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Embarazo adolescente y osteoporosis

Hallada una relación conexión entre el embarazo adolescente y la osteoporosis.

Una investigación médica de la que participan especialistas del Instituto de Investigaciones Pediátricas (IDIP), de Buenos Aires (Argentina), han evaluado las posibilidades de que las mujeres que son madres en la adolescencia incrementen su riesgo de tener osteoporosis.

El estudio incluyó a veinticuatro jóvenes madres, de entre 14 y 16 años, que amamantaron a sus hijos durante un año. A los 15 días del parto se les hizo una medición inicial de la Densidad Mineral Ósea en cadera, cuello de fémur y columna lumbar, junto con la determinación del Contenido Mineral Óseo del esqueleto. Estos análisis fueron repetidos a los tres, seis y doce meses después del parto. Al mismo tiempo se siguió la evolución de otros parámetros corporales como peso, masa grasa y masa magra.

Los investigadores encontraron que las jóvenes madres tenían una pérdida de masa ósea en el primer semestre posterior al inicio de la lactancia, pero que ésta se recuperaba, aunque no completamente, al cabo de 12 meses.

"Este hallazgo es muy positivo, aunque subsiste el problema de que no conocemos la densidad ósea que las adolescentes tenían antes del embarazo. Por lo tanto no podemos saber si perdieron masa ósea durante esos nueve meses a causa del aporte de calcio que suministraron al bebé en crecimiento", aclararon los autores.

Asimismo, el estudio permitió que los investigadores detectaran un grupo con alto riesgo de osteoporosis, el integrado por las adolescentes que vuelven a embarazarse rápidamente, sin haber recuperado el calcio perdido. Para evitar futuros problemas, en dichos casos se necesita un control estricto del calcio ingerido.

Una de las conclusiones a las que llegó la investigación es que, para evitar problemas de osteoporosis, las adolescentes embarazadas necesitan mayores suplementos de calcio que las mujeres adultas. La dosis recomendada para estas jóvenes durante el período de lactancia es de 1.300 miligramos por día.

Los especialistas destacaron que es fundamental que junto con los suplementos vitamínicos, las madres reciban éstos y otros nutrientes con las comidas. En especial, los alimentos ricos en calcio como la leche y sus derivados y, en menor proporción, vegetales como la acelga, la espinaca y el brócoli.

Aunque los investigadores encontraron que las participantes del estudio ingirieron en promedio sólo 660 miligramos de calcio por día durante el amamantamiento, al cabo de un año ellas pudieron recuperar casi completamente la densidad ósea que tenían inmediatamente después del parto. Sin embargo, como al comenzar el embarazo no habían completado su desarrollo óseo, queda la incógnita de si podrán finalmente alcanzar el nivel que les correspondería genéticamente, lo que tratará de dilucidarse en los próximos pasos del estudio aún en curso.