El deterioro visual en sí no aumenta el riesgo de suicidio, pero sí lo hace cuando está relacionado con una mala calidad de salud, según indica un estudio del Bascom Palmer Eye Institute (Estados Unidos), publicado en “Archives of Ophthalmology”.
Los resultados sugieren que mejorar el tratamiento de enfermedades que deterioran la visión y otros factores asociados a una mala condición de salud reduciría el riesgo de suicidio, concluye el equipo dirigido por el Dr. Byron L. Lam.
Los autores analizaron datos de 137.479 adultos que participaron en encuestas del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias entre 1986 y 1996. Posteriormente, los investigadores cruzaron esos datos con los registros del Índice Nacional de Mortalidad. Durante los 11 años de seguimiento, se registraron 200 suicidios.
Tras considerar varios factores demográficos, la cantidad de enfermedades que no estaban relacionadas con la visión, la autocalificación del estado de salud y el deterioro visual estuvieron relacionados con un 50% más riesgo de muerte por suicidio, aunque esa relación no fue estadísticamente significativa.
En cambio, la relación entre el suicidio y una baja autocalificación de la salud, una mayor cantidad de enfermedades no relacionadas con la vista y el deterioro visual sí tuvieron una relación indirecta, pero significativa, del riesgo de suicidio.
Estos resultados sugieren que los adultos mayores, aquellos con enfermedades que no afectan la visión y aquellos con una mala percepción de su salud y deterioro visual tienen más probabilidades de suicidarse.
"Los oftalmólogos deberían conocer ese aumento potencial del riesgo de suicidio en pacientes con deterioro visual, en especial en aquellos con mala calidad de salud, y derivarlos a los profesionales adecuados", concluyen los investigadores.