Superficie ocular

Efectos nocivos del cloro en el epitelio corneal

Estudio de los efectos producidos por el agua de la canilla y de las piscinas sobre el epitelio de la superficie ocular.

Autor/a: Dres. Misaki Ishioka, MD, Naoko Kato, MD, Akira Kobayashi, MD,

Fuente: Cornea 2008;27:40–43

La natación frecuentemente produce enrojecimiento, picazón e irritación de los ojos y un examen oftalmológico en dichos casos puede revelar queratitis punteada superficial e inyección conjuntival y ciliar. Después de nadar es común encontrar síntomas que indican edema de cornea como visión de arco iris y/o halos alrededor de las luces y presencia de erosiones en el epitelio corneal en forma punteada o linear al examinarlo con microscopio de lámpara de hendidura.

El cloro es el desinfectante más comúnmente utilizado en las piletas de natación y en el agua corriente. En Japón, se exige por ley que la concentración de cloro debe ser 0,4-0,1mg/L. Además, los estudiantes deben enjuagarse los ojos con agua corriente después de la natación. Estimamos que esto puede tener un efecto aún más nocivo para el epitelio de la superficie ocular.

En el presente estudio se realizó un experimento simulando las condiciones de los ojos durante la natación y posterior enjuague con agua corriente, en el que la superficie ocular de voluntarios saludables fue irrigada con distintos tipos de líquidos y luego se evaluó el epitelio corneal observando el perjuicio ocasionado por el cloro.

Pacientes y métodos:
Se irrigaron los ojos de veinte voluntarios de la siguiente manera: 250ml (50 segundos) de solución salina fisiológica (SSF), agua destilada (AD), agua corriente o SSF con cloro (0,5 mg/L). El ph de cada uno de los líquidos fue de 6,4 - 6,8 - 6,8 y 6,4 respectivamente. Antes y después de la irrigación se realizaron tinción vital con rosa de bengala, evaluación fluorofotométrica y microscopía confocal.

Fotografías de la microscopía confocal de la córnea central, antes y después de su irrigación con SSF con cloro.

Capa superficial del epitelio antes de la irrigación (arriba izquierda), se observa un epitelio regular liso con células normales. La capa epitelial basal antes de la irrigación (arriba derecha) aparece con células pequeñas con bordes celulares leves. Capa epitelial superficial (medio izquierda) y basal (medio derecha) luego de la irrigación con SSF, se presentan igual que antes de la irrigación . La capa epitelial superficial luego de la irrigación con SSF con cloro (abajo izquierda) presenta células altamente reflectantes con gránulos y depósitos. La capa epitelial basal (abajo derecha) después de la irrigación con SSF con cloro, presenta aumento de la reflexión en los bordes de las células.

En el presente estudio se observó que la irrigación con SSF con cloro estuvo asociada con un incremento de los valores de tinción vital del epitelio corneal. La microscopia confocal mostró daño en las uniones celulares y edema citosólico de las células del epitelio superficial y basal. Además dicha irrigación causó daños en la función de barrera, como lo demostró la fluorometría anterior. Estos resultados indican que la SSF con cloro, en igual concentración que el agua de las piletas de natación, tiene efectos nocivos en la superficie ocular aunque esta solución es isotónica.

El cloro reacciona con los compuestos de nitrógeno en el agua (la saliva, orina y transpiración) formando cloraminas (monocloramina, dicloramina y tricloramina), que son estables pero menos efectivas para la desinfección, por lo tanto la acción desinfectante del cloro se atenúa con el tiempo. Debido a esto la concentración del cloro en las piletas de natación escolares se verifica antes de las clases y a cada hora manteniendo la concentración requerida de 0,4-1,0mg/L. El cloro residual libre es el responsable del mayor daño al epitelio corneal causado por la SSF con cloro, en comparación  con aquel  provocado por el agua corriente.

A pesar de que los valores de tinción con rosa de bengala de ojos irrigados con agua corriente aumentaron, el agua corriente no afectó la barrera corneal, como lo demuestran los resultados de la fluorometria anterior. Estos resultados indicarían que la hipotonicidad de la solución no tiene efectos nocivos importantes sobre el epitelio corneal. El incremento de la tinción con rosa de bengala reflejó el daño tanto del epitelio de la córnea como de la conjuntiva. La irrigación con agua corriente mostró incremento en la tinción pero no en la fluoresceína, lo que indica que el agua corriente causa daño principalmente al epitelio conjuntival. El incremento del puntaje de rosa de bengala luego de la irrigación con agua corriente y SSF con cloro indica una alteración o lavaje de la capa de mucina. Existen diversos tipos de mucinas en la córnea y la conjuntiva que son necesarias para la estabilidad de la película lagrimal de superficie ocular. Enjuagar los ojos con agua corriente daña la superficie ocular. Nadar sin antiparras protectoras y enjuagar los ojos con agua corriente después de nadar tiene efectos nocivos en la córnea, conjuntiva y película lagrimal. No obstante para determinar el grado real del daño deberían tenerse en cuanta otros factores como la cantidad de horas que se permanece en la pileta de natación, frecuencia con la que se abren los ojos en el agua y la clase de actividad realizada en la pileta de natación.

A pesar de que el efecto nocivo causado por las irrigaciones en voluntarios fue temporal, ya que los síntomas desaparecieron al día siguiente, consideramos que es importante insistir en el uso de antiparras protectoras para nadar y no simplemente enjuagar los ojos con agua corriente.

Conclusiones:

Se determinó que el cloro es potencialmente dañino para la barrera epitelial de la córnea. El presente estudio demuestra que nadar sin antiparras constituye un factor de riesgo para la integridad del epitelio corneal, por lo cual debe insistirse en su uso durante la natación.

Síntesis y traducción: Dr. Martín Mocorrea, editor responsable de Intramed en la especialidad de oftalmología.

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