Los orangutanes también ríen
Los orangutanes también se contagian la risa unos a otros, y ello sucede porque los pilares fundamentales que permiten este mecanismo -que un individuo emita una carcajada, lo exprese facialmente mediante una amplia apertura de la boca y sea seguido por otros sujetos- pudo haberse originado en un antepasado común de seres humanos y simios. Por lo tanto, la risa no parece ser exclusiva de los humanos.
Es lo que concluye un estudio publicado en "Biology Letters". La Dra. Marina Davila Ross, de la Universidad Portsmouth (Reino Unido) y el Prof. Elke Zimmermann, de la Universidad de Medicina Veterinaria de en Hannover (Alemania) estudiaron el comportamiento de 25 orangutanes de 2 a 12 años en cuatro centros de primates distribuidos en distintas partes del mundo.
Los científicos descubrieron que los orangutanes poseen el sentido de empatía y mimetismo que forma parte esencial de la risa. En su experimento, comprobaron cómo estos animales copiaban e imitaban expresiones faciales que se utilizan cuando un sujeto se ríe -apertura amplia de la boca asemejando sonrisa-. La velocidad con la que fueron copiadas estas expresiones sugería que se trataba de actos involuntarios. En otras palabras, la risa era contagiosa.Así, cuando uno de los orangutanes abría enormemente la boca del mismo modo que cuando uno se ríe sus compañeros de juego reproducían a menudo la misma expresión en menos de medio segundo.
"En humanos, el comportamiento de imitación puede ser voluntario o involuntario. Hasta nuestro descubrimiento no había evidencia de que los animales tuvieran respuestas similares", señala la Dra. Davila.
En este sentido, añade que las observaciones de este trabajo ponen de manifiesto con claridad que los pilares en los que se basan la empatía o contagio emocional positivo y que permiten una rápida e involuntaria imitación en los humanos existían antes que el desarrollo de la propia raza. A su juicio, estos hallazgos arrojan nueva luz al concepto mismo de "empatía" y su importancia para aquellos animales que viven en grupo, como los orangutanes.
Descubren que los macacos también "pagan" por sexo
Los monos machos despiojan a las hembras y luego pueden recibir favores sexuales.
Pagar para hacer el amor es probablemente una de las prácticas más antigua del ser humano. Pero según un estudio divulgado esta semana en la revista británica New Scientist, no es sólo privativo de nuestra especie. En la publicación se describe un verdadero "mercado del sexo" entre los monos macacos indonesios.
Tras observar durante 20 meses a unos 50 macacos de cola larga en Kalimantan Tengah, una provincia de Indonesia, Michael Gumert, de la Universidad Tecnológica Nanyang en Singapur, constató que las hembras se apareaban en promedio 1,5 veces por hora, pero que esta frecuencia subía a 3,5 veces por hora luego de haberse hecho despiojar por un macho.
Es decir que ese acto de despiojar funciona como una suerte de "forma de pago" que realiza el macho por recibir favores sexuales. Notaron además que, en las leyes del mercado del universo macaco, ese tipo de servicio influía en el valor de esta peculiar transacción.
Los investigadores observaron que los valores podían modificarse ampliamente dependiendo de las circunstancias. Por ejemplo, si había varias hembras en el área, el precio del acto sexual bajaba drásticamente: un macho podía "comprar" a una hembra por apenas ocho minutos de despioje. Pero el precio del sexo ascendía notablemente a 16 minutos si las hembras presentes en el sector escaseaban.
El trabajo de investigación sustenta la teoría de que las fuerzas del mercado biológico pueden explicar el comportamiento social, indicó la revista británica.
"Hay una muy conocida relación entre la economía y el apareamiento en las especies humanas", comentó Ronald Noe, de la Universidad de Estrasburgo en
Francia, autor junto con Peter Hammerstein, de la Universidad Humboldt en Alemania, de la teoría del "mercado biológico", que todavía está en el centro de varios debates.
Así "hay muchos ejemplos de hombres viejos ricos que obtienen los favores de jóvenes mujeres atractivas", apuntó el especialista haciendo una comparación entre lo que ocurre entre macacos y lo que pasa en humanos.