Forma y función de un sujeto moderno

Bernardo Houssay y la fisiología argentina

Un libro que revisa en profundidad la constitución de un modo de ser y de hacer ciencia.


Forma y función de un sujeto moderno: Bernardo Houssay y la fisiología argentina (1900-1943). Alfonso Buch

En esta obra, Alfonso Buch presenta el clima ideológico cientificista y evolucionista de las últimas décadas del siglo, el cual estaría asociado a la formación progresiva de un conjunto de instituciones que buscaron estimular el desarrollo científico nativo. Estas nuevas instituciones que se estaban creando impulsarían el reconocimiento científico de los viejos y nuevos espacios pertenecientes al territorio nacional y donde la figura de Houssay se ofrece como uno de los exponentes más significativos de aquella manifestación.

El período transcurrido desde 1880 en adelante fue un momento de enorme actividad organizativa en la medicina argentina, permitiendo la creación de multitud de hospitales y dispensarios así como de instituciones sanitarias, como el Departamento Nacional de Higiene y la Asistencia Pública de la Ciudad de Buenos Aires. Hacia finales de siglo, se formaba también la Sociedad Médica Argentina, un pequeño núcleo de médicos cuya importancia no dejaría de crecer en las siguientes décadas. Los modos de asistencia y de organización profesional serían, a lo largo de estos años, debatidos y reflexivamente implementados, conformando una vertiente central de los mecanismos de disciplinamiento social.

Este análisis se aboca a la construcción del desarrollo del sujeto moderno rastreando, en las diferentes etapas de la historia, aquellos elementos esenciales que constituyen la instauración de la disciplina fisiológica y su relación con las demás ramas del saber. Tal como señala el autor, hacia la década de 1870, la fisiología experimental estaba consolidando su carácter de disciplina autónoma tanto en Alemania como en Francia. De manera paralela hacia esos años estaba comenzando a formarse en Inglaterra una joven y pujante escuela de fisiología experimental liderada por Michael Foster (1836-1907).

Profundas transformaciones habían hecho posible esa institucionalización. Tradicionalmente vinculada a la anatomía, la fisiología fue de manera predominante hasta el siglo XVIII una anatomia animata: si bien existían trabajos que desde el siglo XVII habían establecido a la fisiología en el terreno de la experimentación (Harvey, Spallanzzani, Lavoisier), hasta comienzos del siglo XIX la misma consistió de manera predominante en la deducción de funciones a partir de la observación de estructuras anatómicas. En lugares específicos, como la Académie Royale des Sciences, se elaboró a lo largo del siglo XVIII una nueva estructura epistémica para este nuevo tipo de saber.

Introducción

Hacia la segunda mitad del siglo XIX un nuevo orden económico comenzó a estructurarse en toda América Latina. El mismo implicó la transformación e incorporación de los sistemas productivos de estos nuevos países dentro de un mercado europeo y crecientemente mundial que comenzaba a demandar productos primarios. Al mismo tiempo que la nueva metrópoli proveía el capital y los productos manufacturados que demandaban los nuevos patrones de consumo que se comenzaron a formar, en la Argentina los sectores dominantes que más se beneficiaban de ese proceso de expansión económica  estructuraban un orden político que fuera capaz de responder a estos nuevos desafíos y posibilidades.

En 1852 la batalla de Caseros establecía el final del gobierno de Juan Manuel de Rosas (1793-1877). Luego de la sanción de una Constitución Nacional en 1853, se iniciaba un lento y conflictivo proceso de organización política que concluiría treinta años más tarde con la federalización de la ciudad de Buenos Aires. El reacomodo de las fuerzas sociales permitiría de tal modo poner fin a varios decenios de guerra civil, estableciendo al mismo tiempo las condiciones políticas, legales e institucionales que harían posible la conformación de una Nación y un Estado. Hacia 1880 un gobierno presidido por el general Julio A. Roca (1843-1914), fuertemente sospechoso de las virtudes que podía tener la participación política ciudadana, establecía con el lema “paz y administración” las condiciones fundamentales para un régimen de gobierno que se mantendría en sus líneas generales por 35 años.

Desde muchos puntos de vista, sin embargo, los elementos esenciales del proyecto planteado por la “generación del 80” permanecerían intangibles por medio siglo.

Un proceso de inmigración masiva iría transformando el paisaje de las ciudades de manera paralela, especialmente en Buenos Aires. El primer censo nacional de 1869 detectaba la presencia de una población de 1.737.026 habitantes, de los cuales 210.292 eran extranjeros, que en Buenos Aires conformaban el 49% de la población. En 1895 la población total del país era de 3.954.911 habitantes, de los cuales 1 millón eran extranjeros. Los inmigrantes en Buenos Aires alcanzaban a ser el 52% de la población total de la ciudad.1 Y en buena medida como consecuencia de las exigencias institucionales que suponía esta apertura inmigratoria, pero también como resultado de un clima ideológico crecientemente liberal, en 1884 y 1888 fueron sancionadas sendas leyes que establecían el carácter obligatorio, gratuito y laico de la enseñanza pública, así como el carácter civil del matrimonio. Los debates parlamentarios y el clima de tensión suscitado por parte de los grupos sociales más conservadores, derivarían en una ruptura de las relaciones diplomáticas con el Vaticano que se mantendría a lo largo de 15 años.

Si los sucesivos gobiernos fueron electos por medio de los mecanismos de negociación interna que se daban en el seno del Partido Autonomista Nacional, bajo la marcada influencia del dos veces presidente Roca (1843-1914), la crisis económica y política de 1890 derivó en la formación de un nuevo partido político: la Unión Cívica Radical. Basado
en los sectores medios a los que la expansión económica estaba crecientemente dando lugar, este partido se encontraría bajo el liderazgo inicial de Leandro N. Alem (1842-1896) y, luego de su muerte, por Hipólito Yrigoyen (1852-1933). La Unión Cívica Radical, por medio de diversos alzamientos cívico militares y del abstencionismo electoral, presionaría por ampliar las bases de una democracia que, hasta entonces, no había sido excesivamente respetuosa del orden legal e institucional que había sido sancionado pocas décadas antes. En 1893 se organizaba también el Partido Socialista Obrero. Este partido adquirió una significativa influencia en la ciudad de Buenos Aires planteando estrate-
gias políticas moderadas y estimulando la formación intelectual de la población urbana. En el marco de un proceso de expansión económica sin precedentes, basado en la exportación de productos agroganaderos, hacia finales de siglo la formación de un proletariado comenzaba a dar lugar, bajo la predominante influencia inicial del anarquismo, a los primeros sindicatos y a las primeras huelgas importantes.

Alfonso Buch

1 Cifras del Primer y Segundo Censo Nacional de acuerdo con Falcón (1984)

Colección Ciencia, Tecnología y Sociedad
Esta colección, dirigida por Pablo Kreimer, se propone ofrecer un espacio de presentación, debate y reflexión sobre los procesos asociados con la producción, el uso y la gestión de los conocimientos científicos y tecnológicos.