Por: Graciela Gioberchio
De vanguardia: así son las prótesis que imitan los principios biológicos de manera electrónica y por eso se llaman biónicas. Permiten, por ejemplo, mover cada dedo en forma independiente, subir una escalera con pasos continuos y hasta la posibilidad de hacer deportes. Ayer, presentaron a los primeros pacientes argentinos que las usan en reemplazo de las manos y piernas que perdieron en accidentes o por enfermedades.
Las novedosas prótesis eran impensadas hace apenas una década y hoy plantean una mejora radical en la calidad de vida de las personas amputadas. Comenzaron a fabricarse hace dos años y ya se venden en el país. Ayer se presentaron en el marco del XIX Congreso Argentino de Medicina Física y Rehabilitación, que termina hoy en el Palais Rouge.
Allí, Andrea Pogliani -23 años, vive en Cabal, provincia de Santa Fe-, y José Orifici -37 años, de Rosario-, mostraron que ahora sus movimientos tienen mayor precisión y naturalidad.
"Volví a cortar la comida sola y a escribir en el teclado de la PC, aunque más lento que antes", cuenta Andrea a Clarín, con una sonrisa y los ojos húmedos. Los médicos tuvieron que amputarle su mano derecha luego de sufrir un accidente automovilístico en Esperanza, Santa Fe.
En mayo de 2007, iba en el auto 0 km de su novio y en la ruta se les cruzó un caballo. "El coche volcó y el techo corredizo me aplastó el brazo -recuerda-. Sufrí una quebradura expuesta y tuve una gran infección".
En diciembre, Andrea viajó a Buenos Aires para averiguar qué aparatos había en el mercado. Y logró que la aseguradora del auto le pagara la prótesis biónica, que tiene un costo altísimo "La empecé a usar hace dos meses. Al principio hacía un tembleque terrible, es que quería hacer todo ya", confiesa esta flamante técnica en sistemas de gestión. Rindió las últimas materias tras la amputación, mientras se acostumbró a escribir con la izquierda. Y, con un promedio de 9, fue la abanderada.
Los técnicos explican que esta prótesis se maneja mediante un sistema de control que capta las señales mioeléctricas generadas por los músculos en el muñón.
"Te aseguro que si practicás, con esta prótesis podés volver a escribir con la derecha", le dice un técnico de la Ortopedia Alemana, representante en la Argentina de la empresa islandesa (Ossur) que fabrica las prótesis de rodilla y pie, y de la firma escocesa (Touch Bionics) que hace las de mano.
"Mi cabeza ya no tiene que pensar en mi pierna, porque lo hace por sí misma", dice José, el rosarino, entusiasmado como un nene con chiche nuevo. Hace apenas tres días que está usando la prótesis biónica de rodilla. "Usaba una mecánica, con pistón neumático. Esta es como pasar a un Mercedes Benz", compara.
José es soltero y se recibió de periodista en un terciario de Rosario, pero no ejerce. Trabaja en la administración pública de esa ciudad. Perdió su pierna derecha cuando tenía 21 años. Le diagnosticaron un tumor en la tibia y, tras un tratamiento de quimioterapia, los médicos le dijeron que debían amputarle la pierna porque su vida corría riesgo.
Le hicieron una amputación sobre rodilla: su prótesis consiste en un cono, una rodilla y un pie. Funciona mediante una inteligencia artificial que, a través de un procesador, ajusta sus acciones en respuesta a distintas situaciones: "Por ejemplo, los movimientos que hace la otra pierna, la inclinación del peso del cuerpo o si pisa con el talón o con la punta del pie", explican los técnicos. Y agregan que las prótesis biónicas se hacen a medida; se colocan y se sacan con facilidad, como si fueran un zapato. Como las convencionales, no requieren una intervención quirúrgica. Tienen una batería que aconsejan cargar durante la noche, cuando el paciente se la saca.
"¿Qué puedo hacer ahora que antes no podía? Bajar una pendiente sin caerme; subir una escalera paso a paso como hace cualquier otra persona; cambiar de velocidad: caminar más rápido o más despacio; y extender la pierna y luego flexionar la rodilla lo que permite sortear algún obstáculo", enumera José.
"Es la tecnología de punta que hoy ofrece el mercado y queremos que los médicos y expertos la conozcan", apunta la fisiatra Carolina Schiappacasse, secretaria de la Sociedad Argentina de Medicina Física y Rehabilitación.
De ciencia ficción
Adriana Santagati
"El hombre nuclear" fue una famosa serie de la década del 70 que mostraba las aventuras de un hombre con miembros biónicos. Treinta años después, las prótesis biónicas dejaron la ciencia ficción para convertirse en realidad. Claro que, todavía, realidad para muy pocos, por sus costos. Ojalá que no sean muchos los años que tengan que pasar para que dejen de ser un producto de elite y estén al alcance de más amputados a los que puedan ofrecerle la esperanza de una nueva vida.
Sólo están cubiertas las nacionales
Los expertos remarcan que las prótesis biónicas no son aptas para todos los pacientes: requieren un examen médico y técnico exhaustivo. Y por sus altos costos, tampoco son accesibles a cualquier bolsillo.
Todas son importadas, fabricadas en Inglaterra o Islandia. La más económica es la de pie, que cuesta, en el mercado argentino, 22.000 dólares. La pierna biónica completa sale 75.000 dólares y la de mano es la más cara: sale 84.000 dólares.
Profesionales médicos explicaron a Clarín que el Programa Médico Obligatorio obliga a las obras sociales y prepagas a cubrir el 100% de las prótesis nacionales. "Pero acá se hacen pocas, la mayoría (mecánicas o eléctricas) son de afuera. Si aún hay peleas para cubrirlas, va a faltar mucho para que se incluyan las biónicas", dijo un especialista en rehabilitación.
Jueguito y maratón
En la presentación de ayer, estuvo el brasileño Rodrigo Souza (33 años, casado, una hija y otra en camino), que no paró de hacer jueguito con la pelota. En 1997 le amputaron su pierna izquierda (debajo de la rodilla) tras un accidente con su moto. Trabaja en la ortopedia que le hizo su prótesis. Con un pie especial, corre maratones.