Psicología del desarrollo

Qué dicen los ojos de los bebes

Nuevos métodos permiten rastrear hacia dónde dirigen su atención, facilitando el estudio de sus habilidades cognitivas.

NUEVA YORK (The New York Times).– Ah, la dulce mirada de un bebe. Tan inocente, tan llena de asombro. Tan terriblemente difícil de rastrear con cualquier velocidad o precisión. Acostumbraba a ser la queja de los psicólogos expertos que estudian el desarrollo.

Durante décadas han tratado de descifrar la mente en desarrollo mirando los movimientos del ojo del niño, pero no ha sido fácil. Por un lado, los investigadores quieren que sus sujetos miren a los estímulos experimentales y no a los botones y luces de los equipos grabadores. Por otro lado, los bebes se mueven para todos lados. Y si se les coloca en la cabeza un casco para ayudar a rastrear sus movimientos, tienden a quitárselo.

Ahora los avances en las técnicas para rastrear los ojos han comenzado a solucionar estos problemas. En algunas de las últimas herramientas se colocan pequeñas cámaras de video sobre pantallas donde sus lentes pueden rastrear los movimientos directamente, a pesar de las sacudidas de la cabeza. Otras herramientas tienen cámaras inclinadas que pueden ser operadas con control remoto.

“Estas tecnologías hacen posible enfrentar problemas que antes no podían ni siquiera examinarse”, dijo Emily Bushnell, psicóloga de la Universidad Tufts, Estados Unidos, que participó como estudiante, en los años 70, de algunas de las primeras investigaciones en que se utilizaron rastreadores oculares.

La idea básica de esta tecnología no ha cambiado drásticamente desde entonces. Comienza con una pequeña luz dirigida al ojo. Como la córnea es uniforme, como un espejo, la superficie ocular muestra un reflejo, un punto de luz en el globo ocular. Al analizar cuadro por cuadro las imágenes de los movimientos del ojo, y rastreando la posición relativa del punto respecto de la pupila, los investigadores pueden trazar el movimiento del ojo, obteniendo la línea visual del niño.

Al comienzo dicho trazado y el cálculo, eran hechos a mano, cuadro por cuadro. Un minuto de filmación, dijo la doctora Bushnel, podía tomar más de 10 horas para codificarlo. Hoy las computadoras lo hacen en segundos y calculan lo que se llama punto de mirada, casi en cuanto el bebe se sienta.

Cuando un niño enfrenta un video de una persona que habla, los científicos pueden preguntase: ¿el bebe mira a los ojos o a la boca de la persona? Cuando los bebes observan un objeto que se mueve detrás de otro, ellos pueden rastrear si los bebes siguen o no la trayectoria del objeto. ¿Predicen los niños dónde podría aparecer nuevamente el objeto? ¿O su atención se pierde en lo que lo rodea?

“Con los rastreadores de ojos podemos mirar al punto exacto al que el niño está mirando, no sólo la cara, sino la zona del ojo o de la boca –aseguró Gregory S. Young, investigador del Instituto de la Mente de la Universidad Davis en California, Estados Unidos–. Es muy interesante porque nos da datos muy importantes.”

Percepción infantil

Scott P. Johnson, profesor adjunto de psicología y ciencia neural de la Universidad de Nueva York, Estados Unidos, utiliza esta tecnología en su laboratorio donde se estudia la percepción infantil.

Los padres llegan a una habitación iluminada débilmente, se sientan frente a una pantalla allí desplegada y acomodan a sus bebes sobre la falda. Mientras los niños miran las imágenes que se mueven en la pantalla, los investigadores observan los patrones de la mirada en el monitor de una computadora donde un punto móvil representa el punto preciso del foco del bebe.

Uno de los primeros estudios del doctor Johnson se ocupó de bebes de 4 meses de edad cuyos movimientos oculares mostraron que no predecían la reaparición de un objeto que se había deslizado detrás de otro. El objeto escondido estaba fuera de la vista y de la mente, a menos que los bebes tuvieran cierto entrenamiento sobre cómo se movían los objetos.

Esto va en contra de la creencia que los niños pequeños pueden percibir la permanencia de los objetos a esta temprana edad. Los datos provenientes de estos estudios muestran también la posibilidad de establecer diagnósticos tempranos de autismo y retraso en el desarrollo del lenguaje.

Los investigadores del Instituto de la Mente han encontrado, con sorpresa, que los bebes que miran más a menudo a las bocas de sus madres tienen más habilidades lingüísticas al llegar a los 3 años. Sus resultados fueron anunciados el pasado mes de marzo en una reunión de la Sociedad para la Investigación del Desarrollo Infantil.

Ami Klin, director del programa de autismo del Centro de Estudio del Niño, de la Universidad de Yale, ha utilizado un rastreador de ojos para estudiar a adultos. Ahora analiza a niños pequeños. Este mes, él y su colega Warren Jones publicaron un artículo online en la revista Developmental Science sobre una niña autista de 15 meses cuyos patrones visuales mostraron se dirigían a los atributos físicos de lo que veía más que al contexto social.

En suma, los datos obtenidos con estas nuevas herramientas ya están desafiando a las suposiciones sobre cómo y cuándo los bebes aprenden sobre el lenguaje, las personas y los objetos de su mundo.

Lina Guernsey