Si fuma, la cantidad de kilos de más que tenga influirá en el número de cigarrillos que consuma. Por ejemplo, cruzar la línea que separa el peso corporal normal del sobrepeso puede impulsarlo, con el tiempo, a fumar hasta 10 cigarrillos más por día.
"Existe un mayor nivel de consumo de cigarrillos a mayor peso corporal, pero sin presentar [por eso] un mayor grado de adicción a la nicotina. Por lo tanto, el peso corporal es un elemento muy importante en el perfil del fumador que debe considerarse en el tratamiento del tabaquismo", concluye el equipo de médicos especializados en tabaquismo del Hospital Británico, que hicieron el estudio.
Junto con los doctores Silvia Quadrelli y Felipe Chertcoff, de la Unidad de Tabaquismo del hospital, el doctor Raynaldo Smith se propuso evaluar si existe alguna relación entre el peso corporal y la cantidad de cigarrillos que consumían pacientes que entre 2000 y 2001 iniciaron tratamiento para dejar de fumar con el programa Respire que ofrece el hospital.
Luego de medirles el índice de masa corporal (IMC), que es la relación entre la estatura y el peso para conocer si una persona está por debajo de su peso o tiene sobrepeso u obesidad, los médicos dividieron a los 345 pacientes en tres grupos. Un IMC menor a 25 puntos indicaba peso normal; entre 25 y 30, sobrepeso, y más de 30, obesidad. La mayoría de los participantes (44,4%) tenía sobrepeso.
Lo que llamó la atención de los médicos fue que la cantidad de cigarrillos que los pacientes consumían por día aumentaba según el IMC. En promedio, los que tenían peso normal consumían 20 cigarrillos diarios, frente a 30,5 cigarrillos de los participantes con sobrepeso y 35,7 de los fumadores obesos.
"Estos resultados se contraponen con los datos científicos a los que estamos acostumbrados -dijo Smith-. Aunque son pocos pacientes, se confirma una tendencia, que es que las personas obesas consumen más cigarrillos que las personas con menos grasa corporal." Para los especialistas, el resultado fue sorprendente, sobre todo porque no encontraron ningún otro estudio que hasta ahora compruebe científicamente esa relación.
Hipótesis posibles
Las hipótesis que podrían explicar esa relación son pocas y carecen aún de comprobación. "Pensamos que, como ocurre con otras adicciones, la necesidad de consumir más cigarrillos a mayor cantidad de peso tiene que ver con la compulsión -consideró Smith-. El obeso come compulsivamente y se comporta igual al fumar. Claro que, por otro lado, la nicotina tiene efectos anorexígenos que indirectamente inducen el deseo de no comer y suprimen el apetito. Esta ambigüedad es lo que queda por comprender."
A la vez, el peso influiría también en el abandono del tratamiento para dejar de fumar. Se estima que el 64% de las personas que deja de fumar engorda. Pero, segura Smith, si se previene el aumento de peso con indicaciones nutricionales adecuadas, más ejercicio físico o una reducción del peso previa al inicio del tratamiento.
"Nos dimos cuenta de que los fumadores que dejaban de fumar aumentaban de peso y el 90% de las mujeres que intentan dejar de fumar plantea que si va a engordar prefiere no abandonar el cigarrillo -consideró Smith-. En nuestro país se le está prestando mucha atención a la imagen; como la gente cuando engorda se ve mal, y esto en realidad tiene que ver con una imagen corporal tergiversada, es un factor que influye directamente en la recaída."
Así lo muestra otro estudio del mismo equipo, esta vez de entre 2006 y 2007. De los pacientes incluidos, el 40% aumentó en promedio 3,4 kilos entre el inicio y la cuarta semana de tratamiento grupal, con terapia de modificación de la conducta tabáquica y la ayuda de fármacos. A los tres meses, el 33% de los pacientes que habían engordado abandonó la terapia, mientras que el 66% restante seguía sin fumar.
Pareja fumadora
En los hogares en que ambos miembros de la pareja fuman, el abandono de la adicción puede volverse más difícil. "La influencia de la pareja fumadora es tal que hace que una persona abandone el hábito y al poco tiempo vuelva a caer -dijo el doctor Smith-. En ese caso, como ocurre con el temor a engordar, lo mejor es anticiparse."
Eso incluye "negociar" con ambos miembros de la pareja. En un seguimiento de 1048 fumadores, el 92% de los cuales tenía una pareja fumadora, apenas dos de cada diez ex fumadores con pareja fumadora lograron mantener la abstinencia al año de haber iniciado el tratamiento antitabáquico.
"Según los resultados de este estudio, tener una pareja que fuma es un factor que puede influir negativamente en las probabilidades de éxito a los 360 días del inicio de un programa de tratamiento del tabaquismo", concluye uno de los estudios que el equipo dirigido por Smith presentará en el próximo Congreso Argentino de Medicina Respiratoria.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION