El trastorno respiratorio relacionado con el sueño (TRS) tiene una prevalencia elevada. Se caracteriza por la presencia de episodios de hipopnea y apnea durante el sueño y tiene diversas consecuencias como la enfermedad cardiovascular y el deterioro del funcionamiento diario. Al igual que el TRS, la depresión es una enfermedad prevalente entre los adultos, se relaciona con diferentes comorbilidades y trastornos del funcionamiento y acarrea un gasto público significativo. Debido a la prevalencia elevada de ambas alteraciones, es necesario investigar la existencia de una relación causal; esto puede facilitar la detección sistemática de síntomas depresivos entre los pacientes con TRS y la creación de estrategias terapéuticas para la depresión relacionada con el TRS. Además, sería de utilidad para advertir a los profesionales acerca de las complicaciones que puede ocasionar la depresión no tratada sobre los resultados terapéuticos del TRS.
De acuerdo con lo informado previamente, existiría una asociación causal entre la depresión y el TRS. Entre los mecanismos responsables de esta relación se mencionó la fragmentación del sueño, la hipoxia intermitente, la somnolencia diurna y la fatiga, síntomas característicos del TRS. La fragmentación del sueño afecta el estado de ánimo, empeora los síntomas psicológicos y aumenta la sintomatología depresiva. El objetivo del presente estudio fue evaluar la existencia de una asociación entre el TRS y la depresión y el efecto de diversos factores sobre la misma.
Pacientes y métodos
Participaron 1 408 adultos, 788 hombres y 620 mujeres, de 30 a 60 años que habían sido incluidos en el Wisconsin Sleep Cohort Study, un análisis acerca de las causas y consecuencias del TRS. Los participantes fueron sometidos a diversos estudios polisomnográficos y evaluaciones clínicas entre las que se incluyó el cálculo del índice de masa corporal (IMC). Se tomaron en cuenta los antecedentes de diabetes, enfermedad cardiovascular, accidente cerebrovascular, hipertensión, consumo de medicamentos, alcohol o tabaco, edad, nivel educativo y hábitos de actividad física. También se evaluó la presencia de trastornos habituales del sueño, fatiga y somnolencia diurna y su interferencia con las actividades diarias, laborales, el estado de ánimo o las relaciones interpersonales.
Para evaluar la presencia de síntomas depresivos se utilizó la Escala Autoadministrada para Depresión de Zung, que incluye 2 ítem relacionados con el sueño (trastornos para dormir durante la noche y somnolencia diurna) que pueden ser síntomas del TRS y, por lo tanto, relacionarlo con la depresión.
Se recolectaron datos acerca del uso de antidepresivos, hipnóticos, benzodiazepinas, estimulantes, antihipertensivos y otros agentes. Los participantes fueron sometidos a un estudio polisomnográfico que incluyó estimaciones acerca del funcionamiento cardíaco y respiratorio. Para evaluar las características del sueño se efectuó electroencefalograma, electrooculograma y electromiograma y se calculó la eficiencia y duración de cada período de sueño, entre otros exámenes. Por último, se registraron los períodos de apnea e hipopnea y se calculó el índice apnea/hipopnea (IAH).
Resultados
Se halló que la prevalencia de TRS entre los hombres era aproximadamente el doble en comparación con las mujeres; en cambio, estas últimas presentaron una prevalencia de depresión del doble en comparación con los hombres. Los principales antidepresivos utilizados por los participantes fueron los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y, en segundo lugar, los agentes tricíclicos.
De acuerdo con el análisis longitudinal efectuado durante períodos de seguimiento de 4 años, los pacientes variaron entre períodos de presencia y ausencia de depresión. Se observó una asociación entre el aumento de la gravedad del TRS o la aparición del mismo y el aumento de la probabilidad de presentar depresión en comparación con los pacientes que mostraban cuadros estables de TRS. En comparación con los participantes sin TRS, el riesgo de depresión para aquellos con TRS mínimo, leve y moderado o grave aumentó 1.6, 2.0 y 2.6 veces, respectivamente.
Esta asociación no se modificó al tomar en cuenta la edad, el IMC, el consumo de alcohol y el antecedente de enfermedad cardiovascular. Al efectuar relaciones transversales mixtas entre el TRS y la depresión se halló una tendencia directa y significativa. A medida que aumentó la gravedad del TRS, se incrementó el riesgo de depresión. No se halló una asociación significativa entre el sexo y la presencia de TRS.
Al tener en cuenta la somnolencia, fatiga y calidad del sueño, los resultados obtenidos no cambiaron sustancialmente. La asociación entre el TRS y los síntomas depresivos fue más sólida al evaluar sólo los sujetos que no utilizaban antidepresivos en comparación con lo observado al incluir el consumo de estos fármacos en la definición de depresión. La asociación entre el TRS y los síntomas depresivos de gravedad intermedia fue menos consistente en comparación con lo hallado al tener en cuenta la depresión leve o grave. No se halló relación específica alguna entre las subescalas de la escala de Zung y el TRS. Los resultados obtenidos no se modificaron al evaluar la presencia de insomnio o uso de benzodiazepinas o hipnóticos. No se hallaron asociaciones significativas entre el TRS, la depresión y el sexo, la edad y las comorbilidades, entre otras variables evaluadas.
Discusión
De acuerdo con los resultados del presente estudio, existe una asociación directa entre la presencia de TRS y el riesgo de depresión. Según el análisis longitudinal efectuado, el aumento de la gravedad del TRS se relacionó significativamente con el incremento del riesgo de presentar depresión. Aun los cuadros mínimos de TRS se asociaron con aumento significativo del riesgo de depresión. Por ejemplo, los pacientes con TRS leve presentaron un riesgo 60% mayor para la aparición de depresión en comparación con los sujetos sin TRS.
No se hallaron datos que sugieran que los síntomas del TRS, como la somnolencia diurna y la fatiga, o las características polisomnográficas como la eficiencia del sueño y el porcentaje de sueño de ondas lentas son intermediarios entre el TRS y la depresión. En consecuencia, en contraposición con lo informado en estudios clínicos previos, los factores mencionados no explican la asociación entre ambos trastornos. Son necesarios estudios adicionales al respecto.
Previamente, los síntomas depresivos que presentan los pacientes con TRS se describieron como parte de un síndrome clínico depresivo, de un prototipo vegetativo de TRS o de las características de la personalidad de los sujetos con TRS más que como depresión primaria. No obstante, los resultados del presente estudio no permitieron comprobar estos datos. El hallazgo de una asociación entre el TRS y la depresión corroboró la existencia de una comorbilidad elevada entre ambas alteraciones, de una correlación entre el IAH y la depresión y de un aumento de la sintomatología depresiva a medida que se incrementa la gravedad del TRS. Esto coincide con lo observado en estudios previos.
Los cuadros leves de TRS son muy prevalentes y se asocian con la presencia de depresión. La asociación longitudinal hallada amplía el papel del TRS como factor de riesgo para diversas enfermedades como la hipertensión, la enfermedad cardiovascular y la somnolencia diurna. Los profesionales deben tener en cuenta que el TRS y la depresión pueden presentarse concomitantemente en los pacientes con una de las 2 alteraciones. Además, el TRS puede acarrear la aparición de trastornos de la salud mental. El tratamiento médico o la modificación conductual del TRS pueden atenuar o prevenir la aparición de síntomas depresivos.