Educación

El "copiar y pegar" se extiende y preocupa a los docentes

Una tendencia que califican como "mal de la época".

Presentar un texto de Internet como propio es una práctica común entre los estudiantes. Los maestros aseguran que en la mayoría no hay mala fe y dicen que los chicos no saben manejar las fuentes.

Liliana Moreno

Como todo fenómeno que se precie ya tiene un verbo que lo identifica: copypastear, de copy and paste. O lo que es lo mismo, "copiar y pegar" un texto de Internet sin identificar la fuente, una práctica que se extiende en todos los niveles de enseñanza y que preocupa a docentes y autoridades educativas. ¿Viveza criolla? No, mal de época.

Un caso. En la secundaria Julio Cortázar, del barrio de Flores, los chicos debatieron en clase la película "La Patagonia Rebelde". A la hora de entregar un trabajo de elaboración propia los textos eran idénticos. "Los copiaron tal cual estaban en Internet, tanto que hasta dieron por válidas ideas que iban en contra de su propia ideología, como que los obreros eran subversivos", cuenta la coordinadora del Departamento de Ciencias Sociales, Claudia Merciai.

Para salirle al cruce al fenómeno la Universidad de San Andrés elaboró el "Documento sobre el plagio y el uso indebido de fuentes en la universidad", basado a su vez en la experiencia de sus pares norteamericanas, como Harvard. Y en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA las tesinas de graduación se consultan en papel en la biblioteca. "Decidimos no 'colgarlas' en la página web para evitar que sean copiadas", explica Mariana Moyano , docente del Taller Multimedios.

Muchas veces los profesores universitarios googlean los trabajos de sus estudiantes: "Copiamos parte del fragmento sospechado para identificar el texto madre del que fue extraído", dice Claudia Torre, coordinadora de los Talleres de Escritura Académica de San Andrés. "Y recurrimos a estrategias para que no puedan fácilmente copiar y pegar —explica Celia Sábato, rectora del Instituto Superior de Profesorado Joaquín V. González—. Por ejemplo, plantearles preguntas o consignas que los obliguen a la elaboración propia, como presentar una comparación entre hechos".

Hay consenso en que el copy-paste se extiende, que atraviesa todos los niveles de enseñanza —postgrado incluido— y que las instituciones y los docentes salen a responderle de forma amateur. Pero ¿qué hay de sus causas y de su trasfondo? Aquí las opiniones toman más de un camino.

"Antes de Internet —dice Moyano— quien copiaba a otro (artículo, libro) y no citaba la fuente tenía claro que era una falta. Pero como nos acostumbramos tanto al discurso de que Internet es 'información libre', pareciera que todos podemos sacar textos sin tener la obligación ética de citar de dónde salió. Creo que se naturaliza una situación y se invisibiliza la falta".

Así lo vivió la profesora Merciai al recibir los trabajos sobre "La Patagonia Rebelde". "Cuando les hice ver la falta se enojaron —recuerda— porque no consideran un problema ético 'copiar y pegar'. Creen que así se hace un trabajo. Recién cuando lo debatimos lo entendieron." Para ella la causa de esta práctica excede la escuela. "Es producto de la cultura del facilismo que nos dejaron los años 90", dice. Y trae un tema clave en el que todos coinciden: la falta de conocimiento para citar las fuentes virtuales.

Celia Sábato dice que los chicos llegan al profesorado con un nivel muy bajo y, entre muchas otras falencias, son inexpertos en el manejo de las citas. "A lo largo de la carrera tratamos de fomentar la cultura del estudio y del respeto al trabajo intelectual. De todas formas —agrega— creo que entienden que copiar la producción de otros es algo que no deberían hacer pero el ejemplo social no ayuda: estacionamos mal el auto y nos quejamos porque nos sacan una foto".

La escuela secundaria está en la mira de Claudia Torre. Dice que el no registro de las autorías en Internet —obviar que los materiales pertenecen a uno o a varios autores—, tiene un antecedente fuerte en la práctica de muchos profesores que reparten fotocopias sin citas bibliográficas. "Es el módulo 4 de la bolilla 7 y no el artículo de fulano. Y así llegan a la universidad. Por supuesto que también está la picardía y la falta de ética pero creo que muchos estudiantes no sienten que cometen plagio porque tienen un desconocimiento absoluto. El tema está naturalizado y hay que desarmarlo".

En términos históricos el problema es nuevísimo y el debate recién empieza. Moyano lo pone en contexto: "Frente a la fascinación inicial que sentimos por Internet dejamos de hacernos muchas preguntas acerca del impacto que iba a generar. Este es uno de ellos".


Comillas y citas
Silvina Heguy
sheguy@clarin.com

Como en todos los casos, y en este más que en otros, bien vale una cita. Claudia Torre, coordinadora de los Talleres de Escritura Académica de San Andrés, explica cómo "levantar" textos de Internet. "Copiar el texto literalmente y colocarle comillas independientemente de su extensión". Cinco líneas o cincuenta es lo mismo. Insiste en que siempre hay que consignar al autor o los autores "y eventualmente del grupo, equipo o institución. Además debe figurar título completo del texto y nombre del sitio de Internet que se extrae". En el caso de querer "referir el texto de manera indirecta se debe igual mencionar el autor, título y nombre del sitio".

La culpa es del ratón

El término "copiar y pegar" es una función de la PC. Sobre el texto se hace "click" con el mouse o ratón y luego se señala con el cursor la información que se quiere copiar. Después se da la orden de hacerlo y, de nuevo, con el mouse se señala adonde se la quiere pegar.

Apuntalar la formación docente

En los ministerios de Educación de la Ciudad y de la Nación dicen estar "preocupadísimos" por la práctica extendida de "copiar y pegar". Coinciden en que la llave está en apuntalar la formación docente.

"Tenemos que hacernos cargo de esta nueva forma de elaborar escritos que tienen los alumnos. Hay que trabajar mucho en la necesidad de citar, de que aprendan a respaldarse en la autoridad de lo que otros dijeron para dar credibilidad a la palabra propia", dice Mirta Torres, de la Dirección de Curriculum del ministerio porteño.

Ana Recabarren, coordinadora de la Dirección de Gestión Curricular, de Nación, habla de hacer un "pacto pedagógico" con el alumno. "Supone dar por hecho que esto va a ocurrir ('copiar y pegar') y establecer reglas. Por ejemplo, tiene que estar claro que cuando se dialoga con la red se está dialogando con los autores que colgaron sus ideas en Internet".

Secundarios: "El menor esfuerzo"

Chicos de quinto, cuarto y tercer año de la Escuela Normal Superior Nº5, de Barracas, se reunieron ayer con Clarín para hablar sobre un tema que los tiene de protagonistas. Las que siguen son las opiniones compartidas —y nada concesivas— de Ana, Santiago, Andrés, Florencia, Carolina, Rocío y otro Santiago. Quien quiera oír ...:

· "Depende del compromiso que tengas con las materias y de cuánto te estimule el profesor. Si no te interesan no perdés tiempo: copias y pegás".

· "Internet está a mano, es rápida, eficaz y nos acostumbramos a esta comodidad. Es la ley del menor esfuerzo, un reflejo de la sociedad en la que vivimos".

· "Así como a veces los profesores se dan cuenta que copiamos y pegamos, nosotros también los descubrimos a ellos. Hubo veces en que fuimos a buscar un tema en Internet y nos encontramos conque el profesor había copiado el cuestionario que nos entregó".

· "Somos conscientes de que tomamos material que elaboró otro pero también pensamos que el que lo colgó en la red sabe que está a disposición y que alguien va a cortar y pegar ".

· "En general, no te enseñan a analizar un texto. Creo que porque tienen miedo de hacerte razonar y que les cambies todo".

· "Muchos profesores cuando piden que citemos una fuente se refieren a la página de Internet de donde sacamos la información y no al autor".

· "Siempre hay algo más atractivo que ponerte a estudiar".

· "No terminamos de ver bien el 'copiar y pegar'. No por el lado del plagio sino porque desperdiciamos la posibilidad de aprender algo".


Para los universitarios "es tentador"

Clarín reunió a seis estudiantes de 3º y 4º año de la carrera de Periodismo de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES), para que debatan sobre el copy-paste.

El primero en tomar la palabra y admitir su error fue Alejandro Pérez, de 22 años. "Una vez, copié una nota de Internet y la presenté. La profesora se dio cuenta porque no había borrado ni las referencias de los recuadros, que en mi trabajo no existían", dice el joven, quien recuerda que la profesora en ese momento sólo le dijo "por lo menos lo hubieses leído".

Si bien los otros estudiantes aseguran no haber copiado íntegramente ningún texto, admiten con naturalidad sí haber refritado alguno: "No es copiar, sino sacar el concepto y sólo de algunos párrafos. Cambiarle algunas palabras y el orden de la redacción", explican.

Para estos jóvenes, Internet "es tentadora". "Si la fuente es una institución o un medio conocido, lo cito. Pero si el fragmento lo bajo de una página desconocida, es posible que lo tome como propio", comenta Andrés Todesca.

Para sus compañeros —Gonzalo Grandis, Camila Fusman, Victoria Hermello, Ligia Pontecorvo y Pérez—, este es un "permiso" sólo para la universidad y porque los profesores incitan a usar Internet como fuente. "No tenemos producción propia. Al final, nos preparamos para reeditar el material que bajamos de la web antes de crear el propio", se quejan.

Para los estudiantes de los últimos año de la carrera, el copiar-pegar, salvo excepciones, lo hacen los estudiantes de los primeros años de la universidad y porque los profesores repiten todos los años los mismo trabajos, dicen. "Los chicos piden trabajos aprobados, cambian algunas cositas mínimas y así aprueban", reflexionan los futuros periodistas.

Gonzalo Engel