más afectadas están las dos áreas descritas". Además, ha añadido, "es un punto de arranque para ver si se produce esa correlación u otras similares en otros subgrupos de pacientes".

En caso de confirmarse los resultados, "significará que ya disponemos de un biomarcador de enfermedad y tal vez de un endofenotipo para la esquizofrenia", que permitirá estudiar sujetos con un primer brote y "saber cuál va a ser su gravedad". Según Martí-Bonmatí, esos conocimientos también permitirían diferenciar a los pacientes en función de sus áreas cerebrales dañadas, consiguiendo así "definir subtipos de esquizofrenia y acabar con esta situación de enfermedad dispersa y difusa".