EFE - Londres
ELPAIS.com
Los colorantes y aditivos artificiales utilizados habitualmente en productos alimenticios infantiles exacerban la hiperactividad en los niños, incluso en aquellos que no sufren ese trastorno, según un artículo publicado hoy en la revista médica The Lancet. Un grupo de científicos de la Universidad de Southampton (sur de Inglaterra) estudiaron los efectos de los aditivos en las alteraciones del comportamiento infantil en un grupo de casi 300 niños, 153 de ellos de 3 años y otros 144 de 8 y 9. A los niños se les dieron en unos casos dos mezclas de bebidas distintas que incluían diferentes aditivos y en otros, un placebo.
Entre esas sustancias figuraban el conservante benzoato de sodio (E211), utilizado en refrescos como Pepsi Max, Fanta o Sprite, y los colorantes artificiales E110, E102, E122, E124, E129 y E104, presentes en muchos caramelos y dulces consumidos diariamente por los niños británicos. Por ejemplo, el E110 se utiliza en los aperitivos de maíz Doritos y el E122 en la Fanta.
No se trata de la primera investigación que establece vínculos entre los aditivos y la hiperactividad en los menores, pero su importancia estriba en que en esta ocasión se ha estudiado a niños de más de tres años y no todos con ese trastorno de conducta. Los expertos detectaron indicios de hiperactividad en los niños que habían consumido las bebidas que incluían aditivos, como un comportamiento bullicioso, pérdida de concentración, incapacidad para jugar con un solo juguete o completar una tarea y mayor locuacidad.
La mezcla A, que incluía mayores niveles de aditivos, causó "significativos efectos adversos" en todos los niños de tres años, quienes, sin embargo, reaccionaron de forma más variable a la mezcla B, que contenía la media diaria de aditivos que consumen los niños británicos. Los niños del grupo de mayor edad mostraron un significativo efecto adverso cuando tomaban una u otra combinación.
Advertencia a los padres
La Agencia de Control Alimentario británica (FSA) ha rechazado los llamamientos a la prohibición de esos aditivos, pero ha lanzado una advertencia a los padres sobre los riesgos de esos ingredientes si sus hijos muestran indicios de hiperactividad. La FSA asegura que corresponde a las autoridades de la Unión Europea legislar sobre esos aditivos.
En la presentación de los resultados del informe, el director de la investigación, Jim Stevenson, ha considerado que podrían tomarse medidas rápidas contra los colorantes artificiales, pero que llevaría más tiempo ir eliminando el uso del benzoato de sodio como conservante. El negocio mundial de aditivos está valorado en más de 25.000 millones de dólares anuales, según el diario británico The Guardian.
En bebidas y caramelos
Algunos aditivos comunes en los alimentos, relacionados con la hiperactividad en niños
El efecto sobre la conducta se observó en niños con y sin diagnóstico de hiperactividad
La Autoridad Europea para la Seguridad de los alimentos estudiará esta cuestión
ISABEL F. LANTIGUA
Foto: Los aditivos de algunas chucherías, vinculados con la hiperactividad. (Bernabé Cordón)
MADRID.- Los aditivos comunes que se añaden a algunos alimentos y bebidas para darles un color concreto o potenciar su sabor, especialmente utilizados en los productos destinados a los niños, pueden aumentar los comportamientos hiperactivos en los menores que los consumen. Así de claro, sin medias tintas, lo señala el mayor estudio sobre el tema realizado hasta la fecha.
Por primera vez, unos investigadores británicos han comprobado científicamente y a gran escala lo que algunos expertos y padres ya sospechaban: la relación que existe entre ciertos aditivos y la hiperactividad.
El estudio, subvencionado por la Agencia de Seguridad Alimentaria del Reino Unido (FSA, sus siglas en inglés) y publicado en la revista médica 'The Lancet', concluye que los productos procesados que tienen estos compuestos parecen incrementar los niveles de hiperactividad en los niños de la población general y no sólo en aquellos que ya tienen diagnosticado un trastorno de déficit de atención con hiperactividad.
La agencia británica, FSA, recomienda a los padres que crean que sus hijos muestran signos de hiperactividad que eviten darles alimentos que contengan colorantes y conservantes.
Jim Stevenson, de la Universidad de Southampton, y su equipo examinaron los efectos de estos aditivos en 153 niños de tres años y 144 chicos de ocho y nueve años. La prueba consistía en ingerir, según el grupo al que fueran asignados los participantes de forma aleatoria, uno de los tres tipos de mezclas elegidas. La mezcla A, la que tenía mayores niveles de aditivos; la mezcla B, que contenía los mismos aditivos que consumen a diario los niños británicos, y por último un placebo, sin aditivos.
Dulces y salados
Los aditivos a los que se refiere el trabajo -E110, E122, E102, E124, E211 (benzoato sódico), E110 y E129- se encuentran en algunas bebidas gaseosas, en gominolas, chocolatinas y diversos aperitivos salados.
Según informa la agencia EFE el benzoato de sodio (E211) es utilizado en refrescos como "Pepsi Max", "Fanta" o "Sprite", y los colorantes artificiales E110, E102, E122, E124, E129 y E104, presentes en muchos caramelos y dulces consumidos diariamente por los niños británicos. Por ejemplo, el E110 se utiliza en los aperitivos de maíz "Doritos" y el E122 en la "Fanta".
Gracias a este análisis los investigadores vieron que las dos bebidas con aditivos aumentaban los comportamientos hiperactivos en todos los menores, aunque la mezcla B, la que imitaba el consumo diario, tenía un efecto más negativo en el grupo de los chicos de ocho y nueve años.
Entre los efectos provocados por estos aditivos destacan el aumento de comportamientos impulsivos y la dificultad para concentrarse, especialmente en la lectura.
"Los resultados de este trabajo son muy importantes porque plantea la pregunta, en la que se deberá profundizar más, de si la retirada de estos aditivos de los alimentos podría reducir los niveles de hiperactividad en los niños", afirma Stevenson.
Un negocio de 25.000 millones de dólares
De momento, la Agencia que se encarga de la Seguridad de los alimentos en el Reino Unido no se ha planteado prohibir estos aditivos, pero sí recomienda a los padres que si sus hijos muestran signos de hiperactividad no les den productos que contengan estos compuestos.
La Agencia británica ha pasado la cuestión a la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, que la estudiará detalladamente para decidir si al final prohíbe o no los aditivos.
Esta actitud, el hecho de que la agencia británica no haya prohíbido el empleo de estas sustancias en los alimentos, ha sido muy criticada por algunos expertos de ese país, según recoge el diario 'The Guardian'.
Tim Lang, profesor de seguridad alimentaria en la Universidad de Londres, asevera que: "los primeros llamamientos para investigar estos aditivos se hicieron hace unos 30 años. Está bien que la FSA finalmente haya hecho este estudio pero por qué no va más allá. La FSA debería estar del lado de los niños".
Todos estos aditivos están prohibidos en los alimentos orgánicos certificados. La comida basura y los alimentos altamente procesados son los que más contienen estas sustancias, según publica el diario británico. Las etiquetas de los envases suelen indicar la presencia de colorantes y conservantes, sin embargo algunos productos, como los helados o los dulces, se venden sin envoltorio y, por tanto, no se puede saber si llevan aditivos.
"Aunque el uso de los colorantes en la industria alimenticia puede eliminarse sin mucho problema no ocurre lo mismo en el caso del benzoato sódico, que cumple una función de preservación de estos productos", explica el autor del estudio.
El negocio mundial de aditivos está valorado en más de 25.000 millones de dólares anuales, según 'The Guardian'. Su crecimiento ha sido del 2,4% anual entre 2001 y 2004, periodo en el que la industria alimenticia había hecho gala de estar transformándose y de haber comenzado a eliminar muchos de los colorantes artificiales en sus productos.
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