Introducción
El síndrome metabólico incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica y de diabetes tipo 2, así como la mortalidad total y por enfermedad cardiovascular.
Diversos estudios comunicaron asociaciones significativas entre los niveles séricos de ácido úrico y los componentes individuales del síndrome metabólico. Sin embargo, se desconoce la prevalencia de este último (según las definiciones recientes) en las personas con hiperuricemia. La depuración renal de uratos se relaciona inversamente con el grado de resistencia a la insulina. La menor excreción renal de uratos en los pacientes con síndrome metabólico puede explicar la mayor frecuencia de hiperuricemia; también se señaló el vínculo entre hiperuricemia y resistencia a la insulina. El objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia del síndrome metabólico según los niveles séricos de ácido úrico en una muestra representativa nacional de adultos estadounidenses.
Métodos
La Tercera Encuesta Nacional de Salud y Examen Nutricional III (NHANES III), realizada entre 1998 y 2004, incluyó una muestra representativa de la población civil de los EE.UU. no asistida en instituciones. Las personas de 60 años o más y los afroamericanos y mexicoamericanos estuvieron sobrerrepresentados. En este estudio, se analizaron los datos de 8 669 hombres y mujeres no embarazadas con una edad mínima de 20 años que concurrieron al examen médico, se sometieron a un ayuno de al menos 8 horas antes de la recolección de las muestras de sangre, brindaron información completa para permitir la identificación del síndrome metabólico y tuvieron determinaciones de los niveles séricos de ácido úrico. Se utilizaron los criterios originales y revisados del National Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III (NCEP/ATP III) para definir el síndrome metabólico.
Los participantes que cumplieron tres o más de los siguientes criterios fueron clasificados como portadores del síndrome: obesidad abdominal (circunferencia de cintura > 102 cm en los hombres y > 88 en las mujeres), hipertrigliceridemia (> 150 mg/dl o 1.70 mmol/l), niveles bajos del colesterol transportado por las lipoproteínas de alta densidad (HDLc < 40 mg/dl o 1.04 mmol/l en los hombres y < 50 mg/dl o 1.30 mmol/l en las mujeres); hipertensión arterial (> 130/85 mm Hg) e hiperglucemia en ayunas (> 110 mg/dl o > 6.1 mmol/l).
La revisión de los criterios originales del NCEP/ATP III estableció un nivel de glucemia en ayunas > 100 mg/dl o > 5.6 mmol/l. Los resultados de este estudio tuvieron en cuenta tanto los criterios originales como los revisados. Los pacientes que informaron estar en tratamiento con antihipertensivos o hipoglucemiantes fueron considerados hipertensos o diabéticos, respectivamente. La determinación de 3 mediciones de presión arterial se realizó en el centro de examen móvil y se utilizó para el análisis el promedio de la segunda y la tercera medición.
Todos los análisis estadísticos se llevaron a cabo mediante los comandos de encuestas de STATA. La prevalencia del síndrome metabólico (%) entre la población total estudiada se calculó según 6 categorías de niveles de ácido úrico: menos de 6 mg/dl, 6 a 6.9 mg/dl, 7 a 7.9 mg/dl, 8 a 8.9 mg/dl, 9 a 9.9 mg/dl y 10 mg/dl o más. Se realizó un análisis de regresión logística para evaluar la asociación entre las categorías de concentraciones de ácido úrico de 6 mg/dl o más y el síndrome metabólico en comparación con la categoría más baja del nivel de ácido úrico (< 6 mg/dl) y se calcularon los cocientes de posibilidades (OR [odds ratio] ) no ajustados y los OR ajustados por edad y sexo.
Además, se calcularon los OR multivariados después del ajuste por edad, sexo, raza, hábito de fumar, índice de masa corporal (IMC) (6 categorías), la actividad física (5 categorías), el consumo de alcohol, la diabetes (diagnosticada por un médico o por los niveles de glucemia en ayunas > 126 mg/dl o > 6.99 mmol/l), la ingesta calórica total, la carga glucémica (quintiles), la ingesta de calcio (quintiles), la ingesta de magnesio (quintiles) y la ingesta de fibra proveniente de los cereales (quintiles). Estos datos utilizados como covariables se basaron en los cuestionarios de la NHANES III que comprendió un cuestionario alimentario, un recordatorio alimentario de 24 horas y un cuestionario sobre actividad física. Las tendencias entre las categorías de los niveles de ácido úrico se evaluaron en modelos de regresión logística mediante los valores medianos de cada categoría. También se calcularon las prevalencias por los factores demográficos (sexo y edad) y los factores principales asociados de hiperuricemia, como el IMC (< 25 frente a > 25 kg/m2), la ingesta de alcohol (consumo o no consumo), la hipertensión y la diabetes. Para el análisis de subgrupo, los niveles de ácido úrico se agruparon en 4 categorías: < 6 mg/dl, 6 a 7.9 mg/dl, 8 a 9.9 mg/dl y 10 mg/dl o más. Para todas las mediciones se calcularon los intervalos de confianza del 95% (IC). Todos los valores de p fueron de dos colas.
Resultados
La media de la edad de la muestra estudiada fue de 44 años, el 50% fueron hombres, el 76% de raza blanca y la media del IMC fue de 26.5 kg/m2. La media del nivel de ácido úrico fue de 5.42 mg/dl (IC: 5.37-5.46 mg/dl). Hubo un incremento en la prevalencia del síndrome metabólico, según los criterios revisados del NCEP/ATP III, con un aumento de los niveles séricos de ácido úrico. Las prevalencias del síndrome fueron de 18.9% (IC: 16.8-21) para niveles de ácido úrico menores de 6 mg/dl; de 36% (IC: 32.5-39.6) para niveles entre 6-6.9 mg/dl; de 40.8% (IC: 35.3-46.4) para niveles de 7 a 7.9 mg/dl; de 59.7% (IC: 53-66.4) para niveles de 8-8.9 mg/dl; de 62% (IC: 41.1-83) para niveles de 9-9.9 mg/dl y de 70.7% (IC: 51.4-89.9) para niveles de 10 mg/dl o más. Hubo una tendencia hacia el aumento en los OR para la asociación entre los niveles incrementados de ácido úrico y el síndrome metabólico de hasta 10.34 (IC: 4.10-26.05) en el análisis no ajustado (p < 0.001), de 6.25 (IC: 2.22-17.58) en el análisis ajustado por edad y sexo (p < 0.001) y de 6.50 (IC: 1.85-22.76) en el análisis multivariado para los niveles de ácido úrico de 10 mg/dl o más. La prevalencia de los componentes individuales del síndrome metabólico aumentó con el incremento de los niveles séricos de ácido úrico, excepto por una leve disminución de la prevalencia de obesidad abdominal en la categoría más alta de esos niveles.
Las tendencias crecientes de síndrome metabólico con el aumento de los niveles de ácido úrico persistieron en ambos sexos, pero la prevalencia del síndrome metabólico entre las mujeres tendió a ser mayor que en los hombres para las concentraciones de ácido úrico de 6 mg/dl o más. La prevalencia incrementada de síndrome metabólico con el aumento de los niveles de ácido úrico tendieron a mantenerse en los diferentes grupos etarios, pero la precisión de las estimaciones de prevalencia, principalmente en la categoría más alta de concentración de ácido úrico, es difícil de establecer dado el pequeño tamaño de los subgrupos.
La prevalencia del síndrome fue más alta cuando se realizó la estratificación por los factores principales asociados con hiperuricemia (IMC, consumo de alcohol, hipertensión y diabetes). Sin embargo, todas las prevalencias del síndrome metabólico clasificadas por estos factores aumentaron significativamente con el incremento de los niveles de ácido úrico. Por ejemplo, para las personas con un IMC normal (< 25 kg/m2), la prevalencia aumentó del 5.9% (IC: 4.8-7) para un nivel de ácido úrico < 6 mg/dl al 59% (IC: 20.1-97.9) para un nivel de 10 mg/dl o mayor. Con los criterios originales del NCEP/ATP III, las prevalencias correspondientes fueron algo inferiores.
Discusión y conclusión
En esta muestra representativa nacional de hombres y mujeres se halló un incremento de la prevalencia del síndrome metabólico con el aumento de los niveles de hiperuricemia de hasta el 70% en las personas con las concentraciones séricas más elevadas de ácido úrico (³ 10 mg/dl). Esta prevalencia casi se cuadruplicó en comparación con la de los individuos con los niveles séricos más bajos de ácido úrico (< 6 mg/dl). La prevalencia de los componentes individuales del síndrome también aumentó con el incremento de los niveles de ácido úrico; este aumento persistió en los diferentes subgrupos estratificados por edad, sexo, consumo de alcohol, IMC, hipertensión y diabetes. Si bien se informó la asociación entre hiperuricemia y resistencia a la insulina, este es el primer estudio basado en la población que cuantificó la prevalencia del síndrome metabólico según las diferentes concentraciones de ácido úrico.
El presente ensayo puede asociarse con importantes consecuencias clínicas. La presencia de hiperuricemia, principalmente en los niveles más altos, debe producir la sospecha clínica y conducir a la investigación de la coexistencia de síndrome metabólico. Además, las recomendaciones dietéticas a largo plazo para la mayoría de las personas con hiperuricemia o gota deben tener en cuenta el síndrome metabólico como comorbilidad frecuente.
En conclusión, los resultados de esta encuesta representativa nacional de los adultos estadounidenses indicaron que la prevalencia del síndrome metabólico aumenta significativamente con el incremento de los niveles de ácido úrico. Los médicos deben reconocer este síndrome como una comorbilidad frecuente de hiperuricemia y tratarlo para evitar complicaciones graves. El diseño transversal de este ensayo impide determinar las posibles relaciones temporales entre la hiperuricemia y el síndrome metabólico, por lo que es necesaria la realización de estudios longitudinales.
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