Hijos de un modelo perverso

Uno de cada cinco chicos dice que le gustaría ser más flaco

El 36% quiere cambiar algún rasgo físico y la mayoría apunta al peso. Para los especialistas, la preocupación no es propia sino un reflejo del discurso de los padres y los medios. Y puede tener consecuencias a futuro.

Por: Gisele Sousa Dias

Mamaron el modelo que entiende a la delgadez como condición del éxito. Nacieron en la cultura light y heredaron padres en los que la preocupación por llevar una vida saludable suele mutar en una obsesión por el cuerpo perfecto. Creen en la imagen como un valor: dicen que quieren ser más altos, más fuertes, que cambiarían sus dientes. Confiesan que hacen ejercicios para adelgazar, que esquivan los dulces, que comen alimentos reducidos en calorías. Y muestran, en código infantil, lo que tal vez sea la punta del ovillo de trastornos futuros: el 36% de los chicos de entre 7 y 15 años confesó que le gustaría cambiar algún rasgo de su aspecto físico. Y uno de cada 5 dijo que si pudiera cambiar algo de su cuerpo, desearía ser más delgados.

Los números se extrajeron del estudio Kids Experts, que encargó la firma de dibujos animados Cartoon Network entre 826 chicos argentinos de nivel socio económico medio y alto. El 52% de las chicas reveló que le preocupa engordar, lo mismo el 44% de los varones. El número no sorprendería si ilustrara las preocupaciones de jóvenes o adultos. Pero enciende la alarma por la franja etaria a la que representa.

"Las preocupaciones tempranas por la apariencia física empezaron a aparecer, sobre todo, en los estratos sociales económicamente superiores. Hoy vemos nenas de 5 años que ya manifiestan alteraciones de la conducta alimentaria, como restricciones de algunas comidas o intentos de purgas con ejercicio físico intenso", contó Miriam Tonietti, pediatra especialista en nutrición del Hospital Gutiérrez. Ana Jufe, médica nutricionista y asesora del programa de adolescencia del Clínicas, sumó: "Hace algunos años, un chico de primaria no reparaba en su cuerpo. Hoy incorporaron parámetros estéticos occidentales de perfección que los medios masivos se ocupan de distribuir en todas las clases sociales. Desde muy chicos están expuestos al ideal de belleza que venden los programas de TV para su edad: por ejemplo, en 'Patito feo', están divididas 'las divinas' de 'las populares'. Ahí, las feas son flacas, imaginemos si además fueran gordas" .

Los especialistas coinciden en la responsabilidad de los padres. "Estas preocupaciones no suelen tener que ver con inquietudes de los chicos sino con una reproducción del discurso de pares y padres. El intento de lograr, a través de dietas o actividad intensa, una semejanza con ese estereotipo, pone de manifiesto la ausencia de valores sociales y familiares que hace que los chicos se tornen vulnerables a las presiones del medio", dijo a Clarín Mario Elmo, miembro titular de la Sociedad Argentina de Pediatría.

Tonietti ahondó: "Cada vez más madres llegan a la consulta con su percepción totalmente alterada. En los estratos más altos, vemos madres que creen que sus hijas de 10 años tienen sobrepeso cuando sus cuerpos se están preparando para la primera menstruación. Están imprimiendo un rótulo de obesas a nenas en pleno crecimiento".

La sumisión a ciertos patrones se refuerza en la adolescencia. "Los adolescentes necesitan ser parte de para ser aceptados por sus pares. Viven una etapa en donde los parámetros de pertenencia estéticos, la música y la ropa los hacen sentirse aceptados por ese grupo", afirmó Jufe.

Silvina Valente, sexóloga y ginecóloga, docente de la Universidad Favaloro, sumó consecuencias: "Estas preocupaciones cada vez más tempranas por la imagen pueden arrastrarse a futuro. Aunque aún no se iniciaron sexualmente, ya vemos chicas de entre 10 y 12 años que creen que la atracción pasa sólo por el impacto visual. Hay muchas que cuando crecen, tienen sus primeras relaciones sexuales sin sacarse la remera".

Las consecuencias parecen marcas indelebles. "Lo que se demanda es una perfección que hace a muchos chicos sentirse discriminados y a tener problemas de autoestima si no cumplen requisitos propios de la época. Cánones que vienen tanto desde los medios como de sus propios padres, como esos que para el cumpleaños de 15 de sus hijas les regalan las lolas", coincidió el psicólogo Héctor Klurfan.

Los expertos acuerdan: hay que educar a los padres. Y estar atentos en caso de que la preocupación pase a ser obsesión. Cierra Jufe: "Un chico que hace dieta o adopta conductas inapropiadas para mantener esa figura ideal, está encendiendo una alarma. Ese chico podría tener un trastorno alimentario futuro"


Tarea titánica
Adriana Santagati

Diputados acaba de dar media sanción a un proyecto de ley para que los quioscos de los colegios sólo vendan alimentos nutritivos. Es un buen empujón a una titánica tarea de los padres: lograr que nuestros hijos coman sano. Debemos ayudarlos a adquirir hábitos positivos en una sociedad que nos empuja a todos a alcanzar ideales distorsionados. Frente a los chicos, tenemos que cuestionar esos cánones y enseñarles que el cuidado del cuerpo debe pasar principalmente por la salud. Pero las palabras caen en saco roto si no las acompaña el ejemplo. ¿O es ilógico que una nena se preocupe por ser flaca cuando su madre sólo piensa en lo mismo?


"Uno vale por lo que es y no por lo que parece"
Sara y Rebeca tienen 11 y 12 años. Y son presa de rótulos tan crudos como estigmatizantes: "la gordita" y la "anteojuda".

"La menor está en una edad en la que no es ni nena ni adolescente y llora a escondidas porque no le entra la ropa que le gusta", cuenta su mamá, Valeria Daglio. Hace pocas tardes, Valeria tuvo que ir a hablar con las maestras porque notó algo extraño en la mirada de su hija: "Me juraba que no le pasaba nada, hasta que me dijo que había encontrado un papelito que decía que ella era una gorda. El insulto duele porque despersonifica: yo sentí que para ellos dejaba de existir con nombre y apellido y se había convertido sólo en la gorda del grado".

El estereotipo de belleza puso en tela de juicio las fronteras entre la salud de la estética: "El pediatra dice que no es obesa, que encaja dentro de los valores saludables, pero lamentablemente, el modelo en el que ella se inserta lo rigen sus compañeros, no el médico", se plantea la mamá.

En su casa conviven los dos extremos, porque la mayor es "una lauchita". Y también se compara: "Cuando le pregunto si algún chico gusta de ella, me dice ´Ay mamá, como van a gustar de mí si soy re flaca y las otras chicas tienen la cola grande", dice Valeria. La nena usa anteojos desde primer grado y también ha llegado llorando cuando la llamaron "Betty la fea".

¿Qué solución encontró la madre? "Limitar los programas de televisión que miran: no dejar que vean un programa en que cantan ´fuera feas«´ porque usan aparatos y anteojos", dice. Y hay otro trabajo, el de transmitir ciertos valores y desterrar otros: "Demostrarle todos los días que cada una vale por lo que es, no por lo que parece".


No al modelo de la cultura light
Dra. Liliana Trifone

Debemos plantearnos si estamos frente a un ideal de "belleza corporal" propio del Siglo XXI, diferente de aquel del siglo pasado, donde la estética corporal no era considerada el aspecto fundamental en el desarrollo psicofísico de la infancia, como pareciera ser hoy.

Pero no podemos generalizar conceptos en niños con un rango de edad tan amplio: no es lo mismo la percepción de su cuerpo de un pre púber o escolar a la de un púber. En los púberes, los cambios de esta etapa biológica, como la distribución del tejido graso, muscular y la aparición de caracteres sexuales secundarios, los llevan a sentirse disconformes con su apariencia, aunque no deberían considerarse una alteración.

No obstante, es en el inicio de la adolescencia donde se genera mayor angustia y riesgos cuando no se consiguen los modelos propuestos socialmente como "clave de éxito". Es fundamental en los niños u adolescentes que presenten deseos de cambios corporales o no aceptación de su cuerpo, que esta idea no se acreciente según el modelo familiar de la "delgadez y la cultura light". Estos modelos, por lo general, parten del ideal de algunas madres que pertenecen a niveles socio económicos más elevados y generan inquietudes a más temprana edad y tanto en nenas como en varones. Cuando ocurre, esta situación implica severos riesgos en la salud, ya sea por génesis de trastornos alimentarios o por sobre-diagnóstico de obesidad en quienes no lo son.

En los estratos sociales de bajos recursos también aparecen, en menor medida, estas inquietudes. Hay un deseo de "pertenecer", pero no sólo en el sentido corporal, sino en el "ser como ellos: bellos socialmente y exitosos económicamente".

Las intervenciones para mejorar estos modelos deben estar focalizadas en la educación familiar y de todos los que participan en la difusión y exaltación de este tipo de belleza en los chicos y jóvenes. Son ellos, en conjunto, quienes deben transmitir un concepto de desarrollo corporal ajustado al normal.