El proyecto de ley que habilita a nivel nacional la posibilidad de que hombres y mujeres decidan voluntariamente hacerse una intervención quirúrgica que anule su capacidad reproductiva fue aprobado en general a última hora de ayer en Diputados. Si repite la misma suerte en el Senado, todos los argentinos que así lo deseen podrán hacerse la operación en forma gratuita en cualquier hospital público del país o solicitarla en instituciones privadas bajo la cobertura de obras sociales y prepagas.
Poco antes de la medianoche la Cámara baja aprobó el proyecto en general con 147 votos a favor, 41 en contra y dos abstenciones.
Los procedimientos autorizados por la ley que ya tiene media sanción son dos: la ligadura de las trompas, en el caso de la mujer, y la vasectomía, para los hombres. Dos métodos permanentes —pero que no esterilizan ni son definitivos— para regular la fertilidad. Si el Senado lo aprueba, los mayores de 21 años podrán optar por ellos sin necesidad de autorización judicial ni de su pareja y sin esgrimir razones médicas. Sólo deberán firmar un consentimiento en el que consten los alcances de la decisión.
Si bien catorce provincias (con diferencias y algunas dificultades al momento de concretar el acceso a ellos) ya habían aprobado la práctica de estos procedimientos, a nivel nacional los mismos estaban prohibidos por la Ley 17.132, que regula el ejercicio de la medicina y establece que no pueden hacerse operaciones que esterilicen definitivamente a la persona. Además, muchos legisladores y ONGs consideraban que la falta de una ley nacional derivaba en una desigualdad legal según uno viva en un lugar u otro.
"Se trata de incluir a las clases más postergadas", dijo el diputado Sylvestre Begnis. Por su parte, el radical Juan Acuña Kunz, vicepresidente de la Comisión de Salud, apoyó la ley pero expresó sus reservas. Entre otras cosas, advirtió sobre "el riesgo de la propagación del sida en el caso de los hombres que dejen de usar preservativos".
El proyecto tuvo apoyo de los legisladores oficialistas y de los radicales y fue rechazado por macristas, por legisladores del ARI y por peronistas no kirchneristas. El riojano Mario Santander, médico, miembro del bloque Peronismo Federal, no titubeó en hablar de "castración" y aseguró que "no se puede decir que sea reversible la ligazón. El hospital público no va a utilizar técnicas modernas que lo posibiliten", consideró. Dijo que en Estados Unidos una operación de reversibilidad cuesta 20 mil dólares y que es efectiva sólo en un 40% de los casos.
La anticoncepción quirúrgica voluntaria para mujeres y hombres es, según los entendidos, una de las medidas que quedó pendiente cuando se sancionó la Ley 25.673, que creó el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsables, en 2002. El mismo establece el acceso gratuito a métodos anticonceptivos como el preservativo, el DIU y la píldora. "Estos procedimientos deberían haber integrado la batería de métodos aprobados en aquel entonces. Esta ley es una reparación de aquel error", dijo a Clarín Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer.
"En el país hay aún grandes inequidades en el sistema de salud: entre provincias ricas y pobres, entre unos hospitales y otros, entre el sistema público y el privado. Vamos por la equidad en la salud y por la garantía del derecho humano básico a decidir sobre nuestros propios cuerpos en todo el país", celebró María José Lubertino, titular de la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos.
Como algunos sectores lo consideran polémico, la nueva ley contempla la objeción de conciencia y libera al personal médico y paramédico de practicarla contra sus convicciones. En esos casos, el centro de salud debe arbitrar los medios para que otras personas realicen la operación.
El tratamiento de esta ley —que suma los aportes de seis proyectos anteriores— se había postergado durante dos semanas. El proyecto aprobado surgió de un consenso entre las propuestas de las diputadas Juliana Marino, Marcela Rodríguez, María del Carmen Rico, Graciela Gutiérrez, Irene Bosch de Sartori y María Barbagelatta.
Algunos especialistas creen que la nueva ley deja algunas lagunas. Según Bianco, "no dice expresamente que la intervención quirúrgica para recanalizar los conductos en caso de arrepentimiento sea gratuita". Por eso destaca que "es fundamental que el consentimiento informado —elaborado y realizado por un equipo de multidisciplinario— sea muy claro y específico. Los pacientes deben ser informados sobre la naturaleza e implicancia de la práctica a realizar y las alternativas de utilización de otros anticonceptivos no quirúrgicos autorizados y sobre las características del procedimiento quirúrgico, sus posibilidades de reversión, sus riesgos y consecuencias", dice Bianco.
Claves
El proyecto de ley determina que en los servicios del sistema de salud —públicos y privados— toda persona mayor de edad tiene derecho a acceder a esas operaciones.
En el sistema público serán sin cargo e integrarán la nómina de las intervenciones en la medicinas prepagas y obras sociales sindicales.
En todos los casos, no requerirán indicación médica y lo único que se solicitará es su formal pedido. Tampoco es necesario el consentimiento del cónyuge o conviviente ni la autorización judicial (que sí es imprescindible para los menores y para los declarados judicialmente incapaces).
El médico carga con la responsabilidad de brindar información acerca de lo qué significa la intervención requerida, los riesgos, las posibilidades de reversión y consecuencias. También debe informar sobre otros métodos de anticoncepción no quirúrgicos.
Los profesionales y auxiliares tendrán derecho a ampararse en la objeción de conciencia y negarse a realizar estas prácticas (que deberán hacer otros). Acceso garantizado
Si el dinero es el único modo de acceder a un tratamiento médico, la situación en la sociedad es de desigualdad. Una de las tareas de los legisladores es tratar de terminar con ella. La ligadura de trompas y la vasectomía actualmente se pueden realizar en consultorios médicos siempre y cuando se pague o en algunas provincias en que su ley lo permite. El proyecto tratado ayer extiende la posibilidad a quienes no tienen los medios para acceder al sistema privado de todo el país. Después cada uno podrá optar entre este método anticonceptivo u otro, una decisión del ámbito privado.
No esterilizan pero cuestan revertir
La doctora Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), hace notar que "estos métodos anticonceptivos están considerados de difícil reversión, pero no esterilizan: se conserva la capacidad de producir óvulos o espermatozoides".
Esto significa que, si la recanalización no fuera posible, se puede recurrir a una técnica de fertilización asistida. De todos modos, en Río Negro, donde la ligadura tubaria se practica desde el año 2000, "sólo hubo dos casos de mujeres que se arrepintieron", comenta Bianco.
La médica observa que en las provincias donde se autoriza la ligadura de trompas, sólo el 2% de las mujeres lo solicita. Queda así como un método anticonceptivo más, dentro de una amplia oferta: los de barrera (preservativo masculino y femenino, diafragma); los hormonales (orales, inyectables, parches subcutáneos); los bioquímicos (gel y otros espermicidas contenidos en esponjas o pesarios que se coloca la mujer); y el DIU.
"Quienes recurren a la ligadura de trompas o a la vasectomía, en general son mujeres u hombres que ya han tenido muchos hijos, y que no quieren o no pueden tener más —ni económica ni emocionalmente—, y que por algún otro motivo no puede usar otro método anticonceptivo: por incompatibilidad hormonal, porque la mujer no tolera bien el DIU (dispositivo intrauterino), o porque no puede garantizar la continuidad", precisa Bianco.
Para la Iglesia son "una verdadera mutilación"
La Iglesia criticó ayer duramente la legalización de la ligadura de trompas y la vasectomía. Los obispos consideraron que estas intervenciones constituyen "una verdadera mutilación". En ese sentido, apuntaron a uno de los principales argumentos de los defensores de la ley, que sostienen el carácter reversible de estas prácticas, al advertir que causan "un daño irreparable, altamente irreversible, particularmente para la gente de bajos recursos".
En un comunicado, afirman que la ligadura de trompas y la vasectomía "privan a la persona de las funciones de un órgano sano. Por esto mismo —agregan— no son terapéuticas (no curan, sino que anulan el normal funcionamiento del cuerpo) y su legalización constituye una violación al derecho humano a la integridad corporal cayendo así en una insalvable inconstitucionalidad".
En cuanto a quienes dicen que esta iniciativa "busca responder a supuestas necesidades de los sectores más carenciados", señala que "cuando se analiza esa visión se advierte que constituye una forma de discriminación hacia los más pobres, dado que la esterilización no soluciona la pobreza, limitándose a impedir nuevos nacimientos. Los problemas económico y sociales —dicen— requieren soluciones económicas y sociales, no médicas".
"Lamentablemente —advierten—, repite las soluciones del liberalismo salvaje de la década pasada, ya utilizada en otros países de la región, como lo demuestra la dolorosa experiencia internacional, logrando que dentro del marco de planificadas estrategias sanitarias, los más pobres se vean forzados o condicionados en su libertad y limitados de por vida."
Sergio Rubin
Distintas técnicas para dos métodos conflictivos
La ligadura de trompas de Falopio o ligadura tubaria puede realizarse mediante tres técnicas. En la denominada "a cielo abierto por minilap" se utiliza el laparoscopio, un aparato con una lente que permite ver la cavidad abdominal en un monitor.
El doctor Sergio Provenzano, jefe de Ginecología del Hospital de Clínicas, precisó "se hace una incisión de un centímetro bajo el ombligo, y se van cortando los tejidos hasta llegar a la cavidad abdominal; por allí se introduce el tubo observador o trócar".
Por otra parte se realizan dos minúsculas incisiones laterales a la altura de la pelvis, por donde se ingresa el instrumental. La ligadura suele hacerse mediante electrofulguración, con un electrobisturí que quema la trompa; luego se separa una porción de la otra. Otra opción es inhabilitar la trompa colocando un clamp que funciona como broche; "pero podría llegar a soltarse", advierte Provenzano.
Esta técnica lleva más tiempo pero no entraña riesgos de dañar una víscera. Otra alternativa es mediante un neumoperitoneo, inyectando aire con una aguja y colocando el trócar a presión, sin hacer incisión plano por plano. También se puede hacer dos incisiones laterales, como en una operación de apéndice. O "aprovechar" una cesárea.
"La reconstrucción de la trompa es difícil —porque se endurece—, aunque no imposible. A cierta edad, es más fácil y barato hacer un proceso de fertilización asistida", señaló el ginecólogo.
La vasectomía es "un procedimiento muy simple, ambulatorio, de consultorio, que consiste en ligar el conducto deferente, que es la cañería que lleva los espermatozoides desde el testículo hacia la eyaculación —explicó el andrólogo Jorge Blaquier, director del Centro Médico Fertilab—. No altera para nada la potencia del hombre".
Se puede cortar el conducto sacando unos milímetros, o colocar clamps. Una tercera opción es inyectar una sustancia embolizante dentro de la luz del conducto, que produce una especie de coágulo que lo tapona.
"No es fácilmente reversible, porque hay que hacer microcirugía para unir los dos cabos del caño —previno Blaquier—. Otro de los problemas es que el 50% de los hombres con vasectomía desarrollan anticuerpos contra los espermatozoides, que suelen ser un impedimento para la fertilidad futura".
Sibila Camps
Existe derecho a la esterilización
La esterilización por medio de la sección de las trompas o los conductos deferentes no debe necesitar autorización judicial, aunque antes de recurrir a ella deben usarse métodos anticonceptivos más viables.
Roberto Nicholson.
Los diarios comienzan a reflotar el tema de la esterilización por medio de la sección de las trompas o de los conductos deferentes.
En Corrientes se refieren al rescate del archivo del "caso Cheto", un polígamo que con tres muje res alcanzó a tener 36 hijos y solicitó oportunamente esta intervención quirúrgica. Habrá pensado en el profeta Mahoma que permitió en el Corán tener hasta cinco esposas y evitar así la posibilidad de infidelidad conyugal. De todos modos, mucho menos que el rey Salomón que tuvo "setecientas mujeres con rango de princesa y trescientas concubinas". En realidad nuestro Cheto debió recibir, además de la sección de los deferentes, un curso especializado en educación de la responsabilidad personal y social de la reproducción.
El tema se plantea respecto de la Ley Nacional 17.132 que regula el ejercicio de la medicina, de 1967, que prohíbe la realización de operaciones que determinan la esterilización definitiva de la persona, varón o mujer.
En aquellos tiempos, el obstetra, a pedido de la paciente, realizaba una operación cesárea y simultáneamente masacraba las trompas para impedir una nueva procreación.
Con los cambios positivos de la medicina, la sección de las trompas en la mujer y los deferentes en el hombre, que determinaban una esterilidad definitiva, pueden ser reversibles, con el equipamiento y la destreza adecuados, habitualmente con microscopio operador, o aun con una laparoscopía en la mujer. En esos centros, que existen en casi todas las provincias y las grandes ciudades, puede recanalizarse con éxito entre un 70 u 80% de los casos.
En marzo de 2000, la doctora Alicia Oliveira, entonces defensora del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, convocó a un consenso de expertos, poco más de 20, entre los que tuve el privilegio de estar, con la presencia de médicos de distintas especialidades, abogados, jueces, antropólogos, sociólogos, biólogos, filósofos y algunos diputados de la Legislatura local. Entre las conclusiones tomadas por unanimidad, destacamos que estas intervenciones quirúrgicas no requieren presentarse a la autoridad judicial, sino que se basan en una intervención del o la paciente fundada en un derecho personalísimo de su decisión planteada dentro de un consentimiento informado, que se presenta al médico tratante y en el que se expresan las bases médicas o económico-sociales de su determinación.
Si el médico presenta dudas sobre la motivación, podrá plantearse ante el Comité de Etica del Centro Médico, o al existente dentro de la comunidad. Por cierto, si el facultativo plantea objeción de conciencia, será especialmente aceptada, lo cual no impide que en los centros de atención hospitalaria se realice esta terapéutica.
Se deberá tener en cuenta el artículo 19 de la Constitución Nacional, en cuanto al respeto por la autodeterminación de la persona; y también el artículo 75, inciso 22, en el que se refiere a la Convención de la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer. Además, el artículo 37 de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que reconoce los derechos reproductivos como derechos humanos básicos.
Frente al vacío legal que presenta la citada Ley 17.132 —que queda desactualizada por las nuevas situaciones tanto médicas como económico-sociales que la persona debe enfrentar en el mundo actual—, creo que deben atenderse en la legislación nacional los varios proyectos de ley que vienen siendo planteados, desde años atrás, entre otros, por la diputada por Río Negro, doctora Marta Milesi, como también contemplar la amplia experiencia que tiene en el tema el doctor Pedro Hooft, juez titular del Juzgado en lo Criminal de Mar del Plata y presidente de la Asociación Argentina de Bioética.
Creo que la primera provincia que presentó esta legislación fue Río Negro, en setiembre de 2000, por la legisladora María Inés García; en un acto previo, en el foro "Por el derecho a decidir", contamos con la compañía del actual presidente del bloque mayoritario del Senado de la Nación, doctor Miguel Angel Pichetto. Esta iniciativa ha sido imitada ya por varias provincias.
Será necesario aclarar que el método quirúrgico es de excepción, algo así como el último recurso, cuando se han desestimado los otros métodos anticonceptivos más viables, iguales en eficacia.
Una indicación formal podría ser su aplicación en las mujeres internadas por problemas psíquicos irreversibles, en instituciones que asisten a ambos sexos, ya que los embarazos allí ocasionan graves problemas.
Ahora hay nuevos proyectos. Otros diputados han tomado la posta. Ojalá tengan éxito.
TRIBUNA
El espíritu cristiano y la libertad individual
La libertad se manifiesta como un don que Dios le da a cada persona para que con los talentos recibidos aporte a este mundo su mejor respuesta.
Luego de trazar unas líneas generales acerca del espíritu del Opus Dei el papa Benedicto XVI, en ese momento el cardenal Ratzinger, decía: "Por todo esto he comprendido mejor la fisonomía del Opus Dei: la fuerte trabazón que existe entre una absoluta fidelidad a la gran tradición de la Iglesia, a su fe, con desarmante simplicidad, y la apertura incondicionada a todos los desafíos de este mundo, sea en el ámbito académico, en el del trabajo ordinario, en la economía, etc. Quien tiene esta vinculación con Dios, quien mantiene un coloquio ininterrumpido con El, puede atreverse a responder a nuevos desafíos, y no tiene miedo; porque quien está en las manos de Dios, cae siempre en las manos de Dios. Es así como desaparece el miedo y nace la valentía de responder a los retos del mundo de hoy".
Junto a esa búsqueda de la unión con Dios, en las tareas habituales de cada persona, el espíritu del Opus Dei está marcado por un profundo amor a la libertad individual. Libertad que se manifiesta como un don que Dios le da a cada persona para que desenvolviendo los talentos recibidos aporte a este mundo su mejor respuesta. Dios mueve a hacer uso de la libertad, sacando provecho de las cualidades que a cada uno se nos ha otorgado, pocas o muchas. Y San Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, estimula a desenvolver esos talentos en el lugar donde nos encontremos: en el trabajo (para hacerlo cada día mejor y que sirva de verdad a los demás), en la propia familia (para crear constantemente un ambiente de familia caritativa y alegre), en la sociedad en la que nos desempeñamos (para intentar mejorarla, hacerla más vivible, demostrando que sí es posible un mundo mejor, empezando por nuestro entorno).
Por esta razón, tantas mujeres y hombres que participan de los medios de formación que brinda el Opus Dei han asumido el desafío de dejar una vida quizás en apariencia más cómoda para emprender diversas instituciones humanas en favor de los demás. Así existen un sin fin de iniciativas educativas o asistenciales relacionadas con la Prelatura del Opus Dei, que gestionadas autónomamente por sus directivos, intentan brindar una ayuda en la edificación de la sociedad. Participan de esas instituciones las más variadas personas —incluso no cristianos— y se benefician de ellas mujeres y hombres de todas las condiciones sociales.
Sería muy difícil poder entender el espíritu cristiano —y en su seno al del Opus Dei— sin el deseo de ejercitarse en la libertad y la responsabilidad personal, y si al mismo tiempo no se busca con suma delicadeza el respeto a la libertad de los demás. Por eso San Josemaría Escrivá, a quien la Iglesia recuerda en estos días, afirma con su claridad aragonesa: "Mienten los que dicen que somos integristas. Mienten los que dicen que somos progresistas. Somos libres. Amor a la libertad. Sin embargo, como el mundo está ahogado por tiranías, quizás habrá gente que no nos entienda. Por eso, porque son tiranos, y no son capaces de comprender a las almas que caminan con la libertad de los hijos de Dios. Nosotros hemos de ser campeones de la libertad".