Antes de cumplir los setenta años Claude Monet empezó a preocuparse por un escozor continuo en sus ojos. Poco tiempo después le diagnostican un principio de catarata y desde entonces su pintura nunca volvió a ser la misma: los colores ganaron en viveza y los perfiles se difuminaron. Acababa de nacer el impresionismo.
¿Cómo afectaron las cataratas a la forma de pintar de Monet?
Ésta es la pregunta que desde hace décadas se están haciendo artistas, científicos y críticos de arte. Ahora, un oftalmólogo de la Universidad de Stanford ha creado una simulación por ordenador que permitirá a cualquier persona mirar con los ojos de Monet.
El trabajo, que se publica en el último número de Archives of Opthalmology, muestra cómo era la visión del pintor durante los últimos años de su vida. Sus características: tiende a destacar los colores amarillos, los perfiles se difuminan y se hacen más borrosos.
Michael Marmor, autor del trabajo, opina que la obra de Monet no se puede entender sin tener en cuenta la patología. De hecho, sus últimas obras posiblemente fueron hechas de memoria porque "es probable que fuera incapaz de juzgar lo que estaba viendo o ver lo que estaba pintando. Es un misterio cómo pudo trabajar durante este tiempo". La enfermedad en la retina no tiene por qué causar diferencias en la percepción del color, pero el artista, además, padecía visión borrosa, lo que le impedía ver las formas y las líneas. En 1907 ya es patente la falta de visión a largas distancias, lo que para un pintor de paisajes es una tragedia.
En vez de realizar los cuadros completamente al aire libre, como hasta ese momento, empieza a retocarlos en su estudio. La pérdida de visión es especialmente patente en sus pinturas del puente japonés de su casa de Giverny. Esta construcción será testigo sordo de su pérdida de agudeza visual. Cuando pinta el puente por primera vez en 1900 se aprecia perfectamente su contorno.
En 1918 repite la obra, pero con un resultado muy diferente: las formas están completamente difuminadas. Muchos críticos han visto en esta obra los primeros pasos para la pintura abstracta; sin embargo, la realidad era muy diferente: no ve bien los detalles porque la catarata del ojo izquierdo se le ha formado completamente.
Tras 15 años con problemas de visión, en la obra del artista empiezan a predominar los amarillos. No es una evolución estética, sino que padece una xantopsia que le desespera, por lo que le recomiendan llevar gafas con cristales tintados, un truco que le permite apreciar los colores de otra forma.
Virtuosos tocados por la enfermedad
Los impedimentos físicos no sólo afectaron a Monet. Gran parte de los artistas de su época trabajaron hasta bien entrada su madurez, lo que les obligó a adaptar su forma de trabajar a las patologías asociadas a la edad. Un caso muy conocido es el de Matisse que, debido a sus problemas intestinales, realizó las obras de sus últimos años sentado en una silla. Al pintor le diagnosticaron una enteritis que se complicó. El 2 de enero de 1941 es operado en Lyon por una obstrucción intestinal en la que le resecan el duodeno. Durante el postoperatorio sufre infecciones en la herida que le dejan postrado durante meses. Es entonces cuando empieza a pintar con pértiga (ver foto) y a realizar sus famosos collages con piezas de papel.