Por Juan Pablo Casas
Una mujer de 40 años que trabajaba en una de las sedes de la Universidad de Buenos Aires realizando tareas de limpieza murió ayer de una meningitis bacteriana fulminante. Por este motivo, la casa de estudios decidió desalojar y cerrar por 24 horas el edificio de Uriburu 950, donde funciona una dependencia del Rectorado, otras que corresponden a la Facultad de Medicina y el Instituto de Investigaciones "Gino Germani".
En su escueto comunicado, que no reveló datos personales de la víctima "por pedido expreso de sus familiares", fuentes sanitarias confirmaron que se trata de una mujer, vecina de Monte Grande, que debió ser internada de urgencia en un policlínico privado de la zona Sur y no en el Hospital Muñiz, como trascendió en un primer momento.
Hasta anoche, al cierre de esta edición, todavía no se había detectado el tipo de germen que había provocado la muerte. "Se están haciendo los estudios pertinentes para determinar si se trata de numococo o meningococo. Eso sí: se están llevando a cabo las medidas de profilaxis adecuadas entre las personas que convivían con ella", explicó el director de Medicina Preventiva del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, Sergio Trodiano. Los resultados finales podrían darse a conocer recién hoy.
Con esta muerte, los casos de meningitis detectados en lo que va del año en el área metropolitana ya suman unos 250 (casi 50 en Capital y alrededor de 200 en Provincia). Sin embargo, las autoridades sanitarias descartan que haya un brote o una epidemia. Y comparan estadísticas de 2007 con las del año pasado. A esta misma altura del 2006, se habían registrado unos 460 casos. Según datos oficiales, en el país se notican entre 1.000 y 1.200 casos de meningitis por año. "Una cosa es estar atentos y otra entrar en pánico: no hay motivos", explicó una semana atrás el jefe de la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Muñiz, Jorge San Juan.
Sin embargo, la difusión mediática de las muertes por meningitis, más las bajas temperaturas, dispararon el temor entre los padres y dejaron sus huellas en los servicios de salud públicos y privados del Gran Buenos Aires. Así, desde hace varios días, los consultorios médicos y los hospitales se encuentran desbordados y se registran demoras inéditas en el servicio de médico a domicilio: algunas empresas prepagas informaron a sus clientes esperas de hasta 12 horas.
Según fuentes del SAME, la demanda creció un 50%. Y un relevamiento de Clarínreveló la semana pasada que las prepagas anticipaban una demora de entre cinco y seis horas, en Capital, y de siete a 12, en Provincia, para enviar un médico a domicilio.
http://www.clarin.com/diario/2007/05/31/sociedad/s-03702.htm