Mi cansada memoria ha olvidado muchas cosas, pero hay algo que recuerdo siempre, fue estando aún en la escuela de medicina, cuando un médico urólogo dirigiéndose al grupo de estudiantes mientras pasábamos visita en el hospital, con voz casi de ultratumba nos dijo: “…Y recuerden, que siempre habrá un dedo esperándolos en su futuro”, por supuesto que el galeno se refería específicamente al tacto rectal del cuál no podríamos escapar con el paso de los años. Luego cuando llegamos a ejercer la profesión en el consultorio, más de alguna vez nos hemos encontrado con consultas relacionadas a problemas prostáticos y por supuesto con el más temido de todos los males en el sexo masculino: la Impotencia.
En la historia de la medicina, pasaron muchos años durante los cuales la ciencia médica se dedicó a investigar sobre posibles soluciones para este eterno “problema” y la creatividad se puso a prueba, entonces vinieron muchas cosas, desde implantes peneales, dispositivos aspiradores, cirugía, psicoterapia, terapia conductual, inyecciones transuretrales, prostaglandinas, Yohimbina, terapias a base de testosterona, tratamientos afrodisíacos alternativos, hierbas, semillas, raíces, hasta la brujería, santería, etc. Todos sin el éxito deseado.
Como casi todo en la investigación médica, probando, probando, en los albores de 1988, resultó un hecho interesante en el cual un medicamento que inicialmente sería destinado como tratamiento para el corazón, produjo mejores resultados para un área que no estaba en los planes y que anatómica era totalmente equidistante al mismo entonces fue el ¡Bum ! apareció el Sildenafil y con él se hizo la luz en el problema de la impotencia y como resultado, este medicamento pasó a ser uno de los más vendidos del mundo y los impulsores del “milagro” seguramente pagaron todas sus deudas y pasaron a tener una cuenta bancaria un tanto más holgada que antes; desde el punto de vista del paciente, los hombres volvieron a sonreír y las mujeres aún más, los casos de divorcio por “fallo a la hora buena” fueron menos frecuentes, y los fabricantes de aparatos o brebajes “curalotodo” se dedicaron a otro negocio. Otro avance fue que como producto de la masiva divulgación del problema y su nuevo tratamiento en los medios de comunicación, cayó el viejo mito, la gente empezó a hablar sin complejos y en los consultorios de los urólogos ese 10 % de pacientes con impotencia que antes los visitaba, aumento y mejoró todo, es decir, con el Sildenafil vino algo así como una especie de “liberación Masculina” en los pacientes; sin embargo, no todo fue apertura pues, quedó un grupo de personajes un tanto al margen, un grupo de pacientes masculinos que conocen muy bien el problema y saben que hacer, pero que casi no mencionan si lo padecen: Los médicos.
En los hospitales, edificios de clínicas y cafés, cuando el tiempo y la ocasión lo permiten, no es raro ver a grupos de médicos conversar sobre diversos tópicos, reírse de la vida, de los momentos difíciles y hasta de nosotros mismos, y con el advenimiento del Sildenafil, un tema más se agregó a los temas de tertulia: la impotencia y el uso del Sildenafil entre médicos y aunque hasta la fecha no hay ningún estudio sobre el uso del medicamento entre el gremio, es un hecho que se utiliza con alguna frecuencia, aunque de los resultados nadie sabe nada, a excepción, claro, de la pareja del colega. El concepto que los médicos tienen sobre el sildenafil y la impotencia, varía y es muy especial, charlando con algunos colegas, mas por curiosidad personal que científica y sin llegar a ser un estudio, en un pequeño sondeo con la pregunta: “¿Que pensàs sobre el uso del Sildenafil en los Médicos?, se vertieron algunas opiniones que comparto con ustedes.
“El sildenafil si lo usan... en las clínicas he visto las cajas de las muestras pero vacías…” es decir, “el cuerpo del delito” fue encontrado en el sitio del hurto pero, nadie en la clínica sabe nada, y tampoco se atreven a preguntar el paradero de la pastillita, mucho menos del resultado de su uso.
“Que buena es esa pastilla, yo no la necesito pero un día la tomé solo por probar”…La curiosidad científica que llevamos dentro nos hace muchas veces “probar” los medicamentos antes de recetarlos, para no “arriesgar el prestigio profesional”…En este caso la eficacia del Sildenafil fue comprobada personalmente por el colega y sin duda de ahora en adelante la recetará con toda confianza.
“Sabemos que no es afrodisíaco, pero cuando yo la probé… ¡que resultado!”…Este comentario podría echar por tierra años de estudios y los consejos del fabricante del producto que advierte no usarlo como afrodisíaco pues no lo es, pero de aquí en adelante al menos para este colega, el sildenafil como afrodisíaco es cosa juzgada ya que la pastillita le funcionó admirablemente bien como tal; hay que aclarar por supuesto, que este fue solamente otro caso más de interés científico por medio de esta “prueba terapéutica”.
“Ahora que salió la forma sub-lingual el efecto es más rápido, ¡que bueno!, porque ya no habrá que esperar…” No cabe duda que para el amor, el tiempo si existe y es muy importante pues los minutos nos pueden parecer horas; en este caso, con la nueva forma del medicamento, este colega dejo de sufrir con la espera.
El citrato de sildenafil es un medicamento que cambió la historia, no solo en el campo de la urología sino en la medicina en general, pues no solo revolucionó el mercado, sino resolvió de una vez por todas el añejo problema de la impotencia sexual masculina. No está demás recordar que, como cualquier medicamento, debemos ser cuidadosos con su prescripción y si el uso que le vamos a dar es personal, debemos tomar nuestras precauciones para que el resultado de todo ese ímpetu jovial de adolescente que todos llevamos dentro tenga un final agradable y sobre todo exitoso; mientras tanto, el inventor del Sildenafil ya se ganó un lugar en el “Salón de la Fama” de la medicina.
Juan Francisco Serrano
Miembro de la Asociación de Médicos Escritores de Guatemala.