México

Etnia y dolor

Diversas estimaciones demográficas indican que en México aproximadamente 10% de la población es indígena, cifra que podría acercarse a los 12 a 15 millones.

Autor/a: Anabella Barragán Solís, profesora investigadora de la Escuela Nacional de Antropología

Fuente: VOL III / No. 12 / AGOSTO-SEPTIEMBRE / 2005

Indice
1. Introducción
2. Los grupos de estudio
3. Grupos
4. Etnia y dolor
5. Referencias bibliográficas

 Se reconocen 62 lenguas vivas, de las cuales se encuentran más de dos millones y medio de hablantes del idioma náhuatl; casi un millón y medio de hablantes de maya; 785 mil de zapoteco; 764 mil de mixteco; medio millón de hablantes de otomí, una proporción semejante de tzeltal, tzotzil y totonaca; 339 mil hablantes de mazateco; 274 mil de chol y 254 mil de la lengua mazahua, por sólo mencionar las que cuentan con mayor número de hablantes.2

Estos grupos poblacionales son herederos directos de aquellos que antes de la llegada de los españoles habitaron el territorio de la actual república mexicana y que constituyeron una importante civilización del 2500 a.C. al 1500 d.C. Una de las zonas geográficas y culturales que destacó por su desarrollo es la que actualmente se conoce como Mesoamérica, la cual comprendía desde lo que ahora es Sinaloa hasta Nicaragua y que los estudiosos han dividido en cinco regiones: Maya, Oaxaca, Occidente, Costa del Golfo y Altiplano Central.3

Desde entonces, México es un territorio pluriétnico y pluricultural que con las mezclas genéticas y culturales a partir de la Colonia suman a la diversidad de arraigos culturales mesoamericanos los aportes europeos, árabes y africanos. Es así como en nuestro país conviven múltiples cosmovisiones y prácticas culturales que conforman un mosaico no sólo por la variabilidad morfológica de sus pobladores, sino por las múltiples formas de ver, pensar y estar en el mundo.

Algunas inquietudes presentes a lo largo de los últimos once años de mi práctica profesional como investigadora en antropología han sido las interrogantes surgidas durante los diversos periodos de trabajo de campo en la Clínica del Dolor del Hospital General de México. Con los médicos algólogos que conforman el equipo de trabajo de esta institución he establecido reflexiones y un intercambio de preguntas en torno al fenómeno de la experiencia del dolor: ¿cómo viven el dolor los pacientes indígenas?, ¿qué piensan de su padecer?, ¿cómo lo afrontan?, ¿cómo lo manifiestan?, ¿cómo lo llaman?, ¿cómo comprender sus manifestaciones particulares?, ¿cómo lograr conocer sus dolencias?, ¿cómo brindar una atención adecuada a sus particularidades conceptuales y de vida?

Para este último cuestionamiento no había respuesta, lo único claro era que a la Clínica del Dolor acuden usuarios de diversas regiones del país y, por supuesto, de distintos grupos étnicos o indígenas, que en la mayoría de los casos no se logra reconocer fácilmente su filiación cultural. La estigmatización y la discriminación que todavía existen en nuestro país en contra de lo indígena los obliga a ocultar su identidad, tornando aún más difícil la comprensión de su padecer. En mi trabajo de investigación, cuya muestra cualitativa fue de 41 pacientes de la Clínica del Dolor, se realizaron historias de vida a partir de series de entrevistas grabadas en cinta magnetofónica y observación de las consultas y tratamientos. El resultado fue que cuatro personas de la muestra (9.7%) pertenecían a poblaciones indígenas. Esta cifra es significativa, ya que coincide proporcionalmente con el comportamiento demográfico de estas poblaciones a nivel nacional.