
Ayer, mientras Dominique festejaba su cumpleaños en una de las habitaciones de internación del hospital Garrahan, las autoridades de ese hospital se reunían en la Casa Rosada con el presidente Néstor Kirchner y con su hermana Alicia Kirchner, actual ministra de Desarrollo Social de la Nación.
El motivo del encuentro es que ese ministerio donó al Garrahan un corazón artificial como el que mantiene hoy con vida a Dominique.
"Para quienes trabajamos con los chicos que están en espera de un trasplante cardíaco, contar con un corazón artificial es fundamental -dijo a LA NACION el doctor Horacio Vogelfang, jefe del Servicio de Trasplante Cardíaco del hospital Garrahan-. Este aparato permite esperar el tiempo que sea necesario la aparición de donante."
El corazón artificial que mantiene vivas las esperanzas de Dominique y su familia es un equipo alquilado, ya que hasta ayer ningún hospital de América latina contaba con un corazón artificial. "Canadá es el único país que cuenta con hospitales (tres) que tienen un corazón artificial como éste", agregó el doctor Vogelfang.
De origen alemán, el Berlin Heart (ver ilustración) es un dispositivo que cuesta tres millones de pesos. Hasta ahora, había sido utilizado en dos ocasiones en el hospital Garrahan -actualmente en Dominique y previamente con otro paciente que lo utilizó durante 10 días-, pero había sido alquilado. Cada alquiler cuesta entre 500.000 y 800.000 pesos, aunque su costo no es el único inconveniente: disponer del equipo en casos de urgencia no es tan sencillo.
"Además de que alquilarlo tiene un costo enorme en relación con lo que cuesta comprarlo, cuando aparece un paciente que lo necesita, la necesidad de contar con el dispositivo es de un día para el otro -comentó el doctor Vogelfang-. Cuando aparecía un paciente había que obtener primero los fondos para poder encargarlo, luego había que hacerlo traer desde Alemania, que es de donde proviene esta tecnología, y todo ese trámite duraba entre 6 y 7 días. Y muchos chicos no podían esperar tanto tiempo."
Al día de ayer, eran once los chicos que se encontraban internados en el hospital Garrahan a la espera de un trasplante de corazón. El más grande tiene 20 años; el más pequeño, sólo uno.
Una función esencial
"El corazón artificial consiste en una consola controlada por una computadora que genera impulsos neumáticos que se transmiten mediante tubos a unas bombas, cuya función es reemplazar el trabajo de los ventrículos cardíacos -explicó el doctor Vogelfang-. Este impulso de aire hace que una membrana que se encuentra en el interior de las bombas se movilice para impulsar a su vez la sangre alojada en las bombas hacia el corazón del paciente."
A diferencia de otros tipos de corazones artificiales que se implantan en el pecho del paciente, el Berlin Heart es un dispositivo externo que se conecta al corazón del paciente a través de cánulas.
"El corazón artificial se puede utilizar en los casos en los que se producen fallas cardíacas irreversibles, cuando el corazón deja de cumplir su función esencial de recibir la sangre que llega de los pulmones con oxígeno y eyectarla hacia el resto del organismo, y a la vez de recibir la sangre ya utilizada y eyectarla luego hacia los pulmones", explicó el doctor Vogelfang.
"El corazón artificial permite que los niños que se encuentran en lista de espera para trasplante cardíaco y éste no se realiza por falta de un donante adecuado puedan sobrevivir durante meses esperando el trasplante definitivo", concluyó el cirujano cardíaco.
Sebastián A. Ríos