Se creen resistentes a todo y muy saludables. Pero aunque los adolescentes van poco al médico –los varones, aun menos que las mujeres–, existen algunas dolencias que con más frecuencia los obligan a ingresar en un consultorio.
Cefaleas, dolores abdominales, infecciones, intoxicaciones, traumatismos y sentimiento de hostigamiento de pares figuran entre las principales causas de consulta e internación reconocidas por especialistas en adolescencia de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Los integrantes de este grupo etario, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye a los chicos desde los 10 años hasta un mes antes de cumplir los 21, suelen llegar al consultorio solos o junto con los padres, a quienes siempre prefieren del otro lado de la puerta, no siempre con éxito. También lo hacen acompañados por su pareja y hasta por un amigo.
“La salud en la adolescencia es más importante de lo que piensan padres, médicos y adolescentes. Por ejemplo, los chicos que empiezan a fumar entre los 10 y los 14 años tienen cuatro veces más riesgo de ser fumadores en la edad adulta”, señaló la pediatra Irene Melamed, docente de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y coautora del capítulo de adolescencia de las Guías para la Supervisión de la Salud de Niños y Adolescentes de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
Por lo tanto, agregó la especialista, en esta etapa de transición entre la infancia y la adultez "no se deberían considerar los adolescentes pasajeros en tránsito, sino como una población con la que hay mucho por hacer para formar los buenos hábitos".
Tres motivos de consulta
En general, tres son las situaciones en las que algún problema de salud provoca la consulta médica: una enfermedad que comienza en la infancia y continúa con los años, los trastornos propios de la adolescencia y las condiciones que comienzan en esta etapa y se vuelven crónicas.
"Si los comparamos con otras edades, los adolescentes se enferman relativamente poco -agregó Melamed-. Cuando consultan, si lo hacen, la causa es una emergencia. Sin embargo, hay causas de consulta que se están dando con más frecuencia, como la fiebre, las infecciones respiratorias, las cefaleas y el dolor abdominal."
Se estima que por encima de los 14 años, el 16% de los adolescentes siente dolor de cabeza una vez por mes. Esto, para la pediatra, está muy relacionado con situaciones de excesiva preocupación que se manifiestan físicamente.
Otros motivos de consulta son la anticoncepción, la violencia escolar, la sensación de hostigamiento de pares y la depresión. Las mayoría de las internaciones se deben a accidentes, traumatismos, intoxicaciones e intentos de suicidio.
Cuestión de género
De las 15.000 consultas anuales que atiende el Servicio de Adolescencia del Hospital General de Agudos Dr. Cosme Argerich, por ejemplo, el 60% son de mujeres.
"Los varones no tienen la cultura de consultar al médico por enfermedad -explicó a LA NACION la doctora Viviana Medina, coordinadora del Area Clínica del Servicio de Adolescencia del hospital Argerich-. Sin embargo, la mayoría de las internaciones en los hospitales generales, descartando los problemas ginecológicos y obstétricos, son de varones con patologías prevenibles, como los accidentes, el suicidio y las intoxicaciones."
La especialista, que coordinó un curso sobre salud adolescente en el VI Congreso Argentino de Salud Integral del Adolescente de la SAP, sostuvo que el sistema de salud carece de una cultura que permita captar a esos adolescentes con problemas propios de la edad.
"Poco se habla de la paternidad adolescente", puso como ejemplo. En tanto, la primera causa de consulta entre las mujeres son los controles de salud o apto físico para la escuela o gimnasia.
Luego siguen, como en los varones, los dolores, la gripe y la fiebre, además de las dudas sobre enfermedades de transmisión sexual y métodos anticonceptivos.
"El 95% de los dolores erráticos de cabeza, pecho y abdomen son de origen emocional, no orgánico, pero en el caso del dolor abdominal recurrente sin causa orgánica evidente no se le puede dejar de preguntar al adolescente sobre la posibilidad de haber sido víctima de abuso sexual, algo que está afectando a todos los niveles económicos y culturales, y que se puede manifestar muchos años después", indicó la doctora Medina.
En cuanto a las alteraciones del sueño, un problema característico de la adolescencia, la que más consulta es la familia.
"Ante un trastorno del sueño hay que analizar si el adolescente tiene algún problema emocional y cómo utiliza la computadora, la play station y la televisión", agregó la pediatra.
Ambas pediatras coincidieron en que los adolescentes están pasando demasiado tiempo en soledad y sin adultos cerca que compartan los contenidos culturales a los que están expuestos.
"Los padres son los que deben intentar hacerlo, porque los adolescentes no se van a acercar -dijo Medina-. Ellos siempre preguntarán lo que les interesa conocer en nombre de un supuesto tercero o directamente callarán. Por lo tanto, hay que proponerles la posibilidad de hacerlo."
Dos veces por año
Según el Capítulo de Adolescencia de las guías de la Sociedad Argentina de Pediatría, lo más aconsejable es que los adolescentes consulten al médico dos veces por año. Una antes de comenzar el colegio.
"En las escuelas, la consulta de inicio de año no debería considerarse otro trámite, sino un medio para detectar aquellos trastornos que pasan inadvertidos y para formar hábitos saludables", comentó la doctora Melamed.
¿Por qué dos veces por año?
Porque, según la especialista, ayuda a fortalecer la confianza entre el pediatra y el paciente, detectar dolencias, conocer hábitos que pueden poner al adolescente en riesgo, como el consumo de alcohol, tabaco, drogas y las situaciones de violencia y de sexo sin protección.
Entre los controles regulares que deberían realizarse los adolescentes (la mayoría no se los hace) están: el desarrollo de la columna vertebral, ya que el famoso estirón en los varones y el potencial de crecimiento que aumenta con la primera menstruación pueden torcerla; la visión; la audición, que puede disminuir con el volumen de los reproductores de música y el nivel de ruido en las discotecas; el nivel de colesterol, en especial cuando existen antecedentes familiares de colesterol alto o problemas cardíacos; los problemas menstruales; la tiroides; la alteración del sueño; el acné, y la depresión, que muchas veces puede tener origen en trastornos del sueño.
"Hay que desterrar el prejuicio de que a los adolescentes ya se les pasarán todos sus problemas, porque mientras tanto ellos pueden estar sufriendo mucho", sostuvo la doctora Melamed.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION
¿Hasta cuándo se aconseja seguir yendo al pediatra?
Aunque la especialidad en adolescencia aún no existe formalmente en nuestro país, los pediatras y los médicos de otras especialidades se forman en cómo atender a esta población de los 10 a los 20 años y 11 meses en dos años de residencias teórico-prácticas en los hospitales Argerich y Ricardo Gutiérrez.
"La atención del adolescente es diferenciada; no cualquiera puede hacerlo porque es un paciente que se da cuenta si lo están macaneando y que no tiene ningún problema con decirlo", explicó la doctora Viviana Medina, que insistió en que es indispensable que los padres vayan hablando con sus hijos a medida que crecen y se desarrollan para saber cuándo deben cambiar de pediatra.
"Puede ser que a una niña que se desarrolló le dé pudor seguir yendo al mismo doctor que la atendió desde chiquita y lo mismo puede pasarle a un varón con su pediatra mujer", señaló.
Para la especialista, es importante que los padres comprendan que el pediatra entrenado es el más apto para comprender esa etapa en la que el niño adquiere la madurez biopsicosocial.
"Los padres de los adolescentes no tenían el problema del sida y el preservativo todavía causaba risa -dijo la doctora Medina-. Hoy, su uso marca un antes y un después en la vida de los chicos."