Una forma de trabajo corporal que incluye la reflexión

Antigimnasia: una herramienta que libera el cuerpo de tensiones

Su creadora, la fisioterapeuta Thérèse Bertherat, explica su finalidad y su método.

Aprender a leer el propio cuerpo, reconocer las historias que la vida fue escribiendo en él y liberarlo de estas huellas existenciales que lo tensionan conforman la propuesta de la antigimnasia, que su creadora, la fisioterapeuta francesa Thérèse Bertherat, vuelve a traer al país.

Cálida pero rigurosa, Bertherat reconstruye el esqueleto de su teoría: "los seres humanos somos de fabricación reciente y todavía no estamos correctamente adaptados a nuestra condición de bípedos. Tenemos un bello cerebro, pero en él todavía hay mucha confusión. Ignoramos una mitad de nuestro cuerpo, que tendría una función completamente distinta si camináramos en cuatro patas. Y es justamente la parte del cuerpo que domina nuestra movilidad".

Para Bertherat, "la cadena muscular posterior en nosotros actúa como un tigre vivo, potente y astuto que se aferra a la espalda con todas sus garras y puede hacer mucho daño. El único remedio para mantenernos de pie, conservando la flexibilidad y utilizando todas nuestras potencialidades, es aprender a adiestrar a nuestro tigre".

La cadena muscular posterior es una sucesión articulada de músculos que recorren toda la región posterior del cuerpo, desde la nuca hasta los pies. Los fracasos, frustraciones y emociones negativas dejan sus huellas en algún rincón oculto de ese encadenamiento muscular y el cuerpo se acostumbra a convivir con ellas, a costa de contracturas, rigideces y dolor.

También es, según esta teoría, el foco que origina la mayor parte de las enfermedades musculoesqueléticas. Eludir el dominio tiránico de estos músculos es la meca de la antigimnasia y el camino que permite recuperar la salud.

"Para liberarse de la tensión profunda es necesario situar el punto donde se aloja, y todas las tensiones que determinan la forma del cuerpo no se sitúan en otro sitio que no sea la musculatura posterior", aclara Bertherat desde las páginas de uno de sus libros: "Correo del Cuerpo. Nuevas vías de la antigimnasia" (Ed. Paidós). Tal es la importancia que le da a esta cadena de músculos, capaces de bloquear el movimiento.

"Mediante la práctica propuesta por la antigimnasia, el cuerpo aprende a desbaratar las trampas donde estaba encerrado", promete la fisioterapeuta, cuyo modelo se instala, por definición, en la vereda de enfrente de la gimnasia médica tradicional. ¿Cuál es su fórmula liberadora?

Las metáforas del cuerpo

La antigimnasia es un procedimiento pedagógico. Guiados por sus sensaciones y percepciones, los pacientes aprenden primero a reconocer y luego a remontar sus limitaciones y bloqueos, que funcionan como verdaderas metáforas del dolor psíquico.

"La enfermedad es una creación, a veces única, que el individuo es capaz de hacer, y para comprenderla es preciso dar curso libre a la sensibilidad", comenta Bertherat. El primer paso es localizar con precisión aquellos puntos que limitan los movimientos, como si encajonaran el cuerpo. Entonces se entra en contacto con cada uno de los nudos musculares que actúan como corazas. Con la guía de un terapeuta, se inicia un proceso de concientización y movilización del cuerpo.

Músculo por músculo, sin grandes despliegues, cada paciente recorre todos los rincones de su cuerpo, que se reinscriben en el disco rígido del cerebro con un concepto nuevo de solidaridad: el cuerpo es un todo integrado, que no deja de lado las emociones.

"Los descubrimientos hechos desde el interior de uno mismo llevan hacia cambios profundos y evolutivos," asegura.

Las clases son grupales y al finalizar cada encuentro se incluye la reflexión como una herramienta terapéutica capaz de integrar el saber racional a ese otro saber más primitivo que habla desde el cuerpo.

La antigimnasia no se propone resolver los conflictos emocionales subyacentes a los bloqueos corporales. Sin embargo, Bertherat admite que el trabajo corporal puede desencadenar una catarata de sensaciones y emociones que estaban contenidas en el cuerpo y que es preciso trabajar verbalmente.

"Personalmente, preferiría quedarme con el aspecto fisiológico, pero no puedo ignorar que las personas mantienen en el cuerpo dolores que arrastran desde la cuna y funcionan como verdaderas defensas para protegerse de sufrimientos ocultos. Si no tenemos en cuenta esas formas de defensa podemos trabajar con la mejor técnica corporal que no vamos a lograr efectos duraderos", había confesado la fisioterapeuta en su viaje anterior a Buenos Aires.

Y hoy confirma: "Nuestro cuerpo es nosotros mismos. Conocerlo en su integridad, aprender a escucharlo y a reconocer las leyes que lo gobiernan, progresivamente nos permite reestructurarlo en su totalidad, liberarnos de nuestras limitaciones y, en definitiva, ser más humanos."

Por Tesy De Biase
Para LA NACION

Sin declaraciones

Convocadas a ofrecer su testimonio, las profesionales argentinas de antigimnasia formadas por Thérèse Bertherat se mostraron inicialmente entusiasmadas. Sin embargo, tras una comunicación con la creadora de este método que propone liberar al cuerpo de las huellas existenciales que lo tensionan, quienes practican y enseñan antigimnasia en el país desistieron de ofrecer un comentario sobre la experiencia local de esta forma de trabajo corporal alternativo que desembarcó en la Argentina hace unos pocos años.