Un equipo de investigadores del Servicio de Neurología del Hospital del Mar ha publicado en el "Journal of Neurology" un estudio que aporta datos significativos sobre el comportamiento de los ictus durante el día, es decir, en relación a los períodos sueño-vigilia.
Algunos grupos de investigación en ictus hace tiempo que intentan establecer cómo se comportan los ictus respecto a los períodos de sueño y de vigilia. Los resultados, hasta ahora, habían sido bastante contradictorios. Este estudio, realizado sobre una muestra de casi 1.000 individuos que han sufrido un ictus isquémico, concluye que los ictus isquémicos son menos frecuentes, pero más graves, mientras dormimos. No sólo han llegado a esta conclusión, sino que han determinado que hay un pico de ictus tras levantarse por la mañana (sobre las 10-11 horas). Estudios previos habían sugerido que este posible pico estaba relacionado con la hora en que nos levantamos, y que variaba en función de esta.
Este estudio va un poco más lejos y nos da más detalles sobre las diferencias entre los ictus del sueño y los ictus de vigilia. Se han estudiado los datos de 962 pacientes que padecieron ictus isquémico y que se atendieron en el Hospital del Mar entre los años 2003 y 2005. Aquellos pacientes que no quedaba suficientemente clara la hora en que habían padecido el ictus y aquellos de los que se perdió el seguimiento después de 3 meses, fueron descartados.
Se considera ictus nocturno o del sueño si en el momento de despertar presenta signos y síntomas de ictus. Si el episodio cerebrovascular sucede después de despertar se considera ictus de vigilia. De estos pacientes, y gracias a la base de datos epidemiológicos con la que cuenta el equipo de ictus del Hospital del Mar, se recogieron datos sobre sexo, edad, diabetes, colesterol, hipertensión arterial, enfermedades, obesidad, tratamientos previos, hábitos alcohólico y de tabaco, ictus previos así como la evaluación clínica al ingreso, entre otros. También se han tenido en cuenta los subtipos de ictus que ha padecido el paciente y la presencia o no de fibrilación auricular, un tipo de arritmia cardíaca.
De forma relevante, se ha encontrado que la obesidad se relaciona con los ictus del sueño y que, por lo tanto, podría anular el efecto protector que el dormir puede ejercer sobre la aparición de un ictus.
"Las conclusiones son claras los ictus durante el sueño son menos frecuentes en general. Cuando se producen, afectan más a las mujeres que a los varones, se dan en personas de más edad, y son más graves. Se relacionan más con la obesidad y menos con la fibrilación auricular", explica el Dr. Jiménez-Conde. Por el contrario, los ictus producidos durante la vigilia se dan más en varones, más jóvenes, menos obesos, y tienen más relación con la fibrilación auricular.