Un estudio reciente, coordinado por el Dr. Michael Kramer, de la McGill Faculté de Médecine, de Montréal (Canadá), ha revelado que el parto inducido por medios farmacológicos casi duplica el riesgo de una complicación grave del parto que le puede costar la vida a la madre.
El estudio, publicado en “The Lancet”, sostiene que, a la luz del mayor riesgo para ese problema, la embolia del fluido amniótico, las mujeres y los médicos deberían pensarlo dos veces antes de inducir el parto de manera electiva, aunque no necesariamente en caso de que sea por razones médicas.
"Tenemos pruebas claras de que una o dos semanas después de la fecha programada del parto, una inducción de rutina reduce el riesgo de mortinatos, por lo que no me parece que eso deba cambiar", aseguraron los investigadores.
Otros expertos, sin embargo, pensaron que los hallazgos del estudio probablemente no cambiarían la práctica actual.
"Es algo sumamente raro y no me parece que esto va a afectar la manera como la gente maneja las cosas en este punto", aseguró el Dr. Abe Shahim, ginecólogo del Lenox Hill Hospital, de la ciudad de Nueva York.
Además, los mismos autores del estudio aseguraron que aunque la cantidad de mujeres cuyos partos son inducidos ha aumentado, no ha habido, sin embargo, un aumento correspondiente en el índice de embolia del fluido amniótico.
A pesar de lo extraña que es, esta complicación es una de las causas principales de muerte materna en países desarrollados. El nuevo estudio marca la primera ocasión en que se identifica tal afección como factor de riesgo.
Debido a que la complicación es algo tan fuera de lo común, los investigadores necesitaron estudiar a una gran población de mujeres. Un conjunto así de datos existía en Canadá, que mantiene registros de todas las altas hospitalarias en la mayoría de las provincias. Entre los registros se encuentran un diagnóstico clínico de afecciones y procedimientos como cesáreas e inducciones que no se hallarían en certificados de nacimiento.
En total, en la base de datos había información sobre más de 3 millones de nacimientos hospitalarios en Canadá entre 1991 y 2002.
De casi 3 millones de partos individuales, hubo 180 casos de embolia del fluido amniótico, 24 de ellos (13%) mortales. Esto implica un total de seis embolias de fluido amniótico por cada 100,000 partos individuales y un índice de mortalidad de 0.8 por cada 100,000 partos.
El problema surgió con el doble de frecuencia en las mujeres que habían tenido un parto inducido por medios farmacológicos que en las que no. Entre otros factores de riesgo se encontraban edad de la madre por encima de los 35 años, embarazos múltiples, parto vaginal con fórceps o por cesárea, laceración vertical o ruptura uterina, eclampsia y sufrimiento fetal.
El riesgo absoluto siguió siendo mínimo, apenas cuatro o cinco casos y uno o dos casos mortales por cada 100,000 mujeres inducidas.
Sin embargo, según los investigadores, con 4 millones de partos al año en los Estados Unidos e índices de inducción cercanos al 20%, eso implicaría entre 30 y 40 casos sólo en Estados Unidos, de los cuales entre 10 y 15 serían mortales.
Lancet 2006;368:1444-1448