Sin embargo, aunque este tratamiento con catéter se podría utilizar en todos los hospitales públicos y privados del país, no se aplica con la frecuencia que debería por falta de entrenamiento suficiente. Y los pacientes con muchos síntomas, que no pueden tomar los medicamentos o los rechazan y están en la etapa más avanzada de esta aceleración irregular de los latidos, quedan a la deriva.
"Es un tratamiento de la fibrilación auricular mundialmente reconocido, pero sobre el que hay poca experiencia en la Argentina y que se puede usar en cualquier servicio hospitalario de electrofisiología. Los fármacos son una terapia que no es curativa y se estima que provocan en los pacientes una recaída a los dos o tres años", precisó el doctor Luis Barja, director del Centro Multidisciplinario de Diagnóstico y Tratamiento de la Fibrilación Auricular del Hospital Universitario Austral (HUA).
El procedimiento consiste en llegar con un catéter hasta la aurícula izquierda del corazón, a través de una punción en la pared que comparte con la aurícula derecha. Una vez dentro de la aurícula izquierda, donde se produce la fibrilación, el extremo del catéter forma un lazo alrededor de las venas pulmonares. Esto funciona como una marca del lugar donde comienzan esas venas. Un segundo catéter aplica radiofrecuencia (calor) sobre la parte externa del lazo para generar una "barrera" del paso de estímulos eléctricos entre las venas pulmonares y la aurícula.
"Esto permite sellar la interfaz eléctrica entre las venas pulmonares y la aurícula, lo que evita que las venas "fibrilen" la aurícula con los latidos de más y a gran velocidad, que en esos pacientes tienen luz verde para pasar", explicó Barja.
La función de esas venas que llegan al corazón desde los pulmones es transportar sangre oxigenada a la aurícula izquierda. Pero en los pacientes con fibrilación auricular, el tejido auricular se superpone al de esas venas, cuyas terminaciones nerviosas alteran el comportamiento de las células del tejido invasor y, por lo tanto, la actividad eléctrica auricular.
"Llegar a la aurícula izquierda es quizá lo que más frena hoy a los electrofisiólogos -opinó el especialista, que también es jefe de Servicios de Electrofisiología del HUA-. Entrar en esa cavidad es como abrir la puerta a una nueva habitación. Esta técnica utiliza catéteres y radiofrecuencia, que son estándares de rutina en todos los servicios de electrofisiología de los hospitales de nuestro país."
Esta técnica es intervencionista, por lo que no está exenta de complicaciones. Por lo tanto, según Barja, es indispensable comentárselas a los pacientes antes de aplicarla. Se estima que un 6% de las personas de más de 65 años padecen fibrilación auricular y que un 50% de ellas rechaza todo tratamiento farmacológico a los dos años de iniciarlo.
Los pacientes más indicados para esta terapia son aquellos que tienen entre 50 y 65 años, con una aurícula izquierda de estructura normal, sin factores de riesgo adicionales (obesidad, hipertensión, diabetes) y que rechazan los fármacos por distintos motivos.
Formar una red
Para poder extender el uso de esta técnica, que cubren las obras sociales y las prepagas, el centro que dirige Barja impulsa la formación de una red de especialistas con dos objetivos.
Uno es entrenar de manera gratuita a los electrofisiólogos de hospitales públicos y privados del país en el dominio de la punción transeptal, que permite realizar el orificio en la pared que separa la aurícula derecha de la izquierda y que se usa para llegar con el catéter hasta el interior de la cavidad izquierda. El curso de entrenamiento, que es gratuito, se dicta en el Centro de Educación, Entrenamiento y Capacitación (Ceeneca), que dirige el doctor Alfredo Crespo.
"Existen diversos tratamientos para la fibrilación auricular y la ablación de las venas pulmonares es un nuevo recurso que tiene sus indicaciones; no es algo mágico. La estimulación auricular con un marcapasos tiene también su lugar en el arsenal terapéutico de esta enfermedad. Como siempre, el arte médico está en usar el más adecuado, según las características del paciente: no todo sirve para todos", opinó Crespo, experto en el uso de esos dispositivos cardíacos.
El segundo objetivo de la red es ampliar una base de datos epidemiológica sobre la fibrilación auricular en la Argentina. Para lograrlo, un equipo dirigido por Barja y el doctor Daniel Ortega, jefe de Dispositivos Implantables del HUA y el Sanatorio San Camilo, está realizando el Estudio Multicéntrico de Ablación en la Fibrilación Auricular (Emafa), en el que ya participan siete centros de salud, como el hospital Durán, el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, el Sanatorio Güemes y el Hospital Presidente Perón, de Avellaneda.
Los primeros resultados del Emafa sobre 70 pacientes confirma un 75% de efectividad de esta técnica. "Esto, que coloca a la Argentina en el nivel de los principales centros del mundo, significa que los pacientes no volvieron a sufrir fibrilación auricular en los tres años que ya lleva el estudio", confirmó Barja.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION