Diego Rivera

Diego: Retratista de México

Con una muestra que va del niño que dibujaba a lápiz al pintor que lo mismo pasaba del academicismo a lo cubista, el Museo Dolores Olmedo se suma al homenaje nacional a Rivera

Autor/a: Yanet Aguilar Sosa

Los trazos a lápiz con el que un precoz Diego Rivera, de apenas 10 años, retrató a su madre, abren la muestra Homenaje a Diego Rivera. Retratos, una colección de 51 piezas que dará cuenta de las diversas etapas por las que atravesó el artista, quien fuera influenciado y admirado por Picasso y Modigliani.

Al centro de esa muestra plástica, que abrirá el 20 de octubre en el Museo Dolores Olmedo, estará el único retrato que no es de Diego, sino de Alexander Zinoviev, donde se ve a un Diego elegante, joven, con traje, sombrero y bastón, que vivía en Europa en 1913.

A partir de esa obra de casi dos metros por uno y medio, que recibirá a los visitantes, se ubican los 76 retratos del pintor mexicano, quien lo mismo plasmó en el academismo, cubismo y simbolismo, que desde lo figurativo.

Hay obras muy conocidas como Vendedora de alcatraces (propiedad del Banco Nacional) y el retrato de Silvia Pinal, que mide dos metros de altura y que Diego pintó en 1956, un año antes de su muerte; pero también otras que son de colecciones particulares y que nunca se han visto en México, como el retrato del bailarín Hermes Pam, realizado en 1943 y que es la única pieza proveniente del extranjero.

Todas las obras llaman la atención, son personajes de la época, hay niños, hombres y mujeres indígenas, también mecenas como Roberto López y Paul Antebi, gente de la cultura y el arte como David Alfaro Siqueiros, Adolfo Best Maugard, José Pomar, Jesús Acevedo, el poeta Lalane, el modisto Henri Chantillón, María Félix o Dolores del Río.

Pero también están retratos de familia: dos piezas al estilo cubista de su primera esposa Angelina Beloff, así como un retrato de su hija Ruth Rivera y uno de su segunda esposa, Lupe Marín, ambos en el arte figurativo.

La curadora de la exposición, Josefina García, asegura que el muralista no ha opacado al retratista, pero Rivera es un pintor de muchas facetas artísticas. “A veces nos olvidamos de estas temáticas porque estamos más dispuestos a recordarlo como muralista que como pintor de caballete; sin embargo, cuando se organizan exposiciones como ésta uno vuelve a caer en la cuenta de lo importante que tiene el género en su trayectoria artística”.

Rivera trabajó el retrato desde su estancia en la Academia de San Carlos, lo depuró durante en Europa influenciado por muy grandes artistas. A su regreso a México practicó el género en la Escuela Mexicana de Pintura, tiempo después comenzó a retratar por encargo a personajes de la sociedad mexicana, algunos de ellos artistas como Silvia Pinal, María Félix y Dolores del Río.

García señala que aunque la muestra no es estrictamente cronológica, por la temática se puede ver el avance de Diego Rivera en su trayectoria artística. “Hay muchas constantes de Diego, a veces es engañosa la obra, incluso pensamos que algunas piezas no eran de él, pero empiezas a comparar y te das cuenta de que Diego Rivera era el mismo siempre por la pincelada, sumado a la constante del color, ese verde presente en toda su obra... así como el azul y el naranja”.

Para Carlos Phillips, director del Museo Dolores Olmedo, la exposición ayudará a recordarle al público la importancia que Diego tuvo como pintor y su trascendencia en la historia del arte. “Sabrán que es ante todo un gran pintor… La gente piensa que son retratos de personas importantes, de grandes actrices, yo digo que Diego Rivera retrató a México. Esta exposición muestra todo lo que Diego hizo, lo que vio en Europa, los personajes que le llamaron la atención”.

Aunque para mucha gente una exposición de retratos puede ser aburrida, la curadora confía en que Homenaje a Diego Rivera. Retratos será divertida y acercará al artista de otra manera. “Diego pintó mucho por encargo, algunos retratos los hacía por gusto y se nota cuando Diego los disfrutaba, como los de niños indígenas, por ejemplo. Puso mucha atención a los detalles de la mirada, la sonrisa, el brillo del rostro y los juguetes; pero ves otros que no eran tan de su gusto, que hizo por encargo, y en los que incluso es incisivo con los personajes y los retrata con una mirada crítica”.

Las obras provienen en su mayoría de colecciones particulares, como la Pérez Simón, Familia Pomar, Vicky y Marcos Micha, Pascual Gutiérrez Roldán, Ángeles Espinosa Iglesias y Miguel Alemán Velasco; 18 son cuadros de distintos museos del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). A las 51 piezas su suman las 25 que tiene en su colección permanente el Museo Dolores Olmedo, que el visitante también podrá recorrer.