Las erosiones corneales recurrentes (ECR) son comunes y se caracterizan por reiterados episodios de dolor, dificultad para abrir los ojos, lagrimeo y fotofobia producto de una mala adhesión epitelial. En la mayoría de los pacientes con ECR, el factor desencadenante es un trauma. Otras causas que pueden provocarlas son heridas producidas por químicos o temperatura, queratitis herpética previa, disfunción de la glándula de Meibomio, rosácea ocular, diabetes mellitus, degeneración nodular de Salzmann, queratopatía en banda, ulceración bacteriana previa, queratoconjuntivitis seca, epidemolisis bullosa. Las afecciones asociadas a las ECR pueden ser primarias o secundarias, dependiendo de que la anormalidad del complejo de la membrana sea intrínseco o adquirido. Las de tipo primario tienden a ser bilaterales, simétricas y se desarrollan en varios sitios de la córnea.
El mecanismo de esta patología está relacionado con una mala adhesión del epitelio de la córnea al estroma subyacente. La sobre-expresión de la matriz metaloproteinasa (MMP) puede desempeñar un rol en esta patogénesis. Aunque la mayoría de los los pacientes responden a medidas simples como vendaje y ungüento antibiótico, las ECR resistentes requieren métodos más elaborados. El objetivo común de estos métodos es alentar la formación adecuada de los complejos de adhesión entre el epitelio y el estroma. Se han informado distintos tratamientos con variados grados de eficacia para las ECR, tales como: el uso de lentes de contacto terapéuticas a largo plazo, gotas oftálmicas de suero autólogo, toxina botulínica, ptosis inducida, inhibidores de MMP orales, pulido de la membrana de Bowman. La punción del estroma con agujas o láser YAG, puede mejorar la adhesión epitelial de la membrana basal mediante la formación de cicatrices y los índices de eficacia son de hasta un 80 %, en el tratamiento de RCE severas.
Las erosiones de córnea pueden ser macroformes (a y b) o microformes (c y d). En las macroformes la ruptura del epitelio es grande con epitelio suelto alrededor, en relación con las erosiones microformes, en las que la lesión es pequeña y como una ampolla.
Sin importar cual sea el origen de la ECR, la causa común es la distrofia de la membrana basal y la anormalidad de los complejos de adhesión entre el epitelio corneal y el estroma. Además de aliviar el dolor de la fase aguda, el objetivo de los tratamientos contra las ECR deben tratar de promover la re-epitelización y el re-establecimiento del complejo de la membrana basal. El epitelio curado debe permanecer intacto durante el tiempo suficiente como para permitir la reformación de los complejos de adhesión. Existen varias modalidades de tratamiento no quirúrgicas, conservadoras y quirúrgicas, más agresivas, que son terapéuticamente útiles.
Tratamiento de las ECR
Conservador
· Movimientos suaves de los ojos al despertarse antes de abrirlos
· Parches, cicloplegía, lubricación tópica
· Vendaje temporario con lentes de contacto blandas.
Casos severos
Tratamiento no invasivo
· Cuidado de la patología del párpado asociada.
· Uso de lentes de contacto blandas terapéuticas a largo plazo
· Suero autólogo
· Inhibidores de MMP, tetraciclina oral/doxiciclina
Quirúrgico
· Desbridamiento epitelial· Punciones del estroma anterior con agujas o láser Yag· Queratectomía fototerapéutica· Queratectomía superficial con fresa de diamante.
Conclusiones:
Las erosiones de córnea recurrentes son comunes y pueden provocar discapacidad visual. La mayoría de los casos responden ante tratamientos simples y conservadores. Sin embargo, existe una minoría de pacientes que requieren de intervención quirúrgica. Existen varias modalidades para tratar esta afección. La decisión final del método a utilizar dependerá de la naturaleza y grado de la patología, la experiencia del oftalmólogo y los tratamientos de que se disponga.