Por: Armando Vidal
La palabra azúcar amargó anoche a los entusiastas de la ley contra los trastornos alimentarios, que garantiza su cobertura médica. Esperaban que se aprobase anoche en Diputados. Ahora deberán aguardar que lo haga el Senado la próxima semana, ya que Diputados se la devolvió con modificaciones. Todo pasó porque la Cámara llevó ayer al recinto lo que no se había resuelto como correspondía en comisión, y el apuro conspiró contra la meta.
Estaban presentes el ex diputado justicialista Alberto Cormillot, factótum del programa "Cuestión de peso" y su conductora, Andrea Politti, además de una bulliciosa barra con remeras alusivas.
Todo indicaba que se votaría sin cambios y nacería la ley. Así lo reflejó la votación en general: 178 votos a favor contra ninguno en contra. Incluso los primeros artículos también se aprobaron. Pero llegó el número 11, que prohibía la publicidad o promoción de alimentos "con elevado contenido calórico, grasas y azúcar".
El diputado kirchnerista tucumano Alfredo Dato dijo que la palabra azúcar aparecía "demonizada". Jujeños y formoseños, y también de otras provincias no productoras, compartieron ese criterio. El radical tucumano José Ignacio García Hamilton habló del azúcar como un bien que no hacía diferencias entre clases sociales.
Puestos a trabajar sobre el texto se avecinaron otros cambios, sin que ninguno alterase el fondo de la norma.
La ley declara de interés nacional la prevención y control de la obesidad, la bulimia y la anorexia nerviosa. Crea el Programa Nacional de Prevención y Control, bajo el Ministerio de Salud. Los quioscos y lugares afines deberán ofrecer productos en favor de una alimentación saludable y variada. Y la extrema delgadez no deberá ser utilizada como símbolo de salud y/o belleza en los avisos publicitarios. Además, las obras sociales y prepagas deberán cubrir los tratamientos, incluyendo los nutricionales, psicológicos, clínicos, quirúrgicos y farmacológicos.