Ligia Piro: biografía
Nació en Buenos Aires. Se formó en el Conservatorio Nacional de Música L. Buchardo en canto, con los maestros Roberto Britos y África De Retes. En la escuela de teatro de Agustín Alezzo se formó como actriz. Trabajó en distintas obras de teatro, como “Vino de Ciruela” (dirección: Rubén Pires) y en musicales como “NINE” (dirección: David Leveaux), “GOTAN” y “el ROMANCE del ROMEO y la JULIETA” (dirigidas por Manuel G. Gil) entre otras.
Avocada al jazz y a la bossa nova desde el año 95’, realizó presentaciones en todo el circuito porteño y festivales de jazz. Su carrera solista la llevó a grabar su primer CD: “LP” en el año 2003, el que presentó en distintos teatros de Bs. As: teatro PTE. ALVEAR, teatro ND ATENEO, LA TRASTIENDA, teatro LA COMEDIA (Rosario), etc.
En el año 2005 gana el Premio KONEX a mejor intérprete solista de jazz y recientemente lanza su segundo CD: BABY!
Nominaciones:
1996- premio ACE. revelación por “Gotán”
2003- premio Estrella de Mar por mejor musical unipersonal
2003- premio ACE mejor actriz por “Vino de ciruela".
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Ligia Piro: con estirpe musical
La historia del jazz podría definirse como una huida permanente hacia delante; una suerte de vertiginosa escalada en donde las limitaciones técnicas siempre quedan atrás.
En cambio el canto, nacido del mismo origen que toda expresión rítmica, parece situado siempre en igual territorio, uno en el que sus artistas deben pagar el precio de buscar una manera expresiva personal, muchas veces dentro de formas familiares, y sabiendo lo imperdonable que es el carecer de estilo.
A pesar de que las reglas de interpretación fueron a menudo establecidas por hombres, por ejemplo, Louis Armstrong, al comienzo, y posteriormente, Dizzy Gillespie, el canto fue un asunto femenino. Fueron ellas quienes llevaron a la cima este arte que no ha dejado época sin que alguna femme se apodere de ese reinado. Algo así como una tribu de amazonas en medio de un mundo machista.
En Buenos Aires también sucede que este mundo del canto está ampliamente dominado por mujeres. Entre ellas Ligia Piro, quizá la artista que se podría definir como la que tiene toda una vida dentro de la voz.
Es que tiene una historia familiar donde la música viene desde los genes. Susana Rinaldi y Osvaldo Piro, sus padres, y una familia de artistas profesionales le dieron a Ligia la sólida convicción de que el escenario era su destino. Además, claro, de un talento natural que, trabajado desde los conservatorios, sigue una línea ascendente en sus trabajos.
En efecto, Ligia presentará su segundo disco, "Baby", acompañada por un grupo sólido como nunca. Manuel Ochoa en el piano, Jerónimo Carmona en contrabajo y Oscar Giunta en batería serán la sección rítmica, en tanto que el set de brasses estará conformado por Juan Cruz de Urquiza en trompeta, Juan Canosa en trombón y Víctor Scorupsky en saxos, además de los guitarristas Pablo Green y Federico Mizrahi como invitados.
Ligia Piro cuenta que acaba de llegar de Santa Cruz, donde es más conocida de lo que esperaba, y está dispuesta a repasar sus primeros años de vida artística. "El jazz me alejó, por suerte, de comparaciones familiares. Hago una música diferente y eso me permite tener un camino que siento más propio. Por el ambiente familiar, tan ligado a la música y al teatro, no necesité buscar apoyo, porque dentro de mi casa era muy natural el escenario", admitió Ligia, para quien tampoco fueron un inconveniente los estudios en el Conservatorio Nacional de Música ni en la escuela de teatro de Alejandro D Alessio.
"En mi casa, el estudio y las partituras siempre fueron parte de la escenografía doméstica", señaló la cantante cuyos dos discos son trabajos independientes.
Sus dos discos indican momentos diametralmente opuestos. Mientras que el primero, "LP", aparecido en 2003, la mostraba como una cantante de personalidad, en plena tarea de crecimiento, aunque pobremente acompañada; "Baby" marca un cambio tan notorio que parece haberse alejado siglos de aquella tibia cantante.
Su voz suena fresca, sensual, sin sentir el desafío de llevar adelante ni su apellido, ni el ser una de las mejores, si no la mejor, vocalista de jazz en la actualidad. Músicos como Fats Fernández, Manuel Ochoa, Jerónimo Carmona y Oscar Giunta participaron de esta grabación, uno de los trabajos más cuidados de los lanzados a la escena local.
Amplia mirada
"Bueno, «Baby» tuvo ocho meses de preproducción y recibí mucha ayuda de mi marido y músico David Libedinsky", explicó Ligia, que tomó clásicos como "The Man I Love" ("No pudo entrar -dijo- en el disco anterior, así que lo volví a grabar y aquí sí entró"), "Samba de Orly", de Vinicius y una versión de "About A Girl", de Kurt Cobain.
-En ambos discos hacés versiones de temas que están por fuera del jazz ¿Cuál es la razón para integrarlos?
-Cuando hago "Message in a Bottle" o "About A Girl" estoy hablando de mi generación. Diría que la música de Nirvana o The Police sólo la escucho de manera ocasional; pero hubo un tiempo en que me sentía completamente identificada con esas canciones. Cuando canto esos temas siento que estoy diciendo de qué generación provengo. Me gusta no perder de vista mis inicios y quiénes eran mis artistas preferidos.
Confiesa que su repertorio tiene que ver con la música que escucha. "Soy muy de orejear; canto los temas que se van prendiendo de mí; quizás ellos me eligen a mí", dijo la cantante mientras sonríe suavemente, un adjetivo que bien puede definir su modo.
Los recuerdos de su primera actuación, donde encontró muchas trabas, hoy son sólo un recuerdo que le sirve, incluso, para disfrutar su actual momento.
"Hay mucha química en el grupo con el que subiré al escenario, como también el trío que tengo con el guitarrista Ricardo Lew [con Guillermo Delgado en el contrabajo y Roberto Núñez en batería]. Son dos propuestas que me tienen muy conectada con mi canto, es decir, con mi vida", señaló Ligia, que lanzó su disco con una estética setentista.
La artista buscó en este disco quitarle solemnidad a la propuesta. "Mi primer trabajo tenía como color principal el azul, es decir, la melancolía y así estaba en aquellos años; hoy, el amarillo define mi trabajo, algo así como luz y empuje. Mi vida está en sintonía con ese color. Me siento bien", concluyó la cantante.
Por César Pradines
Para LA NACION
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Ligia Piro
Calidez de jazz
En su nuevo disco recorre standards, bossa nova y hasta un tema de Kurt Cobain. Es una de las mejores voces femeninas del jazz argentino y viene de una familia de artistas del tango. Esta noche presenta su segundo trabajo Baby!, en La Trastienda.
Es una de las voces más interesantes e intensas del jazz argentino y el año pasado recibió el Premio Konex a la Mejor Solista de Jazz. En su segundo disco Baby! interpreta versiones de standards y también una canción pop de Kurt Cobain. Hija de Susana Rinaldi y Osvaldo Piro dice que no elegiría el tango para cantar pero que se dedica a un género que su madre escucha desde que ella era chica. Hace poco se casó con el baterista de su banda David Libedinsky quien hoy se alejó de la agrupación para cumplir el rol de productor. Estudió canto y teatro y participó como actriz en obras como Gotán, Nini y El romance del Romeo y La Julieta, entre otras. Todas las crónicas sobre sus shows resaltan su carisma y coinciden en que Ligia Piro deslumbra e impacta cuando canta. Una chica que pisa fuerte en los escenarios del jazz porteño.
¿Qué diferencias hay entre tu primer disco y este?
Hay una diferencia de estilo. Porque el primero está hecho en trío y son baladas. En el segundo por momentos hay una banda de ocho músicos y los temas son un poco más, movidos. También hay formación pequeña, de pronto un instrumento y la voz, pero tiene más que ver con el jazz de los cincuenta.
¿Por qué elegiste un tema de Kurt Cobain?
Quería hacer un tema pop y Nirvana es un grupo que tiene que ver con mi generación y mi época de colegio secundario, también cuando estudiaba teatro y canto. Ese tema específicamente tiene una melodía que a mí me gusta porque es medio beatle. Se me ocurrió hacer una versión, y hacer algo distinto. No suena muy jazzístico pero es un gusto que me di.
En la dedicatoria de tu disco dice “A Luis Salinas por nuestra charla en el café La Opera”, ¿cómo fue esa conversación?
Le pedí un consejo antes de entrar a grabar. Incluso le dije si no quería ir a mis grabaciones y darme su opinión. Él justo se iba de gira, creo que a España y me dio muchos consejos ese día. Me ayudó mucho a ver de antemano la pre producción que yo estaba armando, era mi primera producción y yo me sentía un poco desprotegida, para mí iba a ser todo un desafío y Luis es un tipo que tiene experiencia en grabaciones. Yo lo admiro mucho y me sirvió sobre todo su consejo de amigo y de músico profesional. Cuando empecé a grabar, él casualmente entró a mezclar un disco y coincidimos en el mismo estudio entonces de pronto yo escuchaba cosas de él y le pedía que subiera a escuchar temas que yo acababa de mezclar, fue algo de mucho compañerismo.
¿Ya sabés cómo va a ser tu próximo disco?
Es medio una incertidumbre. Hace mucho que quiero hacer un disco sobre música brasileña que me gusta mucho y dentro de mis discos la pongo de a poquito, pero me gustaría alguna vez tirarme de lleno. Y sino seguramente, investigaré más dentro del jazz.
¿Cantarías tango alguna vez?
Me gusta pero no lo elijo para interpretarlo. Lo hice de manera divertida en los musicales, Gotán y El romance del Romeo y la Julieta que fueron dos musicales de Julio Tahier en los que participé en las dos últimas puestas, con Manuel González Gil como director. Me gustó muchísimo hacerlo porque se trataba de distintos personajes y eran pedazos de tangos que contaban la historia. No se si cantaría tangos en un recital, me parece medio extraño, como otros géneros musicales que tampoco elegiría, pero bueno nunca digas de esa agua nunca he de beber.
¿Qué opinan tu mamá y tu papá de que te dedicaste a cantar?
Mamá va a ir a verme a la Trastienda, ya pidió reservas. Le encanta lo que hago y me felicita. Ella es una gran amante del jazz así que supongo que está contenta porque alguien de su descendencia decidió hacer la música que ella escuchaba y es de su gusto. A mi papá se lo nota muy contento. Siempre hablamos de música y yo noto que hay como una retribución, el padre músico y la hija música.
¿Cómo fue trabajar con Fats Fernández?
Un absoluto placer, porque es un hombre de una gran profesionalidad y tiene un corazón increíble para la música. Fue llegar, tocar el tema y creo que quedó en la primera toma porque ponía tanto de sí mismo... A mí me emocionó mucho lo que hizo. Lo estuve persiguiendo un par de semanas porque él estaba con mucho trabajo pero gracias a Dios pudo hacerlo.
¿Cómo fue trabajar con tu esposo David Libedinsky que es el productor del disco junto con vos?
Fue todo un descubrimiento porque él también tenia dudas. Los dos estábamos como metidos en un proyecto que nos iba a conducir al éxito o al fracaso como productores. Creo que adquirimos la experiencia suficiente como para hacer algún otro, aunque nos quedan muchas cosas por aprender pero fue muy bueno trabajar juntos. Por supuesto que alguna pelea hubo. Él decidió dejar de tocar en la banda para dedicarse a la producción y a la representación entonces es más comunicativa la relación de trabajo y nos llevamos bastante bien.