Por: Clarín.com
La sensación de vergüenza puede ser insoportable. Más para aquellos que sienten, ante la amenaza, que su cuerpo se transforma en una caldera, se pone de miles de tonalidades coloradas y luego se empapa en sudor. Las personas que tienen tendencia patológica a ruborizarse acaban siendo víctimas sociales de este sentimiento. Sin embargo, una intervención puede acabar con su pesadilla, como se subrayó en el primer simposio sobre este tratamiento celebrado recientemente en Barcelona. Joan Moya, jefe de cirugía torácica del hospital de Bellvitge de L Hospitalet, considera que "se ha demostrado que la operación es la única solución válida" para dejar de ponerse colorado.
En Cataluña, por caso, ya pasaron por el quirófano más de 400 personas con rubor facial patológico el 80% son mujeres. Los pacientes dicen que tras operarse la vida cambia, el rubor desaparece y llevas una vida normal . Los afectados por el rubor patológico ven su vida cotidiana limitada por la mirada de los demás. Un solo pensamiento puede hacerles sonrojar. Y el fenómeno se repite muchas veces al día, a menudo sin ser conscientes, lo que les provoca un temor obsesivo a todo lo que implique estar ante otras personas: hablar en público, comer en grupo, y más. El rubor genera en ellos aislamiento, incluso fobia social. Muchos acaban automarginándose de la vida pública. Jesús Real, un cardiólogo de 63 años, cuenta que pasó su juventud tiranizado por un rubor exagerado y unos ataques de sudor inimaginables jugaba al tenis y dejaba charcos, no me atrevía a saludar a una chica con un beso en la mejilla por no ponerme rojo, llevar corbata era un suplicio . Puso en práctica una serie de trucos (usar toallitas en la campera, recambios de ropa interior y más), hasta que averiguó que existía una operación. No paré hasta encontrar dónde operarme , dice. Los médicos explican que muchos afectados ni siquiera hacen una consulta. Pero, dicen, el tratamiento quirúrgico del rubor patológico es altamente efectivo. Consiste en la intervención ya usada para curar la hiperhidrosis o sudoración excesiva: una pequeña incisión en la axila y la extracción del segundo ganglio simpático torácico, lo que soluciona el problema en el 94% de los casos, según los profesionales. Este ganglio del sistema nervioso controla la sudoración y también el enrojecimiento.
Sin embargo, no todos los médicos coinciden con este tratamiento. Hay que entrar al tórax y tener el pulmón reclinado o sin aire. Es una intervención compleja, porque hay que ir más alto que para tratar la hiperhidrosis, y entonces está más cerca de una región complicada , explica el cirujano torácico argentino Enrique Beveraggi (hijo). E incluso reconoce las dificultades: A mí me costaría mucho indicárselo a un paciente, requiere de audacia. Soy conservador en ese sentido .
Opinión
Nunca tuve problemas con ponerme colorado, soy muy caradura. Pero estoy seguro de que sonrojarse está muy bien. Delata emociones sinceras. Seguramente hay personas que tienen conflictos sociales y se ruborizan hasta cuando meten la moneda en la máquina del colectivo, pero que la coloración de la cara tenga que ver con una emoción me parece que está bárbaro. Espero que la operación sólo le saque a la gente la reacción de ponerse colorado, porque si extirpan directamente la vergüenza el mundo sería un quilombo, andaríamos todos en bolas por la calle. En mi caso, me pongo colorado en pocas situaciones: cuando como un puchero con vino en pleno invierno, y me encanta. Sí estaría bueno que operen para sacar el violeta: que es el color que toma mi cara cuando pierde Huracán.
Coco Silly
actor
Opinión
El rubor es una reacción del cuerpo ante lo que considera o siente como una mirada filosa del otro, capaz de captar algo que a la persona mirada le provoca vergüenza. Entonces, cortarlo por vía quirúrgica obviamente le va a evitar el rubor para siempre, pero no cortará el sentimiento displacentero y de angustia que eso genera. Al no tener la reacción del rubor, de alguna manera la persona queda desamparada. Puede que el rubor sea tan acuciante que no le deje tener vías de relación, pero igual es mejor tratarlo por vía psicológica que someterlo a una operación. El rubor tiene que ver con una emoción. Esa emoción puede ser la vergüenza (también la excitación sexual, pero en ese caso no suele preocupar), y esa vergüenza se siente. Pero aun operado, la vergüenza seguirá existiendo. La operación es una medida extrema, peligrosa e innecesaria. El tema se puede trabajar de otro modo.
Sergio Rodríguez
psicoanalista