En Buenos Aires y el conurbano

Detectan en perros la bacteria del síndrome urémico-hemolítico

Lo revela una investigación presentada en el Congreso Argentino de Infectología.

Una investigación de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (Funcei) descubrió perros de la ciudad de Buenos Aires y del conurbano que son portadores de la bacteria Escherichia coli O157:H7, principal causa del síndrome urémico-hemolítico (SUH), que afecta principalmente a menores de 5 años y causa daños graves en los vasos sanguíneos y en otros órganos, y hasta puede llevar a la muerte.

"Aislar la bacteria tanto en adultos portadores sanos como en perros que están colonizados sin estar enfermos es un importante hallazgo -destacó la doctora Viviana Gallego, médica infectóloga de Funcei y una de las autoras del estudio-. Con esta evidencia, es preciso tomar más precauciones para evitar la transmisión. Un niño puede contagiarse de su mamá, si es portadora sana, por prepararle la comida sin previo lavado de manos; de su perro, con quien juega y quizá duerme; en un arenero de plaza contaminado con materia fecal de perros colonizados... Ya no se trata sólo de cocinar bien la carne, o de lavar y desinfectar las frutas y verduras. Las autoridades sanitarias deberían ampliar las recomendaciones de prevención."

La Argentina tiene la mayor incidencia de SUH en el mundo, siete veces superior a las de los países que la siguen en frecuencia, con unos 400 casos nuevos al año. La Escherichia coli O157:H7 es el prototipo de más de 150 variedades de esta bacteria productora de toxina shiga (STEC, según su sigla en inglés) que fueron detectadas en adultos asintomáticos, y en perros y gatos estudiados en este trabajo.

"Con trabajos como éste, estamos detectando otras fuentes de transmisión además del ganado bovino (el reservorio más conocido) o los alimentos contaminados, su principal vehículo -señaló Gallego-. Mientras no sepamos dónde está, no podremos identificar y prevenir los contactos de riesgo."

La investigación, realizada por el Grupo de Estudio e Investigación en Higiene Alimentaria (Geiha) de Funcei, se presentó durante el VI Congreso Argentino de la Sociedad Argentina de Infectología efectuado recientemente en Mar del Plata.

"Se encontraron bacterias STEC tanto en adultos totalmente asintomáticos como en perros y en algunos gatos -explicó el Dr. Horacio Repetto, jefe de Pediatría del Hospital Posadas y también autor del estudio-. Ya sabíamos que estas bacterias que habitan el intestino de los seres humanos pueden infectar a los niños, pero la pregunta era si esto también ocurre con las halladas en perros."

Para el especialista, que posee una vasta experiencia en el tratamiento de síndrome urémico-hemolítico, es vital prevenir esta enfermedad: "En la década del 60, la mortalidad era del 15%, y en la actualidad se llegó a menos del 5% en el período agudo -dijo-. Esto fue gracias a los avances en el tratamiento: la Argentina es el país con más experiencia en tratar estos pacientes, porque es el que más casos tiene. Pero hay que tener en claro que una vez que el SUH se desencadena, no hay ninguna medicación que lo haga desaparecer".

En Buenos Aires, 400.000 perros producen 68 toneladas de excrementos diarias. Extrapolando, esto representa 2,7 toneladas diarias de materia fecal contaminada en las veredas, calles y plazas de la ciudad.

El hallazgo

El trabajo "Detección de Escherichia coli productora de toxina shiga (STEC) en adultos asintomáticos que conviven con mascotas" estudió a 150 adultos asintomáticos y sus mascotas, 126 perros y 24 gatos, entre julio de 2005 y febrero de 2006. Se tomaron muestras de materia fecal y se analizaron las bacterias E. coli aisladas. La prevalencia de STEC en humanos fue del 4,7%, en perros, del 4%, y en gatos, del 4,2%. "En dos perros se aisló Escherichia coli O157:H7, que es la misma que causó diarreas o SUH en humanos, con todos los factores de patogenicidad, es decir, capaces de enfermar", informó Gallego.

Hasta ahora se habían detectado estas bacterias en animales domésticos, pero no patogenicidad compartida con los humanos. "Se consideraba casi específico de la especie, capaz de enfermar a perros, pero no a humanos. En la Argentina encontramos bacterias en perros que enfermaron a humanos y que se hallaron en brotes por alimentos contaminados", agregó Gallego.

El síndrome urémico-hemolítico es causado principalmente por la infección con una STEC, y se caracteriza por una obstrucción de los pequeños vasos del organismo, que se lesionan ante la falta de irrigación sanguínea. Esto puede comprometer órganos de manera definitiva. Los más afectados son el riñón, el intestino y el cerebro, y las consecuencias de este daño pueden llegar a producir la muerte.

Los síntomas son diarrea sanguinolenta intensa, fiebre, vómitos, debilidad, imposibilidad de orinar y otros. "Entre 2 y 4 niños de cada 100 fallecen en el período agudo, y del 96 al 98% que se recupera, la tercera parte puede quedar con algún tipo de secuela (neurológica, intestinal, cardíaca o diabetes)", explicó el doctor Repetto.

La Escherichia coli productora de toxina shiga (STEC) es una bacteria que vive en el intestino de diversos animales sin producir enfermedad; es decir, que los "coloniza". En nuestro país, se ha identificado al ganado vacuno como uno de los principales reservorios. No obstante, hace algunos años se pudo demostrar que también era posible el contagio entre humanos, por lo general de un adulto portador sano a un niño que desarrolla el SUH.

La E. coli sobrevive a temperaturas de refrigeración y congelación, no así a temperaturas adecuadas de cocción. Puede encontrarse en el agua, suelo y en todo lugar que contenga materia orgánica (alimentos contaminados con materia fecal). Se aisló STEC en vacas, pollos, cerdos, gansos, ciervos y otros animales. Sin embargo, frecuentemente se subestima la importancia de otras vías: se han reportado brotes por lácteos crudos, frutas y verduras mal lavadas o sin pasteurizar, otros alimentos (incluso preparados y listos para el consumo), persona a persona o aguas contaminadas, entre otras.

La contaminación fecal del agua y otros alimentos y la contaminación cruzada durante la preparación de los alimentos son rutas importantes en la transmisión de la infección.