THE WASHINGTON POST
Están hechos para caminar, hacer jogging y bailar. Pero en los siglos transcurridos desde que nuestros antepasados se envolvían los pies con pasto y pieles de animales para protegerlos de las superficies más duras, la función de los zapatos entró en conflicto con la moda. Los mocasines de piel de cocodrilo y las botas texanas que pueden verse en las calles de nuestras ciudades son elegidos generalmente por lo que dicen de su dueño en lugar de por comodidad.
En materia de zapatos de mujer, la moda pesa más que la comodidad. A medida que la temporada de verano se acerca en el hemisferio norte, comienzan a aparecer en las veredas norteamericanas coloridas sandalias, ojotas, tacos aguja y chatitas de todo tipo. Uno de los zapatos más de moda esta temporada en Estados Unidos es la llamada plataforma Tributo de Yves Saint Laurent, con un taco de 13 centímetros. Elegidos para servir de complemento de distintos conjuntos, zapatos como éstos no sólo causan tensión a los pies sino a los tobillos, rodillas y espalda también y explican los cerca de 3.500 millones de dólares que se gastan todos los años en EE.UU. en cirugías de pie para las mujeres, que las hacen perder todos los años 15 millones de días laborables.
"Soportar la incomodidad para estar a la moda o mostrar determinado status es una tendencia muy antigua" opina Elizabeth Semmelhack, directora del Museo del Calzado Bata de Toronto, que cuenta con cerca de 13.000 zapatos. El más antiguo de este museo tiene 4.500 años de antigüedad y el más reciente es de 2006. "Personalmente, tengo muy en claro cuando analizo las distintas culturas que la falta de practicidad es una constante entre las clases privilegiadas" explica Semmelhack.
Los especialistas advierten que los peores son los denominados "zapatos crueles". Según se indica en el sitio en Internet de la Sociedad Ortopédica Norteamericana del Pie y el Tobillo, este tipo de calzado incluye a "los zapatos con punta, los que tienen suelas finitas y los de taco bien alto" ya que "hacen que los dedos se amontonen unos con otros, lo que puede ocasionar luego dedos martillos y juanetes. La Sociedad Norteamericana de Medicina Deportiva advierte que un taco de 7,5 centímetros crea siete veces más fatiga que uno de 2,5.
Según un ensayo de 1994, aparecido en la publicación de la Asociación Ortopédica de EE.UU., cuando los seres humanos caminaban descalzos "las sociedades tenían muy pocos casos de deformidades en los pies y dolor". Sally Rudicel, especialista en ortopedia en el Centro Médico Tufts-New England (Boston, EE.UU.), recuerda que "los primeros zapatos tenían la forma del pie y eran sandalias, pero con el paso del tiempo éstos se convirtieron en diseños deformantes y en fuente de dolor".
Según advierte la Clínica Mayo, la costumbre de usar tacos hace que los pies se deslicen hacia adelante, redistribuye el peso, crea puntos de presión nada naturales y desequilibra la alineación natural del cuerpo.
Los tacos altos también fueron relacionados con lesiones en los músculos de las piernas, osteoartritis de la rodilla y dolor en la parte lumbar.
TRADUCCION: Silvia S. Simonetti