Distinciones

Los Premios Nobel día a día

Por trabajos en genética, radiaciones y el origen del universo


Son los científicos Andrew Z. Fire y Craig C. Mello, quienes descubrieron "un mecanismo fundamental para controlar el flujo de la información genética", según indicó el jurado.


Los estadounidenses Andrew Z. Fire y Craig C. Mello son los ganadores del Premio Nobel de Medicina y Fisiología 2006, comunicó hoy el Instituto Karolinska de Estocolmo.

Ambos científicos recibirán el premio por sus trabajos en el campo de la genética. "Los galardonados con el Nobel de este año descubrieron un mecanismo fundamental para controlar el flujo de la información genética", indicó el jurado.

Concretamente, Mello y Fire descubrieron que el ácido ribonucléico (ARN) bicatenario bloquea de forma muy eficaz la síntesis de proteínas. El descubrimiento, denominado interferencia de ARN, posibilita desactivar un gen concreto y determinar así cual es su función, un mecanismo de importancia fundamental en la defensa contra las infecciones virales.

Fire, nacido en 1959, es profesor de biología del Instituto de Tecnología de Cambridge y profesor de patología y genética de la Universidad de Medicina de Stanford (ambas en EEUU).

Mello, nacido en 1960, es profesor de biología de la Universidad de Harvard, de medicina molecular en el Instituto de Investigaciones Howard Hughes y participa en el programa de medicina molecular de la Universidad de Massachusetts (asimismo, en EEUU).

El Nobel de Medicina está dotado con 10 millones de coronas suecas (1,1 millones de euros) y se entregará el 10 de diciembre, aniversario de la muerte de Alfred Nobel, fundador de los galardones.

El año pasado, el prestigioso galardón fue para otro dúo de investigadores, en ese caso los australianos Barry J. Marshall y J. Robin Warren, por su descubrimiento de la helicobacteria pylori y su papel en la gastritis y la úlcera péptica.

El anuncio del premio de Medicina 2006 es el primero de la "familia Nobel", al que sucederán el de Física y el de Química, mañana y el miércoles, para seguir la semana siguiente con el de Economía (lunes día 9) y el de la Paz (viernes 13) Queda por concretarse cuándo se anunciará el de Literatura, que tradicionalmente se otorga un jueves.

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Nobel de Medicina para biólogos

Dos científicos estadounidenses, Andrew Fire y Craig Mello, ganaron el premio Nobel de Medicina 2006 por sus trabajos en el campo de la genética.

Un comunicado del Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia, dio a conocer este lunes la concesión del Nobel a ambos especialistas que "descubrieron un mecanismo fundamental para controlar el flujo de la información genética".

El instituto encargado de conceder del Nobel recuerda que los premiados "descubrieron que el ácido ribonucleico (ARN) bicatenario bloquea de forma muy eficaz la síntesis de proteínas", lo cual permite un estudio más pormenorizado de la función de los genes.

El aporte de Fire y Mello podría tener una aplicación fundamental en el desarrollo de terapias más específicas para combatir las infecciones virales.

Instrumento investigativo

"El método se ha convertido ya en un instrumento importante de investigación en la biología y la bio-medicina", explica el Instituto Karolinska.


 El método se ha convertido ya en un instrumento importante de investigación en la biología y la bio-medicina. En el futuro se espera que pueda ser utilizado en numerosas disciplinas
Instituto Karolinska 

"En el futuro se espera que pueda ser utilizado en numerosas disciplinas, incluida la medicina clínica y la agricultura", añade.

Andrew Fire nació en 1959 y es profesor de biología del Instituto de Tecnología de Cambridge y profesor de patología y genética de la Universidad de Medicina de Stanford, California.

El otro galardonado, Craig Mello, nació en 1960 y es profesor de biología de la Universidad de Harvard, de medicina molecular en el Instituto de Investigaciones Howard Hughes y participa en el programa de medicina molecular de la Universidad de Massachusetts.

En 1998 ambos científicos publicaron el descubrimiento por el que ahora se les concede el más alto reconocimiento internacional en el campo de la medicina.

El Nobel está dotado de US$1,4 millones. El año pasado se concedió los australianos Barry J. Marshall y J. Robin Warren por su descubrimiento de la helicobacteria pylori y su papel en la gastritis y la úlcera péptica.


Nota de BBCMundo.com

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En Fisiología o Medicina

Nobel para dos norteamericanos que hallaron cómo silenciar genes
El descubrimiento, publicado en 1998, desató una revolución científica y tecnológica

Dos norteamericanos que descubrieron cómo "silenciar" genes -y así regular la producción de proteínas en la célula- recibieron ayer la ansiada llamada telefónica desde Estocolmo para anunciarles que habían resultado ganadores del Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2006.

Andrew Z. Fire, de 47 años, que trabaja en la Universidad de Stanford, y Craig C. Mello, de 45, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts. Ambos compartirán el premio, que este año asciende a 1,37 millones de dólares.

"Sigo siendo la misma persona. Mis metas son todavía bastante simples: investigar, enseñar y [dedicarme a] la familia, no espero que eso cambie", aseguró Fire a las agencias de noticias internacionales. "Estoy muy sorprendido, principalmente porque pensé que tal vez habría muchos otros descubrimientos que merecían el Nobel", dijo Mello.

Según el jurado, que con una celeridad inusual les otorgó la distinción por un trabajo publicado en la revista Nature hace apenas ocho años, el 19 de febrero de 1998, ambos científicos "descubrieron un mecanismo fundamental para controlar el flujo de información genética".

Se sabía desde hacía varias décadas que para que los genes -recluidos en el núcleo celular- puedan dirigir el ensamblaje de proteínas en el citoplasma necesitan copiar sus "instrucciones" en moléculas de ácido ribonucleico o ARN mensajero.

Los primeros pasos

Trabajando en el clásico gusano de laboratorio, Caenorhabditis elegans, Fire y Mello notaron que si le inyectaban este ARNm (de una sola cadena) correspondiente a una proteína muscular que tenía efectos en el comportamiento del gusano no se registraban modificaciones; pero si le inyectaba ARN sintético de dos cadenas complementarias (sentido y antisentido), el gusano desplegaba movimientos similares a los que se habían registrado en aquellos individuos que carecían del gen para esa proteína.

"Después de una serie de experimentos sencillos, pero elegantes -explica la Academia Nobel en su comunicado-, Fire y Mello dedujeron que el ARN de doble cadena puede silenciar genes (...), diseminarse entre las células e incluso heredarse."

"Hay varias maneras de intentar silenciar genes -explica la doctora Susana Silberstein, investigadora adjunta del Conicet en el Laboratorio de Fisiología y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, que conoció personalmente a Craig Mello durante su posdoctorado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts-. Una de las más tradicionales era sacar de la célula por completo la información que está en el ADN, algo que se puede hacer con genes no esenciales, porque si no, se pierde la viabilidad celular. A partir del estudio de un mecanismo fisiológico de algunos virus, este grupo logró «apagar» genes utilizando un ARN sintético diseñado sobre la base de la secuencia que se quiere interferir." Se lo llamó ARN de interferencia o ARNi.

Silberstein, que estudia la relación de la célula con el medio ambiente, trabajó en los Estados Unidos entre 1991 y 1998. "En el 95 o 96, estaba en mi posdoctorado en el Umass Medical Center cuando llegó Mello como profesor asistente -recuerda-. Compartimos pasillos y alguno que otro almuerzo. Tenía un perfil relativamente bajo y rápidamente consiguió subsidios muy importantes porque sus proyectos funcionaban de forma espectacular... Es brillante, pero muy sencillo. De hecho, hoy, cuando escuché la radio, pensé: «Debo haberme equivocado»."

"Esto comenzó en las plantas -explica el doctor Lino Barañao, biólogo molecular y presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica-. Se vió que en ciertas circunstancias se bloqueaba totalmente la expresión de ciertas proteínas y se comprobó que se debía a un mecanismo asociado con la presencia de unos pedacitos de ARN doble y de ciertos virus. Fire y Mello establecieron la secuencia de una proteína, sintetizaron el ARN de doble cadena, lo introdujeron y desencadenaron la supresión."

Maquinaria de destrucción

Lo que comprobaron los científicos es que el ARNi utiliza una maquinaria molecular que neutraliza el ARN. "Se descubrió que es un mecanismo universal que permite controlar los niveles de proteínas y también suprimir la expresión de virus -dice Barañao-. Pero el desafío tecnológico que aún resta resolver es cómo mandar el ARNi a las células, cómo hacer el delivery, porque normalmente no entra."

Los científicos coinciden en que el descubrimiento de Fire y Mello tiene una enorme trascendencia comercial y tecnológica. "En los Estados Unidos hay más de 20 compañías tratando de explorar aplicaciones comerciales o farmacológicas -dice Barañao-. Desde el punto de vista experimental, ha permitido desarrollar bibliotecas de genes para estudiar qué hacen. Es una herramienta fenomenal, porque muy fácilmente se puede silenciar genes y ver qué pasa, algo que por la técnica tradicional, con ratones knockout , llevaba meses y que ahora se puede hacer in vitro y utilizando células."

"Es un Nobel más que merecido", afirma Carlos Melo, de Biosidus, que inició en el país las aplicaciones del mecanismo de silenciación de genes incluso antes de la publicación de Fire y Mello, en un proyecto para desarrollar papas transgénicas llevado a cabo junto con Alejandro Mentaberry, del Instituto de Genética y Biología Molecular del Conicet.

"Empezamos a trabajar porque había evidencias de este mecanismo, pero no se sabía cómo era -cuenta Melo-. Diseñamos papas resistentes a un virus muy extendido (llamado pVY) que hace que bajen notablemente el rendimiento. Y lo que hicimos fue lograr que produjeran continuamente el ARNi que silencia genes virales, para que si llegan a infectarse inmediatamente los neutralicen. Este ARN doble es como un molde que le indica a la máquina de destrucción de la célula que destruya el ARN [homólogo] de cadena simple."

Como herramienta de ingeniería genética, este método promete, además, insospechadas posibilidades terapéuticas para el futuro. Los científicos están utilizando la maquinaria del ARN de interferencia para desearrollar una nueva clase de fármacos capaces de neutralizar genes que causan enfermedades como el cáncer o el sida. Algunos ya están en pruebas clínicas.

Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION

Dos mentes brillantes

NUEVA YORK/PALO ALTO/ESTOCOLMO (DPA/AFP y NYT).- Andrew Fire es la imagen del científico volcado sobre sí mismo. "Vive sólo para el trabajo", dicen sus colegas sobre el genetista y patólogo norteamericano que este año comparte el Premio Nobel de Fisiología o Medicina.

"Estoy contento, pero aún completamente sorprendido", dice. Nacido en 1959 e hijo de un ingeniero de Silicon Valley, sus hobbies son, según confiesa, su familia y la investigación. En el futuro, quiere alzar su voz sobre una serie de temas. El californiano de nacimiento que hoy trabaja y se "entretiene" en su laboratorio de la Universidad de Stanford recibió su primer diploma de bachiller en matemática cuando tenía apenas 19 años, y luego estudió Biología en el MIT.

Craig Mello, el otro premiado, nació en 1960 y es actualmente profesor de Medicina Molecular en la Universidad de Massachusetts (Estados Unidos). Mello se graduó en la Universidad de Harvard, donde realizó un doctorado en Biología en 1990. Le debe su interés por la ciencia a su padre, un paleontólogo de la Smithsonian Institution que lo llevaba a menudo a buscar fósiles en el oeste de Estados Unidos.

"Ya de niño estaba cautivado por [...] la historia de la Tierra y los orígenes de la vida humana", declaró. Después de las interrupciones de ayer, dijo que esperaba volver rápidamente al trabajo. "Todavía soy joven, como me hizo notar mi mamá", bromeó. El y Fire comenzaron a trabajar juntos en 1980.

LA NACION | 03.10.2006 | Página 14 | Ciencia/Salud 

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El Nobel de Medicina fue para los que lograron "silenciar" genes

Lo hicieron a través del método llamado de interferencia de ARN. Y es fundamental para determinar cuál sería la función de los genes en las enfermedades y para desarrollar nuevos tratamientos.

En el cuerpo humano hay como una gran "usina" que hace que los genes se apaguen o se enciendan según las necesidades de las células. Los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2006 fueron los que descubrieron ocho años atrás un mecanismo por el cual se logra silenciar genes y así controlar el flujo de información genética.

Los científicos galardonados, Andrew Fire y Craig Mello, de los Estados Unidos, pudieron manipular un "censor" de las células. Es cierto que los censores tienen mala fama en las sociedades democráticas. Pero este mecanismo —llamado "interferencia de ARN" (ácido ribonucleico)— es absolutamente necesario en las células: regula entonces la expresión de genes y participa en la defensa del organismo contra las infecciones.

El mecanismo que hallaron Fire y Mello ocurría naturalmente en las células de plantas, animales y seres humanos. Pero ellos consiguieron convertirlo en una herramienta fundamental para la investigación básica de enfermedades (es decir, para entender mejor qué gen participa en el desarrollo de cada trastorno). Por esto recibirán el Nobel de Medicina el 10 de diciembre en Estocolmo, Suecia.

Ahora, otros científicos ya apuestan su tiempo y sus carreras para hacer que el mismo método se vuelva también un tratamiento de muchas enfermedades, desde cáncer hasta las cardiovasculares. Por ejemplo, ya se trataron animales con el apagado de un gen asociado a los niveles anormales de colesterol.

"El método de la transferencia de ARN nos permite a los científicos contestar a la pregunta sobre para qué sirve cada gen. En algunos casos, buscamos potenciar la expresión de algunos genes. En otros, pretendemos apagarlos, para después observar los resultados y analizar cuál es la función del gen. En ese camino, el descubrimiento de Fire y Mello fue sumamente útil para apagar selectivamente genes", contó Omar Coso, investigador del Laboratorio de Fisiología y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

En las células, el flujo de información manda instrucciones desde el ADN del núcleo hacia una maquinaria situada en el citoplasma que produce las proteínas. Estas proteínas están involucradas en procesos tan diversos como la digestión de los alimentos o la producción de anticuerpos contra las bacterias.

A principios de los años 90 algunos biólogos habían observado resultados inesperados. Estaban tratando de aumentar la intensidad del color rojo de los pétalos de petunias e introdujeron un gen específico. Pero el experimento no funcionó: ¡Los pétalos se volvieron blancos! El porqué fue un misterio hasta que Fire y Mello dieron con el hallazgo.

Estos dos científicos investigaban la expresión de genes en el gusano Caenorhabditis elegans. Tras varios pasos, hicieron que al agregar móleculas de ARN de doble cadena, los gusanos adoptaban movimientos nerviosos. Pudieron deducir que las pequeñas moléculas que agregaban se pegaban al ARN mensajero propio de las células (es el encargado de mandar las instrucciones para producir las proteínas) y lo degradaban. Así, ciertos genes quedaban silenciados. La experimentación con el gusano, con su gen muscular desactivado, dio sus frutos (fue publicada en la revista Nature en 1998).

El método entró en los laboratorios como una herramienta poderosa, dijo Anabella Srebrow, investigadora del Conicet. Hoy, ya se hacen ensayos para tratar la degeneración macular y la infección por virus sincicial respiratorio que afecta a los chicos.

El futuro
Oscar Angel Spinelli
ospinelli@clarin.com

Dos equipos de Estados Unidos están trabajando con el método premiado para fines terapéuticos. Uno de ellos es de la Universidad de California y está liderado por el argentino Raúl Andino. El otro equipo es de la Universidad de Massachusetts. Ambos comprobaron en laboratorio que con la técnica del ARN pueden prevenir la infección de células humanas con distintos virus. En Alemania, ya lograron en experimentos con ratas reducir el colesterol con esta manipulación genética. El futuro está más cerca de lo que se piensa.

La distinción los tomó por sorpresa

Los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2006 dijeron ayer que estaban asombrados de recibir el prestigioso galardón a tan sólo ocho años de su descubrimiento en la investigación genética.

"Estaba muy sorprendido, principalmente porque soy bastante joven y pensé que tal vez habría muchos otros descubrimientos que merecían el Premio Nobel", le dijo Craig Mello, de 45 años, a la emisora sueca Swedish Radio.

Mello también lamentó que el bajo nivel de recursos financieros que se destinan a la investigación médica "cuesta vidas humanas", señaló.

En tanto, Fire, de 47 años y profesor de patología y genética en la Universidad Stanford, afirmó que el premio no cambiará su trabajo. "Sigo siendo la misma persona. Mis metas son todavía metas bastante simples, de investigación, de hacer ciencia y enseñanza, y la familia. No espero que eso cambie", aseguró.


El amor por la ciencia

Craig Mello es un investigador de 45 años. Nació el 19 de octubre de 1960 y es actualmente profesor de medicina molecular en la Universidad de Massachusetts, en los Estados Unidos. Fue diplomado de la Universidad de Harvard, en Boston, donde realizó un doctorado en biología en 1990. Después, ingresó en el centro de investigación sobre el cáncer Fred Hutchinson, en Seattle.

Le debe su interés por la ciencia a su padre, un paleontólogo de la Smithsonian Institution que lo llevaba a menudo a buscar fósiles en el oeste de Estados Unidos. "Ya de niño estaba cautivado por la historia de la Tierra y los orígenes de la vida humana", admite. Uno de sus primeros intereses fue encontrar un modo de bloquear genes asociados al desarrollo embrionario. Y lo logró.

Vivo para mi trabajo"


El estadounidense Andrew Fire fue muy precoz y exitoso en sus estudios. Y supo aprender de su contacto con otros ganadores del Nobel. Ahora, a los 47 años, reconoce: "Vivo para mi trabajo." Incluso, admite que "quiere" a los proyectos científicos "como si fueran sus hijos".

Fire nació en California el 27 de abril de 1959. Entró a los 19 años en el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y terminó su doctorado en biología a los 23. Cuando ingresó al MIT, trabajó con el ganador del Nobel de Medicina en 1983. Después se radicó en Cambridge, Gran Bretaña, donde colaboró con otro futuro Nobel de Medicina (2002), Sydney Brenner.

En 2003, Fire regresó a la cos ta oeste y continuó sus investigaciones de medicina en la Universidad de Stanford.

Clarín 03.10.06

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El Nobel de Medicina fue para una investigación sobre la genética

Los ganadores fueron dos norteamericanos que descubrieron cómo actúan los genes y de qué manera se puede inhibir su acción.
Por Pedro Lipcovich

Andrew Fire y Craig Mello publicaron su descubrimiento en 1998.Tan importante como saber hablar es saber callar: el genoma –el conjunto de genes que regula el crecimiento y actividad de todo ser viviente– aprendió esto antes que nadie: la vida sólo es posible porque los genes sólo “se expresan” –como dicen los científicos–, sólo actúan en el momento y bajo la circunstancia apropiados. Andrew Fire y Craig Mello, premiados ayer con el Nobel de Medicina, descubrieron uno de los mecanismos fundamentales por los cuales los organismos regulan la expresión de sus genes. Esto los llevó, también, a descubrir cómo hacer callar a los genes: encontraron un procedimiento para inhibir, a voluntad, la expresión de un gen determinado. Su hallazgo abrió, desde 1998, un capítulo nuevo en la investigación genética, y podría conducir a revolucionarias terapias contra enfermedades como el sida y el cáncer. Un científico argentino que trabajó con Fire reveló a este diario algunas de sus características personales, y las mamás que lean esta nota podrán saber qué rara cualidad conviene estimular en el nene porque lo acerca, un poquito, al Nobel: la de prestar atención a hechos minúsculos, que suelen pasar desapercibidos.

Fire y Mello, ambos norteamericanos, trabajaron en conjunto sobre un gusano llamado Caenorhabditis elegans. Ya se sabía, como dato central en la biología contemporánea, que el ADN –la famosa doble hélice que, en el núcleo de cada célula, contiene toda la información genética– transmite la información de cada gen al llamado ARN mensajero; éste a su vez imparte a la maquinaria celular la orden de fabricar determinada proteína: esto es, a nivel molecular, la “expresión” del gen; en el caso del Caenorhabditis, la proteína estudiada activaba la capacidad de contraerse.

Pero, ¿cómo hace la célula para impedir que un determinado gen se exprese? Fire y Mello encontraron un sistema llamado “ARN de interferencia”: este ARN inhibe la capacidad del ADN para transferir la información de un gen determinado. Cuando estos investigadores lograron elaborar un ARN de interferencia para el gen que estudiaban en el Caenorhabditis, obtuvieron gusanos mutantes, que habían perdido la capacidad de contraerse.

Estos hallazgos, publicados en 1998 en la revista Nature, abrieron un promisorio camino, sobre todo cuando pudieron aplicarse a la secuenciación del genoma completo, completada en 2003: una excelente manera de estudiar un gen es anularlo mediante ARN de interferencia y ver qué efectos se producen. Pronto surgieron, también, estudios con perspectiva clínica, por ejemplo, para cimentar “terapias génicas” contra el cáncer; además, en ensayos con ratones, el procedimiento resultó efectivo para silenciar un gen que causa altos niveles de colesterol, si bien esa supresión traía problemas colaterales importantes.

Mario Lozano –director del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Quilmes– comentó las perspectivas que esta técnica podría tener para el tratamiento del VIH/sida: “Este virus se reproduce ‘obligando’ a la célula infectada a sintetizar proteínas que lo componen: si se pudiera aplicar un ARN de interferencia que impidiera esa síntesis, el VIH podría eliminarse. De todos modos –advirtió el científico– esto es hasta ahora sólo una posibilidad teórica”.

Mariano Levin –investigador superior en el Instituto de Genética y Biología Molecular de Conicet– recuerda a Andrew Fire como “una de las personas más abiertas y humildes que he conocido. Nos pusimos en contacto porque ellos habían confirmado su descubrimiento en el Tripanosoma Africanus y nosotros les pedimos datos aplicables al Tripanosoma Cruci, causante del Chagas. Llamaba la atención el temperamento excepcionalmente curioso, inquisitivo, de Fire: eso le permitió descubrir el ARN de interferencia, para lo cual tuvo que registrar unos fragmentos de ARN infrecuentes, muy pequeños, que a otro observador le podían haber pasado desapercibidos”.

Cuando hicieron su descubrimiento, Fire, de 47 años, trabajaba en la Carnegie Institution, en Maryland, y Mello, de 45, en el Centro de Cáncer de la Universidad de Massachusetts. Compartirán un premio de 1.370.000 dólares.

Página 12  03.10.06

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Dos estadounidenses ganan el Nobel de Física por arrojar luz sobre el origen del universo

La Academia de las Ciencias sueca premia a John Mather y George Smoot por sus trabajo sobre la radiación de fondo

ELPAIS.es  -  Sociedad - 03-10-2006

Dos científicos estadounidenses, John Mather y George Smoot, han sido galardonados con el premio Nobel de Física por arrojar algo de luz sobre los primeros instantes del Universo, según ha informado hoy la Real Academia de las Ciencias de Suecia. En concreto, a Mather y Smoot se les ha reconocido sus descubrimientos sobre la radiación de fondo de las microondas cósmicas, o, más poéticamente, por "su mirada hacia la infancia del universo" y "sus intentos por entender el origen de las galaxias y las estrellas".


Mather, de 60 años, doctorado en Física por la Universidad de California en Berkeley, trabaja como astrofísico en el centro Goddard Space Flight de la Administración Espacial estadounidense (NASA). Smoot, un año mayor y doctorado también en Física (en este caso, en la ciudad estadounidense de Cambridge), trabaja como catedrático en Berkeley.

Sus trabajos sobre los primeros segundos después de la gran explosión que, según la teoría más aceptada, dio origen al Universo, están basados en las mediciones realizadas con ayuda del satélite COBE, lanzado por la NASA en 1989.

El galardón está dotado con diez millones de coronas suecas (algo más de un millón de euros) y se entregará el próximo 10 de diciembre en Estocolmo. El año pasado el premio fue para los estadounidenses Roy J. Glauber y John L. Hall, y para el alemán Theodor W. Haensch, por sus estudios sobre los fenómenos ópticos.


El anuncio del premio de Física sigue al de Medicina, hecho ayer, que recayó enlos estadounidenses Andrew Z. Fire y Craig C. Mello por sus trabajos en el campo de la genética. Mañana se dará a conocer el de Química, el próximo lunes el de Economía y el viernes 13 el de la Paz. Queda por concretar cuándo se anunciará el de Literatura, que tradicionalmente se otorga un jueves.

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El Premio Nobel de Medicina 2006 va a manos de Andrew Z. Fire y Craig C. Mello

Son los descubridores del mecanismo de silenciamiento de genes conocido como interferencia del ARN

Jano On-line
02/10/2006 11:36

Los biólogos estadounidenses Andrew Z. Fire y Craig C. Mello son los galardonados con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2006.

Según la Asamblea Nobel, el galardón se otorga por su "descubrimiento de la interferencia del ARN, como mecanismo de silenciamiento de genes a cargo del ARN de doble cadena". El mecanismo descubierto por estos dos científicos es básico en el control del flujo de la información genética.

Andrew Z. Fire, de 47 años, es profesor de Patología y Genética en la Universidad de Stanford (Estados Unidos), mientras que Craig C. Mello, de 46, es profesor de Medicina Molecular y desarrolla su labor como investigador en la Universidad de Harvard.

Según informó hoy la Asamblea Nobel del Instituto Karolinska (Suecia), el mecanismo descubierto por Fire y Mello en 1998, denominado "interferencia del ácido ribonucleico" (ARN), ha demostrado ser fundamental para controlar el flujo de la información genética desde el ácido desoxirribonucleico (ADN) del núcleo celular al citoplasma, donde se pone en marcha el mecanismo de síntesis de proteínas. Estas instrucciones son "transportadas" por el llamado ARN mensajero.

En 1998, los nuevos premios Nobel de Medicina publicaron su descubrimiento de un mecanismo, la interferencia del ARN, que podía degradar el ARN mensajero de un gen específico. Este mecanismo, que se activa cuando las moléculas de ARN aparecen en la célula como pares de doble cadena, se da en plantas, animales y seres humanos, resultando "de gran importancia para la expresión genética", además de participar en la defensa contra infecciones víricas y de mantener bajo control a los genes que se insertan aleatoriamente en el genoma de las células.

Aunque el genoma humano está compuesto por unos 30.000 genes, cada célula expresa únicamente una pequeña parte de ellos. La determinación de los genes que son expresados depende del mecanismo llamado transcripción, que consiste en la copia de información genética del ADN al ARN mensajero.

Los principios básicos de la regulación de la expresión genética fueron identificados hace más de 40 años por los investigadores François Jacob y Jacques Monod, también galardonados con el Nobel. Estos mismos principios, que rigen tanto en bacterias como en seres humanos, constituyen la base de la tecnología génica, que se basa en la introducción de secuencias de ADN en las células para producir una nueva proteína.

En 1990 los biólogos moleculares obtuvieron resultados inesperados cuando trataban de intensificar el color de pétalos de petunias mediante de la introducción de un gen que indujera la formación de pigmento rojo en las flores. Sin embargo, en lugar de obtener un color más intenso, la intervención causó una pérdida de color y los pétalos acabaron siendo blancos. El mecanismo que provocó este sorprende efecto siguió sin tener una explicación hasta 1998, cuando Fire y Mello publicaron en "Nature" su descubrimiento de la "interferencia del ARN", investigando el gusano Caenorhabditis elegans.

Tras realizar diversos experimentos, Fire y Mello comprobaron que el ARN de doble cadena puede silenciar genes y que esta interferencia del ARN puede expandirse a través de las células e incluso heredarse, constituyendo un mecanismo natural de control de la información genética que en el futuro podrá tener utilidad en muchas disciplinas, incluyendo la medicina clínica y la agricultura.

El Instituto Karolinska destaca que publicaciones recientes han puesto de relieve la importancia del silenciamiento genético a la hora de afrontar enfermedades. Así, los investigadores han logrado "silenciar" recientemente en animales el gen que provoca la hipercolesterolemia, mientras que hay estudios en marcha para abordar con esta herramienta la prevención y el tratamiento de patologías como las infecciones víricas, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer o los trastornos endocrinos.

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El Nobel de Física para dos investigadores del Big Bang

John Mather y Gerge Smoot
fueron premiados por sus trabajos que ayudaron a comprender mejor el origen del universo

ESTOCOLMO (AP).—Los estadounidenses John Mather y George Smoot fueron galardonados con el Premio Nobel de Física 2006 por ayudar con su trabajo a arrojar luz sobre la infancia del universo, dijo el martes la Real Academia de las Ciencias sueca.

Mather y Smoot ganaron el premio por el descubrimiento de "la forma de los cuerpos negros y anisotropía de la radiación de microondas o radiación del fondo cósmico" que ha ayudado a comprender mejor el origen del universo, galaxias y estrellas, dijo la Academia al anunciar el galardón dotado con 10 millones de coronas suecas (alrededor de 1,08 millones de euros).

El Big Bang. El Nobel de física recompensó a dos estadounidenses responsables de una misión espacial de la NASA que hizo posible reforzar la teoría del Big Bang para explicar el origen del universo.

Los dos investigadores, John Mather y George Smoot, fueron los encargados de dirigir el proyecto COBE, un satélite lanzado por la agencia espacial estadounidense en 1989 para recopilar las variaciones térmicas en el espacio, por medio del estudio de las radiaciones cósmicas.

"La observación muy detallada efectuada por los laureados gracias al satélite COBE desempeñó un papel mayor en la conversión de la cosmología moderna en una ciencia exacta", consideró la Real Academia de Ciencias de Suecia, que otorgó el premio.

Es la primera vez desde la creación, en 1901, del Nobel de física que una misión espacial es recompensada.

"Los resultados de COBE reforzaron la teoría del Big Bang para explicar el origen del universo", indicó la Academia.

Mather, de 60 años, es un astrofísico del centro espacial Goddard de la NASA en Maryland (noreste de Estados Unidos) y su colega premiado, Smoot, de 61 años, es profesor de física en la Universidad de Berkeley (California).

El comité Nobel subrayó el papel preponderante de Mather en el proyecto COBE, en el que participaron 1.000 investigadores e ingenieros.

"John Mather fue la verdadera fuerza motriz detrás de la gigantesca colaboración", dijo.

Smoot estaba encargado de analizar las variaciones ínfimas de temperatura de las radiaciones cósmicas.


El momento en que se anuncia el premio en Suecia 


LANACION.com | 03.10.2006 | 07:30 | Ciencia/Salud
 

 

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Nobel para la "infancia" del universo

Dos científicos estadounidenses que se dedican a investigar el origen del universo recibieron este martes el Premio Nobel de Física.

John C. Mather y George F. Smoot, quienes hace varios años eran favoritos para alzarse con el premio, descubrieron lo que es conocido como el eco del "big bang".

En la argumentación por haberle otorgado el premio a la pareja de científicos, el comité de los premios alabó "su mirada hacia la infancia del universo" y "sus intentos por entender el origen de las galaxias y las estrellas".

En declaraciones a la radio estatal de Suecia, Smoot -de 61 años- admitió que, después de haber sido despertado por la llamada del comité para anunciarle que había ganado, buscó el sitio de los premios en Internet.

"Me levanté y me fijé en internet para asegurarme que era real", confesó un emocionado Smoot, quien trabaja en la Universidad de Berkeley.

Su colega Mather, de 60 años, trabaja para la NASA.

Radiación

Los trabajos de Mather y Smoot utilizan mediciones realizadas por el satélite COBE, lanzado por la NASA en 1989.

El flujo de datos emitidos por el satélite fue utilizado por los científicos para analizar las variaciones, perturbaciones y temperaturas de la radiación.

Estos estudios luego fueron relacionados con el análisis del origen del universo, lo que permitió confirmar lo que se conoce como "big bang" y se identificaron las perturbaciones de la radiación cósmica.

Esta radiación de fondo de microondas (también conocida como radiación del fondo cósmico, o CMB por sus siglas en inglés) es la "luz más antigua" del universo, surgida 380.000 años después del "big bang".

El premio también les implica un beneficio económico: además de una medalla y un diploma, los científicos recibirán un total de US$1,4 millones.


Nota de BBCMundo.com:
Publicada: 2006/10/03 13:48:18 GMT

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En Física

Dan el Nobel por probar la teoría del Big Bang
El premio, nuevamente para científicos norteamericanos

El 1° de mayo de 1992, George Smoot hizo un anuncio impactante en la Asociación Física Americana: había obtenido una “foto” increíblemente precisa de la infancia del universo. Era un mapa del cielo trazado por el satélite Explorador de la Radiación Cósmica de Fondo (COBE, según sus siglas en inglés), que mostraba regiones “calientes” y “frías”, fluctuaciones de temperatura de una cienmilésima de grado que respaldaban la teoría del Big Bang.

Ayer, a las 2.30 de la madrugada, una voz con fuerte acento sueco les anunció a Smoot y a su colega John Mather, artífices de los experimentos que viajaban a bordo del COBE, que habían sido galardonados con el Premio Nobel de Física 2006 “por su descubrimiento de la forma del cuerpo oscuro y la anisotropía de la radiación cósmica de fondo”.

El premio en Medicina, conocido anteayer, también fue para dos investigadores de los Estados Unidos: Andrew Fire y Craig Mello, por explicar cómo son controlados los genes en células vivas.

Según los astrofísicos, Smoot y Mather eran nombres cantados para el Nobel. "Todo el mundo sabía que de un momento a otro les iban a dar el premio", dice Alejandro Gangui, investigador del Instituto de Astronomía y Física del Espacio, docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y prolífico autor de libros de divulgación científica. Es más: se dice que el físico británico Stephen Hawking calificó sus investigaciones como "el descubrimiento más importante del siglo, si no de todos los tiempos".

Desde que, en 1965, Arno Penzias y Robert Wilson descubrieron accidentalmente la radiación cósmica de fondo, un ruido inexplicable de la atmósfera que se atribuyó a la radiación residual o "eco" del Big Bang, los cosmólogos ansiaban obtener una imagen más precisa que permitiera corroborar las predicciones hechas por la teoría sobre la infancia del universo.

"Se postulaba que en ese momento hubo pequeñas inhomogeneidades en la temperatura que se tradujeron en inhomogeneidades de la materia -explica Gangui-. Para los cosmólogos, son los primeros «grumos», las semillas que hacen falta para que la materia empiece a agregarse y comience a formar las estructuras que conocemos hoy."

Ciencia que ya es historia

El satélite COBE llevaba a bordo tres experimentos diseñados para "mirar" el cielo en todas las direcciones posibles. Buscaba fantasmales diferencias en la intensidad de la radiación cósmica de fondo, las comparaba con un patrón y veía distintas manchitas en rojo o azul que correspondían a zonas más frías o más calientes en el cielo de microondas que pudieran resultar una confirmación de la teoría que afirmaba que el universo nació de una terrorífica explosión de espacio y tiempo, hace 13.700 millones de años.

"Ellos sacaron una fotografía -explica Gangui-. Pero hubo que ir a diez microkelvin de precisión para lograr encontrar las diferencias, porque son fluctuaciones de una cienmilésima de grado."

Tratando de entender cómo se creó el universo, Smoot y Mather se centraron en las claves escondidas en el calor residual del Big Bang. Para hacerse una idea de la hazaña científica que protagonizaron, baste con mencionar que el COBE detectó la señal electromagnética y la tradujo a temperatura con una precisión comparable a la necesaria para medir el grosor de una hoja de papel a diez metros de distancia.

"Ambos astrofísicos estudiaron en detalle la forma que tiene el espectro de microondas -explica María Teresa Doba, física de la Universidad Nacional de La Plata-. [A los 300.000 años] la temperatura del universo era de 3000 grados. Pero luego se expandió y se enfrió, y también lo hizo ese fondo de radiación cósmica, que hoy corresponde a un cuerpo con una temperatura de sólo 2,7 grados sobre el cero absoluto."

La "foto" construida a partir de cientos de miles de mediciones del COBE corresponde a un momento "en que el universo era más pequeño que el más pequeño punto de una pantalla de computadora", dice Smoot. Sus investigaciones dieron lugar a un artículo publicado el 24 de abril de 1992 en The New York Times titulado "Científicos pudieron ver cómo empezó el tiempo".

Escribió John Noble Wilford: "En un trascendente descubrimiento que respalda la teoría del Big Bang acerca del nacimiento del universo, astrónomos que miraron hacia el comienzo del tiempo detectaron «arrugas» en el tejido del espacio. Su descubrimiento es la primera evidencia que revela cómo un cosmos inicialmente homogéneo evolucionó hacia el actual escenario de estrellas, galaxias y gigantescos cúmulos de galaxias".

La nueva imagen del universo que ofrecía este descubrimiento hizo repensar lo que se sabía sobre su origen. Estudios anteriores habían mostrado una radiación cósmica de fondo uniforme, consistente con la idea de que en el origen la materia estaba distribuida de forma homogénea. Con el hallazgo de que tenía "grumos", los científicos pudieron explicar las inhomogeneidades que se observan en la actualidad, miles de millones de años después.

"Ahora vemos los árboles -dice Gangui-. Los experimentos del COBE nos permiten ver las semillas primordiales que dieron lugar a las estructuras del universo. Esto confirma el modelo de la expansión; muestra que el universo no es hoy igual que ayer ni que como será mañana."

Entender el universo

John Mather, de 60 años, es un astrofísico del Centro Goddard de la NASA graduado en la Universidad de California en Berkeley. Smoot, de 61 -hijo de un hidrólogo del Servicio Geológico de los Estados Unidos y de una maestra de ciencia, graduado en el MIT-, trabaja en la Universidad de California en Berkeley.

Según el jurado del Nobel, el mérito de Mather fue coordinar todo el proceso y ser responsable del experimento que reveló la forma del cuerpo oscuro; Smoot tuvo la responsabilidad de medir la radiación cósmica de fondo. Ambos compartirán un premio de 1,37 millones de dólares.

El lanzamiento del COBE fue una tarea titánica que llevó 15 años. Claro que, como ambos afirman, estaban seguros de estar trabajando en algo "grande". De hecho, para dar a entender la importancia del descubrimiento, se cuenta que Smoot le dijo a un periodista sobre el mapa del COBE: "Si usted es religioso, éste es el rostro de Dios".

Einstein afirmaba que "lo más incomprensible del universo es que sea comprensible". Smoot, Mather y los cientos de físicos, ingenieros y otros especialistas que planearon y llevaron a la práctica este capítulo de la historia de la ciencia hicieron uno de los aportes cruciales que permiten tener la esperanza de entender.

Por Nora Bär
De la Redacción de LA NACION


 
LA NACION | 04.10.2006 | Página 1 | Ciencia/Salud

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Dan el Nobel de Física a dos científicos que ayudaron a explicar el origen del Universo

Sus estudios sobre la creación de las galaxias y las estrellas reforzaron la teoría del "Big Bang". Se basaron en las radiaciones cósmicas captadas por el satélite COBE de la NASA.

Tal como ocurrió el lunes con el de Medicina, ayer la Real Academia Sueca de las Ciencias anunció que el Premio Nobel de Física 2006 también quedará en manos de investigadores estadounidenses.

Los científicos John Mather y George Smoot fueron premiados por sus trabajos sobre el origen de las galaxias y las estrellas que hicieron posible reforzar la teoría del "Big Bang" para explicar el origen del Universo.

Los dos investigadores dirigieron el proyecto COBE (las siglas en inglés de "Cosmic Background Explorer"), un satélite lanzado por la agencia espacial estadounidense (NASA) en el año 1989 para recopilar las variaciones térmicas en el espacio por medio de las radiaciones cósmicas.

Para la Real Academia, los resultados de esta observación —en la que participaron más de 1.000 investigadores e ingenieros— reforzaron la teoría del "Big Bang" para explicar el origen del Universo y "desempeñaron un papel muy importante en la conversión de la cosmología moderna en una ciencia exacta".

Esta es la primera vez desde la creación del Nobel de Física, en 1901, que una misión espacial es recompensada.

Según la teoría del "Big Bang", el cosmos se formó hace unos 13.700 millones de años, luego de una gigantesca explosión. Entonces, el Universo, con temperaturas de unos 3.000 grados, se fue enfriando de manera progresiva a medida que se expandía.

Las experimentaciones del COBE dieron cuenta de las variacio nes de temperaturas y del ruido del fondo cósmico que demuestran cómo comenzó a formarse la materia en el Universo.

"Esas variaciones eran necesarias para que las galaxias, las estrellas y en última instancia la vida pudieran desarrollarse", comunicó ayer la Real Academia Sueca.

El profesor de Física de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Juan Pablo Paz, explicó ayer en qué consistió la investigación de los galardonados. "De la investigación de Mather y Smoot, y de una gran parte de la astronomía y cosmología actual, se extrae la información de la parte negra del cielo", explicó ayer. Y añadió: "Una de las cosas que intenta entender la cosmología actual es por qué el Universo es tan homogéneo en todas las direcciones".

Según Paz, "el satélite COBE midió esa radiación de fondo y descubrió partículas pequeñas no homogéneas que tienen que ver con el origen del Universo".

"Al principio no reconocíamos la importancia de nuestro trabajo", dijo ayer Mather en la conferencia de prensa que dio poco después de recibir la noticia desde Estocolmo. En cambio, algo más seguro, hace unos años, cuando presentó su primer mapa de la radiación cósmica de fondo, su colega Smoot dijo: "Esta es la cara de Dios".

"Lo celebraremos, pero no sabemos aún cómo", afirmó ayer Mather. Para Smoot, "el lado bueno del premio es que los alumnos tal vez ahora presten más atención a mis clases", señaló en un comunicado publicado por la Universidad de Berkeley, en California. Lo cierto es que el Premio Nobel que los investigadores ganaron está dotado con 10 millones de coronas (1,1 millón de euros/1,3 millón de dólares), una suma que compartirán en partes iguales.

Con estos dos nuevos Nobel de Física, EE.UU. confirma su primacía en la materia. Desde 1988 se llevó la mayoría de los premios y sólo estuvo ausente en tres ocasiones. En 2005, dos estadounidenses, Roy Glauber y John Hall, y un alemán, Theodor Haensch, compartieron el premio por sus trabajos sobre la luz y la óptica.

Hoy, la Real Academia de Suecia otorgará el Nobel de Química. El viernes, en Oslo, anunciará el premio de la Paz. Y el 10 de octubre, el de Economía. Aún no se conoce la fecha para el premio de Literatura. Los premios se entregarán oficialmente el 10 de diciembre.


El proyecto que los llevó a la cima

COBE, "Cosmic Background Explorer", es el nombre del proyecto que lideraron los ganadores del Nobel de Física y por el cual midieron las propiedades de lo que se conoce como radiación cósmica de fondo, la parte oscura del Universo. La misión, que se empezó a gestar hace más de 30 años, consistió en el lanzamiento del satélite COBE por la NASA en 1989.

Los resultados del trabajo permitieron a Mather y Smoot sustentar sus estudios sobre los primeros tiempos tras el "Big Bang", la gran explosión que habría dado origen al Universo.

Premiados

George Smoot

Tiene 61 años. Es astrofísico del laboratorio nacional Lawrence Berkeley y enseña física en la Universidad de California. Estudió en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y por su tesis doctoral sobre la desintegración de las partículas subatómicas obtuvo la Medalla Albert Einstein en 2003 en Berna.

John Mather

Tiene 60 años y es astrofísico del centro espacial Goddard de la NASA, en Greenbelt. Se doctoró en Física en la Universidad de Califormia en Berkeley. Fue quien dio las primeras ideas para el proyecto COBE. Recibió numerosas distinciones, incluyendo el premio de la NASA por Logros Científicos Extraordinarios.

Clarín 04.10.10

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Página 12

 OPINION
El momento más antiguo
Por Leonardo Moledo

Esto ocurrió en 1992, en la provincia de Córdoba, en La Cumbre, La Falda o alguno de esos pueblos que se suceden en el valle de Punilla. El asunto es que ese año, en julio y allí, se realizó la decimotercera reunión internacional de la Asociación (también internacional, desde ya) de Relatividad General.

El hotel estaba lleno de estrellas relativistas, de la cual la más brillante, o una de las más brillantes, era Roger Penrose, autor de La mente del emperador y temprano colaborador de Escher en la concepción de esos dibujos cuyo uso hasta el hartazgo hizo que perdieran el encanto sin sentido de la sorpresa. Penrose además había trabajado estrechamente en los más importantes trabajos de Stephen Hawking y luego había sido opacado por él debido al desgraciado hecho de no padecer de esclerosis lateral amiotrófica. La verdad me costó mucho conseguir una entrevista con él: era consciente de su papel de estrella y no me dijo nada especialmente interesante. También me acuerdo de que en la conferencia plenaria que dio (completamente abarrotada de relativistas) me perdí por la mitad, pero alcancé a escuchar la siguiente frase del principio: “Nadie que crea en la mecánica cuántica puede trabajar seriamente con ella”, o quizá “nadie que trabaje en mecánica cuántica puede creer seriamente en ella”, vaya uno a saber.

La caza de Penrose terminó siendo (relativamente) exitosa, pero no era la única presa interesante en esa multitud relativista. En algún momento, me acerqué a un tipo flaco y alto, de unos 45 años, que estaba en el lobby tomando café junto a una mesita: resulta que era uno de quienes, muy recientemente, con el satélite COBE, había detectado pequeñas fluctuaciones en la radiación de fondo, que data de cuando el universo tenía apenas trescientos mil años de edad y que no era tan uniforme como se creía, una uniformidad era justamente un obstáculo para la teoría del Big Bang..., porque si todo era exactamente uniforme, el universo consistiría en un gas totalmente uniforme también, sin estrellas, ni galaxias ni Página/12.

“Pero no”, me dijo, mientras tomaba el café, “finalmente encontramos pequeñas fluctuaciones: el universo inicial tenía variaciones que explicaban por qué las galaxias pudieron formarse”.

“Y dígame”, pregunté, “¿qué le pasó cuando vio las señales y comprendió que la radiación fluctuaba?”

“No se lo puedo explicar”, y abrió los brazos: “¡Estábamos viendo lo más antiguo que ningún hombre había visto jamás!”.

“¿Y después?”, pregunté.

“Y después avisamos lo que habíamos obtenido y los teléfonos empezaron a sonar.”

Se llamaba John C. Mather y ayer le dieron el Premio Nobel de Física.

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El Nobel de Química fue para el estadounidense Roger Kornerg

El científico recibirá el premio por sus estudios sobre la base molecular de la transcripción eucariótica, anunció hoy en Estocolmo la Real Academia Sueca de Ciencias.

El Premio Nobel de Química 2006 fue concedido al estadounidense Roger Kornerg, por sus estudios sobre la base molecular de la transcripción eucariótica, anunció hoy en
Estocolmo la Real Academia Sueca de Ciencias.

La distinción en química fue entregada el pasado año 2005 al francés Yves Chauvin, y a los estadounidenses Robert H. Grubbs y Richard R. Schrock por el desarrollo del método de metasíntesis en la síntesis orgánica.

El Premio Nobel de Medicina fue concedido el lunes a los estadounidenses Andrew Z. Fire y Craig C. Mello. El Nobel de Física correspondió ayer a los estadounidenses John Mather y George Smoot
por investigaciones mediante el satélite COBE que confirmaron la teoría de que el Universo nació tras una explosión cósmica o Big Bang.

El Premio Nobel de Economía, patrocinado por el Banco de Suecia, será dado a conocer el lunes 9 de octubre. Los Premios Nobel están dotados con diez millones de coronas (1,1 millones de euros/1,3 millones de dólares) en cada rubro. Todos los ganadores recibirán la distinción el 10 de diciembre, día del aniversario de la muerte del creador de los galardones, Alfred Nobel
(1833-1896).

Clarín.com