Martine Laronche
Temblores, sudores, crisis de pánico: a partir de los 13 años, Colette empezó a tener miedo a ir al colegio. Alumna de una escuela parisina de una zona de educación prioritaria, la adolescente era la mejor alumna de su clase. "Llamé a la directora", dijo su madre. "Le pedí autorización para cambiarla de colegio. Se negó y me respondió que mi hija debía endurecerse." Colette, de una familia de buena posición, comenzó a ir más seguido a la enfermería, hasta que tuvo una crisis en clase.
Lo que el entorno escolar había considerado un capricho, lo que los padres atribuían a una crisis de adolescencia era una fobia escolar. Finalmente fue atendida en el servicio de Psicopatología del Niño y el Adolescente en el Hospital Robert-Debré, de París. Colette retomó las clases y aprobó sus exámenes.
Thierry Gelinotte, docente en el Hospital Robert-Debré, acompaña a los chicos cuando se reintegran a la escuela. Es él quien ayuda al alumno a cruzar el umbral del aula, quien espera detrás de la puerta durante las primeras clases. "Definimos con el niño, su familia, el médico y los docentes las modalidades de la reescolarización", explica. "Es algo que puede ser rápido o muy lento."
"Según los médicos asesores en educación nacional, el fenómeno aparentemente está creciendo", estima Jeanne-Marie Urcun, del Ministerio de Educación francés. Afectaría, según los expertos, a un 2% de los alumnos primarios y secundarios.
Una ansiedad generalizada por el miedo al fracaso en razón de una exigencia demasiado fuerte de los padres pero también de la escuela desencadenaría cada vez más fobias escolares. "Estos últimos años tuve una demanda creciente de padres, directores escolares y médicos psiquiatras para recibir a jóvenes que abandonaban la escuela o que ya no salían de la casa", señala Franoise Le Mer, directora adjunta del anexo pedagógico del Liceo Chateaubriand de Rennes (Ille-et-Vilaine). "Son todos excelentes alumnos, sometidos a una presión muy fuerte o que se aburrían."
La mayoría de las veces el tratamiento pasa por una atención psicoterapéutica, cognitivo-conductual, que apunte a la reescolarización progresiva.
TRADUCCION: Cristina Sardoy
Historia de una fobia conocida
La fobia escolar, descrita por primera vez en 1941 por la psiquiatra estadounidense Adelaide Johnson, se explicaba esencialmente por relaciones de dependencia mal resueltas entre madre e hijo. "Posteriormente el concepto se amplió a la noción de rechazo escolar e incluye causas más diversas que la angustia de separación", dice la profesora Marie-Christiene Mouren. Temer la burla de los compañeros, de los docentes, tener miedo a sacarse malas notas, a recibir una paliza... todo puede generar un rechazo a la escuela que requiere un tratamiento específico.
Las fobias escolares experimentan picos en los momentos clave: entre los 5 y los 7 años, al comienzo de la primaria, en la etapa de transición de los 10 a los 11 y a partir de los 14. "En los más chicos, derivan de una angustia de separación", agrega Mouren. "Cuando son más grandes interviene una fobia social, un miedo excesivo a la crítica de los pares, a la burla o la humillación."