Mejoras en la sobrevida

Prematuros: pelear por vivir:

Uno de cada diez bebés que nacen en el país es prematuro

Cada vez son más los que asoman a la vida antes de las 37 semanas de gestación. Y la mayoría sobrevive. En diez años aumentó 38% la cantidad de bebés nacidos con menos de 1 kilo.

Mariana Iglesias

Cada vez nacen más bebés prematuros. Las causas son tan disímiles como la situación socioeconómica de cada región del país y de cada argentina en particular. Pero hay un dato que también influye en este crecimiento: sobreviven bebés cada vez más pequeños, algunos de tan sólo 500 gramos. Y esto tiene que ver con adelantos tecnológicos y científicos.

Prematuro es un bebé que nace con un peso menor a 2.500 gramos o con un período de gestación inferior a 37 semanas. Se estima que el 10 por ciento de los nacimientos son de bebés con estas características. Según cifras del Ministerio de Salud, mientras en 1996 nacieron 2014 bebés de menos de 1.000 gramos, en el 2005 fueron 2.787, es decir, un 38 % más. Y en 2005 ya había una nueva clasificación: la de bebés de menos de 500 gramos (169 casos registrados).

Esos bebés que antes no sobrevivían al parto, o lo hacían y morían a los pocos días, hoy tienen grandes posibilidades de vivir, y lo más importante: con la menor cantidad posible de secuelas (Ver Los riesgos...).

La ciencia y los conocimientos médicos hacen que hoy la "viabilidad" de un bebé prematuro esté fijada en 23 semanas de gestación o 500 gramos de peso. Hace diez años no se salvaban los bebés de menos de 1.000 gramos o 28 semanas. Y hasta los 80 ni se hablaba de bebés de menos de 1.500 gramos. Entonces los partos más extraños eran los de los famosos "sietemesinos".

Más allá de los adelantos médicos y tecnológicos, en la actualidad hay múltiples razones para explicar el aumento de prematuros. Las causas, entre los pobres, tienen que ver con la falta de atención durante el embarazo, con la mala alimentación, con la anemia, con infecciones producto de falta de limpieza y control, con la baja edad de las madres.

En cambio, entre las clases media y alta las razones son completamente diferentes: mujeres que postergan su maternidad y son demasiado añosas, o que directamente recurren a tratamientos de fertilización asistida (provocan embarazos múltiples). Y el estrés, que afecta a todas por igual.

Ana Pedraza, coordinadora Médica del Servicio de Neonatología de la Clínica y Maternidad Suizo Argentina, cuenta que allí, el año pasado, la sobrevida entre bebés de 1.000 a 1.500 gramos fue del 95%, y entre 500 y 999, del 71%. "Son cifras altas que se dan en las mejores condiciones, pero la realidad del país es muy diferente", aclara Pedraza.

Los números en la Clínica Otamendi son similares: de los 320 partos mensuales, el 10 % es prematuro. "La sobrevida en bebés nacidos en la semana 23 ó 24 es del 50 %. Y va aumentando a medida que el bebé tiene más semanas", explica María Cristina Osio, subjefa de Neonatología. En estas clínicas, las causas de prematurez tienen que ver con mujeres que planifican embarazos de grandes, con sus consecuencias. La edad promedio de madres primerizas es de 31 años.

La realidad de los hospitales es bien diferente: el 10 % de las chicas tiene menos de 18 años. Y otro dato tremendo: el 10 % de las mujeres llega a dar a luz sin haber tenido ni un solo control durante todo el embarazo. "Son factores que pueden llevar al nacimiento de bebés prematuros, igual que la anemia, y la mala alimentación", explica Alejandro Hakim, del Ramos Mejía. Y dice que la sobrevida en bebés de menos de 800 gramos es del 20 %, mientras que los de menos de 1.500 puede llegar al 60 %.

Desde el hospital Pirovano, Alberto Caporata confirma las cifras, y aclara que cuando comenzó a trabajar, hace unos 20 años, no se salvaba ningún bebé de menos de 1.000 gramos. "El éxito de un embarazo tiene que ver con los controles, que deben ser al menos siete. Un embarazo no controlado tiene muchas más posibilidades de ser prematuro".

Alicia Benítez es miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría y Coordinadora del Programa de Seguimiento de Prematuros de la Maternidad Sardá. "La prematurez es un grave problema de salud pública que tiene que ver con la falta de controles, problemas nutricionales, infecciones, estrés. Y es la principal causa de mortalidad infantil". Según el Ministerio de Salud, ese índice es de 12.5 por cada mil chicos.

"La prematurez no se soluciona en el egreso hospitalario, lleva años", dice Benítez haciendo hincapié en las secuelas. En la Sardá siguen el desarrollo de cada chico hasta que termina primer grado. "La tecnología es fundamental, pero también hace falta recursos humanos capacitados, y un cambio de mentalidad. Hay hospitales donde los padres de prematuros internados tienen horario de visita. Va en contra de los derechos de los padres y sus hijos".


Invertir en el futuro
Diana Baccaro
dbaccaro@clarin.com

Son chicos con una gran expectativa de vida, pero tienen que pelearla: la prematurez es la principal causa de mortalidad infantil. También tienen que luchar contra la burocracia de algunos hospitales que ponen un horario de visita para que hijos y padres puedan juntarse. Y son altos los riesgos de acarrear secuelas por haber nacido antes de tiempo. Por eso es vital su atención médica específica, por más alto que sea su costo. Se calcula que los que pesan menos de 1.500 gramos consumen el 65% de los recursos destinados a la asistencia perinatal. Pero el gasto no es superior al del mantenimiento de un anciano en una unidad coronaria. Invertir en el futuro es apostar a la vida.

Los riesgos más frecuentes

Los bebés prematuros nacen con ciertas características que les pueden provocar graves secuelas: problemas respiratorios, alimentación deficiente, piel delgada, arrugas, cartílago del oído suave y flexible, vello corporal, llanto débil, inactividad.

Alicia Benítez, especialista de la Sociedad Argentina de Pediatría y la Sardá, habla de la retinopatía: "Se produce por la inadecuada oxigenación, que hace que se deterioren los vasos de la retina, que puede desprenderse y provocar ceguera". La experta participó en un trabajo del Ministerio de Salud sobre recomendaciones para controlar la saturación de oxígeno.

Desde la maternidad Suizo, Ana Pedraza enumera cambios que favorecen la sobrevida:

# Mejoras en la nutrición. Se ha mejorado la calidad y cantidad de nutrientes, tanto parenterales como enterales, que se administran a pequeños pacientes.

# Estimulación de la alimentación con leche de su madre. En los últimos años se fomentó la implementación de bancos de leche para alimentar a los niños prematuros cuyas madres no producen leche suficiente.

# Estimulación de participación activa de los padres en el cuidado de sus niños, con énfasis en el fortalecimiento del vinculo madre—hijo.

# Maduración pulmonar fetal con corticoides si hay amenaza de parto prematuro: reduce la mortalidad, problemas respiratorios y hemorragias cerebrales.

# Uso de surfactantes exógenos. Los prematuros nacen con déficit de surfactante y esto les provoca problemas respiratorios. Esta terapia disminuye la mortalidad.

# Mejora en terapia ventilatoria.

HISTORIA DE VIDA (I)
"Me dijeron que no viviría ni un día y está acá, listo para ir a casa"

El tercer piso de neonatología de la Maternidad Sardá es como una gran placenta colorida con decenas de bebés pegados a los pechos de sus mamás, a las mamaderas o a un tubo. Ahí reciben los primeros alimentos, cuidados y mimos al salir del útero. Dentro de este mundo prematuro hay "un angelito" y todo un futuro por delante.

Las doctoras y enfermeras se refieren a Angel Suárez, un nene con manos del tamaño de una aceituna y piecitos de nuez, metido en un diminuto pulóver a rayas y un pantalón verde. "Era rechiquitito cuando nació a los seis meses: pesaba 500 gramos y medía 29", detalla Lorena Campana (30), mientras su bebito hace un puchero y larga el llanto porque quiere la teta.

"A los seis meses de embarazo yo me veía la panza chiquita y con una ecografía me dijeron que no tenía líquido amniótico y la comida no le pasaba, el nene no crecía", relata la madre. Le dijeron que Angel "no viviría más de un día en mi panza. Casi me muero, no lo podía creer". La cesárea fue el 23 de noviembre.

Angel permanece acostado en una cama diminuta. Un tubo es parte de sus primeros días de vida porque sirve para medirle la temperatura del cuerpo y el ritmo del corazón. En el mismo cuarto hay otros cinco bebés con una sonda en la nariz. Ya pasaron el peligro. Los nenes más graves están al fondo aprendiendo a sobrevivir —cuando no están en incubadora—, metidos en el pecho de mamá para tomar contacto con ella, como canguros.

"Angel estuvo dos meses en terapia intensiva muy mal y con respirador". Después de una mejoría lo pasaron una semana a terapia intermedia y ahora está entre la lista de los que se van, en días dormirá en su camita, en Casanova.

Lorena y su esposo fueron a un curso de prematuros: ahí les recomendaron que la gente no lo toque por un tiempo.

Esta pareja pegó en la cabecera de la cuna un dibujito con la frase: "Anoche pedí a un ángel que en tus sueños te proteja, y me dijo que un ángel no necesita que otro te cuide".

"Es más probable que viva afuera que adentro", le dijeron a Lorena hace cuatro meses. Hoy, Angel mide el doble y pesa 2,240 kilos. "Gracias a Dios que lo tengo con vida".

Wendy Selene Pérez

HISTORIA DE VIDA (II)
Milagros, un torbellino de energía y puro coraje

La historia que cuenta Marcela Manzur (33) es de esas de no creer. Pero es tan real como la protagonista, que tiene sus buenas razones para llamarse Milagros. El embarazo fue en 2002. Estuvo bien hasta la semana 17, cuando Marcela rompió bolsa. El diagnóstico fue el peor: la beba moriría en cualquier momento, ya que se había quedado sin líquido amniótico. Así volvió Marcela a su casa, se metió en la cama y siguió adelante con sus antibióticos y su tristeza. "Todo el tiempo esperaba que pasara algo, una hemorragia", dice Marcela, pero nada.

Todo se desencadenó en la semana 29, el 24 de diciembre. La chica fue al baño y se encontró con el pie del bebito fuera de su cuerpo. En el hospital Fernández el médico fue clarísimo: "Sabés lo que puede ocurrir. Ya estás preparada". Cesárea urgente y ahí nomás nació Milagros, con sus escasos 900 gramos. La beba tuvo que estar siete meses internada. "Los primeros 33 días fueron una agonía contínua, se moría todo el tiempo, casi no tenía pulmones",

El alta fue el 7 de junio, pero Milagros se fue a su casa de Mataderos con displasia broncopulmonar con hipertensión, es decir, tenía que estar conectada todo el tiempo al oxígeno. La nena ahora tiene 4 años, va al jardín, baila, canta, ve películas y es fanática de River.

¿Por qué Marcela rompió bolsa en la semana 17? Estaba deprimida, no tenía trabajo, fumaba mucho. Y la verdad es que recién descubrió que estaba embarazada en el tercer mes.