A pesar de la alta frecuencia del consumo de marihuana, son escasos los estudios que evaluaron su efecto sobre la salud. La mayoría de estos estudios son a corto plazo y mostraron que la marihuana estimula el apetito, aumenta la ingesta de calorías y produce un aumento agudo del peso. También se observó que la marihuana aumenta el índice de masa corporal (IMC) y la presión arterial, mientras que reduce el HDL y los triglicéridos.
Si bien existen diversos mecanismos mediante los cuales la marihuana contribuye a corto plazo a las modificaciones cardiovasculares, los datos sobre los efectos a largo plazo son limitados. Este estudio trata de dilucidar estos aspectos.
Métodos
El estudio Coronary Artery Risk Development in Young Adults (CARDIA) es un estudio multicéntrico, longitudinal sobre el desarrollo de los factores de riesgo de enfermedad coronaria en adultos jóvenes. Se incorporaron 5.115 personas entre 18 y 30 años de edad que vivían en áreas metropolitanas de varios estados. De los 4.993 participantes sobrevivientes, 3.672 completaron los 15 años de estudio.
Consumo de marihuana.
Se confeccionó un exhaustivo cuestionario sobre el consumo actual y pasado de marihuana. Los consumidores de marihuana debían informar en cada consulta sobre el número de días de consumo en los últimos 30 días y a lo largo de toda la vida (1 a 9, 10 a 99, 100 a 499, o ≥500 veces).
Respecto de los consumidores crónicos (≥500 veces a lo largo de la vida), se elaboró un índice de intervalo de consumo de marihuana durante 15 años y se lo usó como el principal factor pronóstico para todos los análisis. Para categorías de exposición a la marihuana se usaron <180, 180 a 1.799, y ≥1.800 días, que corresponden a promedios de <1, 1 a 9, y ≥10 días/mes sobre el período de estudio de 15 años, similar a las categorías empleadas en el Third National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III).
IMC y factores de riesgo cardiovascular. Se determinaron el IMC y el perímetro de la cintura en cada visita. Se midió la presión arterial y se evaluó el perfil lipídico (colesterol total, HDL, triglicéridos) y la glucemia. Estas determinaciones se efectuaron al inicio y al año 15 del estudio.
Evaluación de la alimentación. Se entregó a los participantes un cuestionario de alimentación para ser respondido al inicio y al séptimo año del estudio.
Covariables
Al año 15, se determinó el consumo de etanol total por semana en mililitros de etanol y el número de bebidas alcohólicas por semana. Se obtuvo información sobre raza, edad, sexo, número de años de educación completados, ingreso económico anual, tabaquismo, actividad física, estado físico y consumo de drogas ilegales.
Resultados
La mayoría de los consumidores de marihuana (89%) la usaron <1.800 días durante los 15 años de estudio (promedio 10 días/mes). Solamente 37 participantes (1%) usaron marihuana ≥3.600 días (20 días/mes), 14 de ellos la consumieron ≥4,500 días (25 días/mes). Un mayor consumo de marihuana se asoció con el sexo masculino, el tabaquismo, el consumo de otras drogas ilegales, un menor nivel de educación y menores recursos económicos.
El consumo de marihuana se asoció con una mayor ingesta de calorías y de alcohol (p <0,001 para ambas comparaciones).
El consumo de marihuana no guardó relación con cambios sustanciales en el IMC, pero hubo una tendencia a aumentar el perímetro abdominal. Se observó una relación positiva significativa entre el consumo de marihuana y el aumento de presión arterial sistólica (p <0,001), pero no la presión arterial diastólica. El aumento de la presión arterial sistólica se podría deber al elevado consumo de alcohol y al sexo masculino predominante en los grandes consumidores de marihuana y no a la droga en sí misma.
El consumo de marihuana se asoció con un aumento de los triglicéridos (p <0,001), pero no con el colesterol total, el HDL, o la glucemia.
Discusión
En esta población de adultos jóvenes, el consumo de marihuana se asoció con una mayor ingesta de calorías, pero no se relacionó con modificaciones de IMC o con factores de riesgo cardiovascular. El consumo de marihuana se asoció con un mayor consumo de alcohol, de tabaco y de otras drogas ilegales.
El mecanismo por el cual la marihuana aumentó el apetito no está bien esclarecido, pero se sospecha la participación de receptores canabinoides y sus respectivos ligandos.
Respecto del perfil lipídico y de la glucemia, el consumo de marihuana sólo se asoció con un aumento de los triglicéridos.
La disociación entre la mayor ingesta de alimentos y calorías y la ausencia de cambios en el IMC, se podría deber a una mayor actividad metabólica que parece aumentar cerca del 30% en los consumidores de marihuana.
Estudios previos demostraron los efectos a corto plazo de la marihuana sobre el sistema cardiovascular, pero en este trabajo los autores no observaron efectos importantes en el largo plazo. El único parámetro cardiovascular que se alteró fue un aumento de la presión arterial sistólica, pero esto se debería a un mayor consumo de alcohol y a un mayor predominio de hombres entre los grandes consumidores de marihuana. Tanto el consumo de alcohol como el sexo masculino son factores que predisponen a la hipertensión arterial.
La discrepancia con otros trabajos limitados al consumo agudo de marihuana y su asociación con alteraciones cardiovasculares, se podría explicar por la tolerancia que desarrolla el organismo ante el consumo crónico de la droga.
La principal limitación que tiene este trabajo es la posibilidad de un sub registro del consumo de marihuana por los participantes y por la subjetividad del cuestionario de alimentación. Esto se trató de corregir al máximo ofreciendo una privacidad absoluta sobre la información respecto del consumo de marihuana y por lo extensivo y exhaustivo del cuestionario de alimentación.
En conclusión, el consumo de marihuana no estuvo asociado en forma independiente con el IMC ni con factores de riesgo cardiovascular en adultos jóvenes que eran consumidores crónicos de la droga.
¿Que se conocía del tema?
Diversos estudios en agudo mostraron que el consumo de marihuana aumenta la presión arterial y altera el perfil lipídico.
¿Qué aporta este estudio?
El consumo crónico de marihuana no aumenta el IMC ni produce alteraciones cadiovasculares. Solamente se observó un aumento de los triglicéridos.
Se encontró que el consumo de marihuana estaba asociado con una mayor tasa de alcoholismo y de consumo de otras drogas ilegales. Esto podría deberse a una predisposición del individuo por factores genéticos y de neurotransmisores a tener una mayor tendencia a consumir sustancias dañinas para el organismo.
La marihuana aumenta la ingesta de calorías por un posible aumento de receptores canabinoides. A pesar de ello, no se produjo un aumento significativo del IMC y esto podría deberse a que la droga aumenta el consumo metabólico.