Reconocimiento

Anti-Nobel para un argentino

El biólogo argentino Diego Golombek

En Harvard

Por decimoséptimo año consecutivo, investigadores de todas las latitudes recibieron ayer, en una ceremonia delirante realizada en la Universidad de Harvard, el Ig Nobel, otorgado a trabajos científicos que "hacen reír y después pensar".

Entre los distinguidos, que recibieron el premio de manos de verdaderos premios Nobel, estuvo un investigador argentino, el doctor Diego Golombek, elegido por su investigación realizada en hámsteres sobre los efectos del Sildenafil en el jet lag .

"Estoy encantado -bromeó, poco antes de partir rumbo a Boston-. Quería ir vestido de hámster, pero no conseguí el disfraz, así que voy «de humano»." Y ya en la ceremonia agregó: "Creo que si podemos reírnos un poco de nosotros mismos somos mejores científicos. Me hace sentir que formo parte de una comunidad que se toma las cosas en serio, pero sin solemnidad".

Otros trabajos premiados exploraron "cómo se arrugan las sábanas" y "los efectos secundarios de tragar sables". El Anti-Nobel de la Paz fue para el laboratorio de la fuerza aérea norteamericana, que estudió seriamente la posibilidad de una "bomba gay" para volver irresistibles entre sí a los soldados enemigos.

 



Clarín

 

 

El "Antinobel", por primera vez para tres argentinos

Fue por un trabajo que demuestra que el Sildenafil ayuda a los hamsters a recuperarse del jetlag.

Por: Valeria Román

Por primera vez, tres investigadores de la Argentina ganaron un premio "Antinobel", el galardón que hace que "la gente primero se ría, y luego piense". Fue ayer en el teatro Sanders, de la Universidad de Harvard, en Cambridge, en el noreste de los Estados Unidos.

Los argentinos Diego Golombek, Patricia Agostino y Santiago Plano fueron reconocidos por "descubrir que el Viagra ayuda a los hamsters a recuperarse del jetlag". Formalmente el premio se llama "Ig Noble" (que se pronuncia igual que "ignoble" en inglés o "innoble" en español).

Funciona como una parodia de los premios Nobel oficiales, entregados en Suecia, pero han ganado aceptación entre los científicos (los ganadores se pagan el pasaje) y por el público desde 1991. Anoche, el auditorio de 1.200 espectadores estaba completo.

Esta vez, hubo 10 ganadores de 5 continentes, incluyendo los científicos argentinos, que fueron reconocidos por un estudio que había sido difundido por Clarín el 22 de mayo pasado. Ganaron en la categoría "Aviación".

Al hacer experimentos con hamsters dorados, los argentinos demostraron que el sildenafil (es el nombre genérico del Viagra) consigue acelerar los adelantos de fase del reloj biológico maestro. Así, plantearon la posibilidad de que el medicamento que los hombres usan para la impotencia podría servir también para el trastorno del jetlag (en los casos en que se viaja en avión hacia el Este), se trabaja con turnos rotativos o para ciertos insomnios.

Dentro de las 10 categorías, hubo otras dos que fueron ganadas por latinoamericanos (fue la primera vez también que ganan científicos de esta región). Un chileno, Enrique Cerda Villablanca, con un científico de Harvard, ganaron por estudiar cómo las hojas se arrugan. Y un colombiano, Juan Manuel Toro, descubrió que las ratas no pueden notar la diferencia entre una persona hablando japonés, y otra hablando alemán al revés.

El premio se da desde 1991, pero recién ahora ganan los latinoamericanos. "Es curioso -señaló Golombek-. Tiene mucho que ver con la visibilidad de nuestras publicaciones. Nosotros tuvimos la suerte de que el trabajo saliera en una revista de alto impacto, como lo es PNAS, de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Sin duda, que hay investigaciones latinoamericanas que te hacen reír y pensar (esperemos que en ese orden...), tan buenas como cualquier otra".