Es uno de los problemas más frecuentes entre las mujeres. Un dolor agudo, sordo o intenso en el adbomen: un cólico que aparece unos días antes de la menstruación y se prolongará durante dos o tres jornadas. Aunque es normal que se produzca cierto dolor con el periodo, en un tercio de las mujeres estas molestias son tan severas que impiden desarrollar una vida normal durante esos días. Es lo que se conoce como dismenorrea.
Pese a la prevalencia del problema (aún mayor entre las más jóvenes), todavía existen ciertos mitos sobre su tratamiento y muchos remedios clásicos aún no han confirmado su eficacia.
FISIOLOGÍA
¿A qué se debe el dolor?
Por lo general, el dolor no está relacionado con ningún problema ginecológico. Las molestias se deben a que durante el periodo aumenta la producción de prostaglandinas. Estas sustancias hacen que se contraiga el útero para expulsar el contenido menstrual -la capa del útero (endometrio) que se prepababa para 'alojar' al óvulo en caso de que fuese fecundado- hacia el exterior.
Cuando las molestias surgen con la menarquia (primera regla) o en los años siguientes a su aparición, suele deberse a este motivo (dismenorrea primaria).
Sin embargo, en ciertos casos (dismenorrea secundaria) el dolor está ocasionado por alguna enfermedad o anomalía dentro o fuera de la matriz, como por ejemplo miomas uterinos (tumores benignos) o endometriosis (el tejido endometrial 'crece' fuera del útero).
Estas molestias suelen aparecer a una edad más tardía y es recomendable acudir al médico para que realice un examen pélvico u otras pruebas diagnósticas. Es preciso tratar la causa subyacente para aliviar el dolor.
FÁRMACOS
¿Antiinflamatorios o paracetamol?
Las mujeres con dismenorrea suelen automedicarse con fármacos sin receta y son pocas las que consultan a un médico acerca de la dismenorrea, según han desvelado varios estudios realizados entre adolescentes (las principales afectadas por el trastorno).
Javier Haya, ginecólogo del Hospital Santa Cristina (Madrid), lo confirma: aunque la dismenorrea es una de las causas comunes de consulta ginecológica, las mujeres suelen acudir al especialista cuando han fracasado sus propios remedios. La mayoría ha probado con paracetamol (Saldeva, Gelocatil...) o, a lo sumo, con ibuprofeno (Espidifen, Algiasdin...).
Paradójicamente, son los fármacos de la familia de este último, los antiinflamatorios no esteroideos o AINE (ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, aspirina...), los que han demostrado una mayor eficacia con el problema. "Son la terapia inicial mejor establecida para la dismenorrea. Tienen un efecto analgésico directo a través de la inhibición de la síntesis de prostaglandinas", resume una revisión sobre el tema publicada recientemente en la revista 'American Family Physician'.
"El paracetamol es un analgésico de acción central (inhibe el dolor a nivel cerebral), mientras que con los AINE se actúa de una manera mucho más directa sobre la causa", matiza Haya. Sin embargo, "no se prueban porque existe el mito de que aumentan el sangrado menstrual. Lo que pueden hacer es facilitar la salida del flujo, pero no aumentar el sangrado", apostilla.
Cuando el caso no ha respondido a estos tratamientos, el especialista puede prescribir anticonceptivos orales. "Es la [estrategia] más eficaz, porque si no hay ovulación no se producen prostaglandinas. Es una alternativa terapéutica pero la usamos cuando el cuadro es tan severo que no responde a las medidas habituales", comenta Haya.
En ese caso, la afectada tendrá que tomar la píldora de modo indefinido hasta que desee quedarse embarazada, porque "el cuadro está controlado, pero no curado", matiza.
OTRAS ALTERNATIVAS
Remedios naturales y estilo de vida
Los estimulantes (ya sea un estado de estrés o el consumo de sustancias como la cafeína) son negativos para el dolor menstrual porque las hormonas del estrés (las catecolaminas) "aumentan la rigidez del músculo, con lo que contribuyen a acentuar los cólicos uterinos", matiza Haya.
También se han barajado medidas como dejar de fumar, el ejercicio o una dieta vegetariana y baja en grasas, aunque "pocos estudios han examinado los efectos de las intervenciones en el estilo de vida para el tratamiento de la dismenorrea", reconoce la mencionada revisión.
Lo mismo sucede con muchos remedios naturales o alternativos, como los suplementos de vitamina B1 (tiamina), vitamina E u omega-3; la acupuntura o acupresión (estimulación digital en los puntos de acupuntura)... Se trata de tratamientros sobre los que, por el momento, no existen suficientes evidencias y tan sólo parecen "posiblemente eficaces", aunque los autores las consideran "estrategias relativamente simples y baratas que pueden usarse solas o combinadas".
Otros remedios 'tradicionales' -como la manzanilla, la valeriana, aplicar calor o, incluso, el alcohol- parecen tener cierta base teórica (son relajantes musculares, con lo que se aliviaría la contracción uterina), pero, aunque "ayudan, no son lo más adecuado. Con un cuadro real de dismenorrea eso poco va a aliviar", advierte Haya, que es también presidente de la Sociedad Española de Ginecología Fitoterápica.
Este especialista recuerda que "el mejor tratamiento es tener un embarazo y parto vaginal". En las mujeres nulíparas, el cuello del útero está muy cerrado. Tras un parto vaginal, "la evacuación del contenido menstrual es más sencilla, porque no es preciso que haya tantas contracciones", agrega. Muchas mujeres dejan de padecer dismenorrea tras tener su primer hijo.
ALIMENTACIÓN
Fibra contra el dolor menstrual
Un estudio japonés revela que las mujeres que consumen grandes cantidades de fibra padecen menos dolores menstruales. Por el contrario, la soja y las grasas no tienen ningún efecto sobre estas molestias.
Este nutriente (presente en los cereales, las frutas con piel o las verduras) disminuye el nivel de estrógenos. Según explican los investigadores nipones, la dismenorrea sólo se produce durante los ciclos ovulatorios, de modo que parece que tanto esta hormona femenina como la progesterona tienen bastante que ver en estas molestias (dismenorrea).
Por eso, estos expertos, procedentes de la Universidad de Gifu (Japón), se decidieron a evaluar cómo influían en los dolores menstruales varios nutrientes relacionados con los estrógenos: la fibra, la soja (que también disminuye los niveles sanguíneos de la hormona femenina) y las grasas (que, por el contrario, los aumentan).
El estudio
Para ello, 276 mujeres de entre 19 y 24 años rellenaron un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios, sus menstruaciones y otros posibles factores de riesgo para la dismenorrea (tabaquismo, edad de la primera regla…).
"Pese a los niveles relativamente bajos de fibra de nuestras participantes, hemos detectado una asociación inversa entre la cantidad de fibra consumida y los dolores menstruales", reza este estudio, avanzado en la edición 'on line' del 'European Journal of Clinical Nutrition'.
Las mujeres con los niveles más bajos de dismenorrea (muy poco o ningún dolor) consumían una media de 14 gr diarios de fibra, mientras que las que padecían las mayores molestias consumían unos 11,5.
Sin embargo, ni las grasas ni la soja tuvieron efecto sobre la dismenorrea. "Esperábamos que el consumo de soja estuviese inversamente relacionado con el dolor menstrual debido a sus efectos sobre los estrógenos", lamentan los investigadores nipones.
Estos autores advierten también de que debido al tipo de trabajo que han realizado, "sólo podemos deducir asociaciones", y no relaciones causales. Es decir, que las causas de las bondades de la fibra podrían ser tanto su efecto sobre los estrógenos, como la actitud mental de la usuaria o la elección de la alimentación. Incluso sería "posible que un menor consumo de fibra sea una consecuencia del dolor menstrual", dicen los autores.
Lo que sí tienen claro estos expertos es que "debería prestarse más atención al papel de la dieta, incluida la soja, la grasa y la fibra, en el origen de los casos de dismenorrea sobre los que se puede realizar una intervención [preventiva] de salud pública", concluyen.