En tiempos en que la estética ayuda a prolongar cada vez más una apariencia juvenil, el reloj biológico sigue marcando implacable la llegada de la menopausia. Uno de los síntomas es la alteración del sueño, que se vuelve más liviano hasta llegar al insomnio. Es más: en ese momento de la vida, casi seis de cada diez mujeres lo padecen y tienen un menor rendimiento en las actividades diurnas y un humor... aún peor.
“A la hora de dormir, en el climaterio siguen los cambios que empiezan a los 40 y sin demasiadas diferencias con lo que les pasa a los hombres. Pero en las mujeres se dan situaciones especiales, relacionadas con los cambios hormonales”, explicó la doctora Mirta Averbuch, directora del Centro Integrativo de Medicina del Sueño (CIMS) de TCba Salguero. Son esas cuestiones particularmente femeninas las que registró la primera encuesta sobre calidad y cantidad de sueño entre los 45 y los 65 años realizada en el país. Los resultados no sólo muestran que a partir de esa edad se duermen menos de las ocho horas recomendadas habitualmente (el 40% dijo que descansa menos de seis), sino que cuatro de cada diez mujeres insomnes recurren a medicamentos, ya sea con receta o automedicándose, para poder dormir.
Retrasado y fragmentado
La disminución normal de los niveles hormonales (estrógenos y progesterona) propia del climaterio no sólo retrasa la llegada del sueño, sino que también lo fragmenta más. "La diferencia entre el hombre y la mujer en esa etapa está dada por la mayor vulnerabilidad al insomnio en la mujer, que tiene una personalidad más rumiante para resolver los conflictos, y por el déficit de estrógenos y progesterona, que produce los calores y el retraso en la conciliación del sueño. Excluidos los sofocos, el proceso de envejecimiento del sueño en el hombre es igual al de la mujer."
Pero las hormonas son sólo responsables de un 50% del problema. También influyen los malos hábitos alimentarios, las tensiones del día, la falta de una rutina horaria para ir a dormir y el uso de la cama como "escritorio" o para mirar televisión.
La encuesta dirigida por la doctora Averbuch, que incluyó a 600 mujeres, identificó además que el 32% opinaba que su sueño había sido "malo" en los 30 días previos al estudio. Esto, aclaró la especialista, estaría sesgado por el alto consumo de pastillas para poder dormir. Aunque "si nos guiamos por el resto de los resultados", ese porcentaje es más alto.
"Las personas vulnerables, sean hombres o mujeres, desarrollan en esa etapa trastornos en el sueño y lo más frecuente es que los médicos no especializados indiquen psicofármacos sin haber estudiado la causa del insomnio -dijo la directora del CIMS-. Medican sólo el síntoma y las personas siguen autoadministrandose los fármacos por años. Los hipnóticos de nueva generación [no benzodiacepínicos] son un buen aliado cuando están bien administrados y por poco tiempo."
Además del insomnio, los despertares nocturnos por una necesidad excesiva de orinar (31%), ronquidos y patadas del cónyuge (27%), dolores (21%), sofocos (20%), pesadillas (16%) y ronquidos propios (12%) también influyen en los trastornos del sueño.
"En el climaterio, los ovarios dejan de producir estrógenos y esto altera la temperatura del cuerpo en el sueño y la vigilia -dijo la especialista-. Para dormir, el cuerpo necesita perder 1,5 grados centígrados y mantener la nueva temperatura." Cualquier alteración de ese mecanismo de regulación térmica hará que el sueño sea más liviano y difícil de lograr.
Reemplazo hormonal
Otro hallazgo de la encuesta presentada en el último Congreso Argentino de Climaterio es la baja efectividad que la terapia de reemplazo hormonal (TRH) tendría en la normalización del descanso nocturno.
Aunque la mayoría (62%) de las mujeres respondió que nunca había utilizado hormonas para compensar los síntomas de la menopausia (sofocos, sudoración nocturna, sequedad vaginal, disminución del deseo sexual y alteraciones del sueño y el humor), el resto no obtuvo los beneficios deseados al momento de apoyar la cabeza sobre la almohada. Seis de cada diez mujeres tratadas con terapia de reemplazo hormonal dijeron que no habían notado ningún cambio.
La explicación sería que "la TRH sólo actúa sobre los calores y, en los casos en que éstos son la causa del insomnio, la respuesta es un 100% favorable -dijo la doctora Averbuch-. Pero sabemos que hay otros factores que perpetúan el insomnio y ésta es la causa por la que es tan alto el porcentaje de mujeres en la encuesta sin los beneficios esperados".
Entre las recomendaciones para prevenir el insomnio, Averbuch y el doctor Eduard Estivill señalan en su libro Recetas para dormir bien (Editorial Plaza & Janés) desterrar las bebidas con cafeína (café, té, chocolate y bebidas cola) a partir de las 18, evitar el vino, no fumar en la cama y tomar diariamente al menos dos vasos de leche, dos yogures o una porción de queso.
¿Causa o consecuencia?
Pero ¿por qué tantas mujeres sufren de insomnio? Según las conclusiones de la encuesta, eso se debería a que en muchas se combina con la depresión. "Y es aquí -indicó la experta- donde el insomnio pasa a ser un síntoma de aquella."
Siete de cada diez mujeres dijeron que en el último mes se habían sentido tristes, con llanto fácil o con poco entusiasmo para hacer las actividades cotidianas; es decir, con ánimo depresivo. "La depresión muchas veces aparece asociada con el insomnio, pero los trabajos científicos demuestran que el insomnio crónico no empuja a las personas a desarrollar depresión secundaria", puntualizó Averbuch.
Por Fabiola Czubaj
De la Redacción de LA NACION